‘Si pudiera volver atrás’, una emotiva novela de Marc Levy

Fundirse con la multitud, interpretar ese extraño drama sin que nadie se dé cuenta de nada ni recuerde nada.

Un chándal para pasar inadvertido. En River Park, a las siete de la mañana, todo el mundo corre. En una ciudad en la que a nadie le sobra el tiempo y todos sufren de los nervios, la gente corre; corre para estar en forma, borrar los excesos del día anterior y mantener a raya el estrés del nuevo día.

***

Un banco: con un pie sobre el asiento, atarse la zapatilla mientras se espera a que el objetivo se acerque. La capucha bien bajada sobre la frente reduce el campo visual, pero permite ocultar el rostro. Aprovechar para recuperar el aliento, evitar que la mano tiemble. Qué importa el sudor; no llama la atención, no revela nada: aquí todo el mundo suda.

Cuando aparezca, hay que dejarlo pasar y esperar unos instantes antes de reanudar la carrera a zancadas cortas. Permanecer a una distancia prudente hasta el momento propicio. 

La escena se repitió siete veces. Cada mañana de la semana, a la misma hora. La tentación de actuar fue más apremiante cada vez. Pero el éxito depende de una buena preparación. No hay margen de error.

Ahí está, baja por Charles Street, fiel a su rutina. Espera a que el semáforo se ponga en rojo para cruzar los cuatro primeros carriles de West Side Highway. Los coches pasan a toda velocidad hacia el norte de la ciudad, la gente se dirige a su lugar de trabajo. 

Ha llegado al cruce. El muñequito luminoso del semáforo ya está intermitente. Los coches avanzan muy juntos hacia TriBeCa y el distrito financiero, pero cruza de todos modos. Como siempre, responde a los bocinazos alzando el puño con el dedo en el corazón enhiesto; gira a la izquierda y sigue por el carril peatonal que bordea el río Hudson,

Recorrerá sus veinte manzanas habituales, entre otros que, como él, corren también; disfrutará adelantando a aquellos que no están tan en forma como él, y maldecirá a los que lo dejan atrás. No tienen ningún mérito, les saca diez o veinte años. Cuando tenia dieciocho, no se podía pisar esa zona de la ciudad, pero él formó parte de los primeros que fueron a correr por allí. Los muelles que antaño se erguían sobre pilotes y de los que apenas queda nada apestaban a pescado y a herrumbre. Flotaba un olor a sangre. Cómo ha cambiado su ciudad en veinte años, ha rejuvenecido, se ha vuelto más bonita; a él los años han empezado a marcarle el rostro.

Al otro lado del río, las luces de Hoboken se van apagando conforme nace el día, seguidas pronto de las de Jersey City.

No perderlo de vista; cuando llegue al cruce de Greenwich Street, abandonará el carril peatonal. Habrá que actuar antes. Esa mañana no llegará al Starbucks donde suele tomarse un mocaccino.

Cuando pase por el muelle 4, la sombra que lo sigue sin que él se dé cuenta lo habrá alcanzado.

Extracto de Si pudiera volver atrás, de Marc Levy.

si pudiera volver atras portada

Si pudiera volver atrás, de Marc Levy, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

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