Tres presentaciones de Almudena Grandes en México

La escritora española Almudena Grandes viene a México para presentar su trilogía de Episodios de una guerra interminable.

A continuación te compartimos los detalles de las tres presentaciones que ofrecerá en la Ciudad de México:

1. El martes 28 de octubre, a las 19:00 horas, Almudena Grandes participará en la conversación Una habitación propia, con Cristina Pacheco. La cita es en el Museo Nacional de Bellas Artes.

2. El miércoles 29 de octubre, a las 13:00 horas, Almudena Grandes presentará su novela Las tres bodas de Manolita en el Claustro de Sor Juana. La moderadora de la charla será Sandra Lorenzano.

unnamed

3. El mismo miércoles 29 de octubre, a las 18:00 horas, Almudena Grandes ofrecerá una charla y presentará su trilogía en la Librería Gandhi de Lomas (Av. de las Palmas 840). Presenta Ana Victoria Taché, editora de Cosmopolitan México. La entrada es libre.

almudena_mediacarta Los títulos que se presentan son los siguientes:

Las tres bodas de Manolita

L3BDMManolita es un chica tranquila,  de apenas 18 años, cuyo padre y madrastra son encarcelados durante la post guerra en España. Esta situación, sumada al hecho de que su hermano mayor está escondido en un tablao flamenco, obliga a Manolita a hacerse cargo de sus cuatro hermanos menores. Sin embargo, la cosas se pondrás aún más difíciles para esta peculiar madrileña, pues recibirá una misión de suma importancia y no menos peligrosidad: deberá celebrar una boda ficticia con un misterioso preso, quien le enseñará las claves para manejar unas multicopistas que pondrán en circulación la propaganda clandestina de la Resistencia.

Inés y Alegría

ines-y-la-alegriaToulouse, verano de 1939. Carmen de Pedro, responsable en Francia de los diezmados comunistas españoles, se cruza con Jesús Monzón, un cargo menor del partido que, sin ella intuirlo, alberga un ambicioso plan. Unos años después, en 1944, Monzón, convertido en su pareja, ha organizado el grupo más disciplinado de la Resistencia contra la ocupación alemana, prepara la plataforma de la Unión Nacional Española y cuenta con un ejército de hombres dispuestos a invadir España. Entre ellos está Galán, que ha combatido en la Agrupación de Guerrilleros Españoles y que cree, como muchos otros en el otoño de 1944, que tras el desembarco aliado y la retirada de los alemanes, es posible establecer un gobierno republicano en Viella. No muy lejos de allí, Inés vive recluida y vigilada en casa de su hermano, delegado provincial de Falange en Lérida. Ha sufrido todas las calamidades desde que, sola en Madrid, apoyó la causa republicana durante la guerra, pero ahora, cuando oye a escondidas el anuncio de la operación Reconquista de España en Radio Pirenaica, Inés se arma de valor, y de secreta alegría, para dejar atrás los peores años de su vida.

El lector de Julio Verne

PORTADA-EL-LECTOR-DE-JULIO-VERNE1Nino, hijo de guardia civil, tiene nueve años, vive en la casa cuartel de un pueblo de la Sierra Sur de Jaén, y nunca podrá olvidar el verano de 1947. Pepe el Portugués, el forastero misterioso, fascinante, que acaba de instalarse en un molino apartado, se convierte en su amigo y su modelo, el hombre en el que le gustaría c onvertirse alguna vez. Mientras pasan juntos las tardes a la orilla del río, Nino se jurará a sí mismo que nunca será guardia civil como su padre, y comenzará a recibir clases de mecanografía en el cortijo de las Rubias, donde una familia de mujeres solas, viudas y huérfanas, resiste en la frontera entre el monte y el llano. Mientras descubre un mundo nuevo gracias a las novelas de aventuras que le convertirán en otra persona, Nino comprende una verdad que nadie había querido contarle. En la Sierra Sur se está librando una guerra, pero los enemigos de su padre no son los suyos. Tras ese verano, empezará a mirar con otros ojos a los guerrilleros liderados por Cencerro, y a entender por qué su padre quiere que aprenda mecanografía.

Los errores de las mujeres en el amor y cómo evitarlos

En la tradición romántica femenina, el príncipe azul, o lo que es lo mismo, el hombre atractivo, bueno, sin mancha ni pecado, aparece como el sueño de toda dama.

Este ideal sobrevive aún hoy en el imaginario femenino, aunque desde luego de forma mucho más reducida que en tiempos pasados.

El guión sentimental de la que busca al príncipe azul corresponde a la imagen de una mujer que tiene una elevada estima de sí misma, ya sea por su belleza, por su inteligencia o por sus habilidades sociales, y precisamente en virtud de ello se cree en disposición de poder apuntar alto.

Su tragedia es que, si ya en el pasado había muy pocos «príncipes azules», hoy día este tipo de hombres es, si cabe, una rareza aún mayor.

Ya he mencionado que la evolución sociocultural de las últimas décadas ha transformado al hombre fuerte tradicional en un mustio e indolente, y en el caso que nos ocupa, conviene recordar que para aspirar al título de príncipe azul este hombre debería ser capaz de hacer sentir a la compañera constantemente fascinada y protegida.

Eso requiere por su parte virtud y encanto, grandes dotes y sentido de la responsabilidad, no solo personal sino también familiar y social, características en verdad raras en los jovencitos que han crecido en el seno de sociedades y familias irresponsables como lo son las modernas, donde para él existen muchos derechos, pocos deberes y numerosas oportunidades frente a poquísimas obligaciones.

Por tanto, como muestra claramente este cuadro, la búsqueda del príncipe azul es en todo similar a la de la piedra filosofal: una empresa improbable, tanto que, después de un tiempo, la mayoría de las «buscadoras» se acomoda y renuncia, imponiéndose la máxima de contentarse con el «menos malo» disponible. Esta elección obligada se convierte en una especie de condena, autoinflingida, a una vida sin lances amorosos con tal de evitar la soledad.

No hacen falta intuiciones proféticas para prever que la primera capa azul que nuestra desilusionada buscadora vea pasar por su lado, no importa si el príncipe tiene ya princesa propia o es soltero, desencadenará una pasión inevitable e irrefrenable.

El deseo de acapararlo se vuelve tan incontenible como un «tsunami» y arrolla cualquier otra realidad.

La buscadora, llevada por esta tempestad emocional, se transforma por lo general en depredadora de príncipes, es decir, en aquella que lo hace todo para seducirlos.

Por desgracia, la mayoría de las veces no lo consigue y se siente aún más víctima de su frustración, o lo hace pero pronto se da cuenta de que el azul y el príncipe estaban sólo en su imaginación, distorsionada por su necesidad insatisfecha.

¿Te gustaría saber cómo evitar estas situaciones?

Entonces lee Los errores de las mujeres en el amor, de Giorgio Nardone.

los errores de las mujeres en el amor portada

Los errores de las mujeres en el amor, de Giorgio Nardone, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Paidós.

‘Nuestra invención final’, un libro sobre la Inteligencia Artificial y el fin de la era humana

«Los sistemas conscientes de sí mismos que se mejoran a sí mismos pueden usar todos los recursos de la humanidad». Aquí estamos, entonces, de vuelta en donde lasa IAs (Inteligencias Artificiales) están tratando a sus inventores humanos como si fueran los hijastros pelirrojos de la galaxia. Al principio su frialdad parece un poco difícil de aceptar, pero luego usted recuerda que valorar a la humanidad es nuestra característica, no la de una máquina. Se da cuenta de que otra vez está antropomorfizando. La IA hace lo que se le dice y, en ausencia de instrucciones compensatorias, seguirá sus propios impulsos, como desear no ser apagada.

¿Cuáles son los otros impulsos? Y ¿por qué sigue algún impulso, en primer lugar?

De acuerdo con Steve Omohundro, algunos impulsos, como la autopreservación y la adquisición de recursos, son inherentes en todos los sistemas impulsados por metas. Como lo hemos discutido, los sistemas estrechos de IA en la actualidad realizan tareas orientadas hacia una meta, como encontrar términos de búsqueda en Internet, optimizar el desempeño de juegos, localizar restaurantes aledaños, recomendar libros que a usted le gustarían, y más. Las IAs estrechas hacen su mejor esfuerzo y hasta ahí. Pero los sistemas conscientes de sí mismos que se mejoran a sí mismos tendrán una relación distinta y más intensa con las metas que persiguen, ya sea que estas metas sean estrechas, como ganar en el ajedrez, o amplias, como responder con precisión cualquier pregunta que se les realice. 

Omohundro sostiene que cuando cualquiera de estos sistemas se vuelva lo suficientemente poderoso, se volverá racional: tendrá la habilidad de modelar el mundo, percibir resultados probables de diferentes acciones y determinar cuál acción cumplirá sus metas de la mejor manera. Si son lo suficientemente inteligentes, se volverán capaces de mejorarse a sí mismas, incluso si no fueron diseñadas especialmente para hacerlo.

¿Cuáles serán las consecuencias de esto?

Nuestra invención final portada

Si quieres saber la respuesta, no dejes de leer Nuestra invención final, un libro de James Barrat sobre la inteligencia artificial  y el fin de la era humana.

‘Un oso llamado Paddington’, la maravillosa historia que ha cautivado a jóvenes de todo el mundo

Los señores Brown se encontraron con Paddington en el andén de una estación de ferrocarril. Por eso le pusieron ese nombre tan raro para un oso, ya que Paddington es el nombre de la estación.

Los Brown habían ido allí para recibir a su hija Judy, que volvía de la escuela para pasar sus vacaciones. Era un caluroso día de verano, y la estación estaba llena de gente que iba a la playa. Los trenes silbaban, los taxis hacían sonar sus bocinas, los maleteros corrían de acá para allá gritándose unos a otros, y en conjunto había tanto ruido que el señor Brown, que fue quien los vio primero, tuvo que decírselo a su esposa varias veces antes de que ella lo entendiera.

-¿Un oso? ¿En la estación de Paddington? -La señora Brown miró a su esposo, asombrada-. No digas tonterías, Henry. No puede ser.

El señor Brown se ajustó las gafas.

-Pues hay uno -insistió-. Lo veo claramente. Detrás de todas aquellas sacas de correo. Y lleva puesto un sombrero muy gracioso. 

Sin esperar respuesta, tomó a su esposa del brazo y la arrastró a través de la muchedumbre. Rodearon una carretilla cargada de chocolate y tazas de té, pasaron de largo ante un puesto de libros y cruzaron a través de una abertura entre un montón de maletas hacia la oficina de objetos perdidos.

-¡Ahí lo tienes! -exclamó con tono triunfal, señalando hacia un rincón oscuro-. Ya te lo dije.

La señora Brown siguió la dirección de su brazo y distinguió confusamente un objeto pequeño y peludo entre las sombras. Parecía estar sentado sobre una maleta, y colgada del cuello tenía una etiqueta con algo escrito en ella. La maleta era vieja y estaba estropeada, y, en un lado, con letras grandes, tenía escritas las palabras INDIGENTE DE VIAJE.

Extracto de Un oso llamado Paddington, de Michael Bond.

Un oso llamado Paddington portada

Un oso llamado Paddington, de Michael Bond, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Noguer/Destino.

‘El sangrador’, una novela dental de Patricio Jara

Apolonio Mancuso abandonó su pueblo cuando llegaron los primeros dentistas profesionales. Sin que nadie lo advirtiera, sin que ningún rumor circulara entre las ferias, la plaza o las decenas de cantinas instaladas en sus principales calles, pero con la misma fuerza y velocidad con que de noche se volcaban las carretas de los contrabandistas de aguardiente internados en las quebradas periféricas, de pronto todos los viejos flebótomos que por años se encargaron de la dentadura de los habitantes de Elvira y sus alrededores, todos los viejos y rudos flebótomos que aceptaban cualquier encargo por complicado que fuera, se quedaron irremediablemente sin trabajo.

La delegación llegó al pueblo una calurosa tarde de octubre de 1871. Venía acompañada por una patrulla del ejército boliviano que salió con ellos desde La Paz para resguardar de los asaltantes a los cuatro carruajes en que traían dos sillones dentales perfectamente embalados, cinco cajones con botellas de anestésicos y desinfectantes selladas en Inglaterra, además de un baúl con una extensa colección de manuales, recetarios y numerosos instrumentos quirúrgicos importados.

Apenas la caravana de detuvo frente al policlínico municipal, las autoridades salieron a darle la bienvenida a los dentistas. Se trataba de dos veintiañeros, formados por reconocidos médicos españoles avecindados en Lima. Muy instruidos, sin duda; destacados alumnos de prestigiosas academias, pero demasiado jóvenes para el gusto de Mancuso, el primero en verlos de cerca, pues sólo sumando sus edades lograban sobrepasar los años de experiencia que él tenía dentro de las bocas del pueblo.

Extracto de El Sangrador, una novela de Patricio Jara.

el sangrador portada

El Sangrador, de Patricio Jara, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

En el buró de Carolina del Olmo

carolina-del-olmo (1)

¿Cuál ha sido el mejor libro que ha leído este año?

¿No pueden ser tres? ¡Es que ha sido un año muy bueno!

Owen Jones, Chavs. La demonización de la clase obrera en Inglaterra, un interesantísimo y ameno análisis de cómo el auge del neoliberalismo ha supuesto un ataque sin precedentes a la clase obrera, sus instituciones, su cultura y su orgullo.

Rose George, La mayor necesidad: un paseo por las cloacas del mundo. El libro tiene ya cinco o seis años, pero yo lo he descubierto ahora. Es un recorrido apasionante por un mundo en principio tan poco atractivo como el del saneamiento. Es fascinante lo que se puede aprender del mundo en el que vivimos repasando un tema más o menos marginal.

César Rendueles, Sociofobia, un texto imprescindible para comprender el momento político y social en el que nos encontramos y una herramienta valiosísima para pensar nuestro futuro con lucidez, sin miedo y con cierta esperanza.

Si tuviera que escoger a una o un novelista favorito, ¿cuál sería?

Si me lo hubierais preguntado hace 20 años habría dicho que Heinrich Böll. Sobre todo su novela Historias de un payaso, me apasionaba. Ahora mismo, en cambio, me veo incapaz de dar un solo nombre, ni siquiera un género: desde James Ellroy hasta Dostoyevski, pasando por Mercé Rodoreda, Ursula K. Le Guin, T. C. Boyle o Chimananda Ngozi Adiche… Me temo que tengo un panteón ecléctico y bastante caprichoso en el que es imposible imponer jerarquías.

¿Qué tipo de historias son las que le atrapan?

Iba a decir que me gustan las historias más o menos aterrizadas, no en exceso fantasiosas, pero entonces he recordado que soy bastante fan de cierta ciencia ficción. Me temo que, una vez más, no tengo respuesta: creo que me puede atrapar cualquier tipo de historia que esté bien contada. Y siento un gran aprecio por el humor en la narrativa.

¿En qué manera influyen en su vida los libros que lee?

Me gustaría poder decir que muchos de los libros que leo me hacen reflexionar sobre nuestro presente y las posibilidades de un cambio político profundo. Pero en estos momentos me temo que la influencia más clara de los libros es que me roban espacio en casa y hasta tiempo de estar con mis hijos…

¿Qué libro nos sorprendería encontrar junto a su cama?

Creo que con lo de la ciencia ficción y James Ellroy ya lo he confesado prácticamente todo… Lo que me sorprendería a mí sería encontrar algún clásico de la filosofía moderna como Kant o Hegel: dudo muchísimo que vaya a apetecerme nunca más acercarme a esos textos.

¿Cuál ha sido el libro que más le ha marcado?

Buf, eso debería decírmelo alguien a mí: me temo que no me conozco tan bien. Pero si pienso en libros que se me hayan grabado fuerte en la memoria, me acuerdo siempre mucho de Cuando Hitler robó el conejo rosa, de Judith Kerr y de El aula voladora, de Erich Kästner. Esos de cuando era niña. Y de mi vida adulta, no sé, son tantos los que me han hecho cambiar de idea (una y otra vez) que no sé ni por donde empezar.

Su lugar favorito para leer es…

Antes, cuando había silencio, era el sofá de mi casa. Hoy casi diría que un vagón de metro (cuando me toca ir sentada).

¿Cuál es el primer libro que recuerda haber leído?

Recuerdo con mucho cariño algún cuento ilustrado, como Los tres bandidos. Pero si pienso en libros-libros, mis primeros recuerdos son de los libros de Celia, de Elena Fortún, o la estupenda serie de aventuras de Óscar, de Carmen Kurz. O también el Bandido Saltodemata, de Ottfried Preussler.

¿Había libros en su casa cuando era niño?

Muchos. Y muy variados. Tuve esa inmensa suerte.

¿Tiene un héroe o personaje favorito de literatura infantil?

Por supuesto que sí: Pippi Calzaslargas, la niña revolucionaria y simpatiquísima creada por Astrid Lindgren. Me apasiona tanto en libro como en la serie de televisión.

¿Cuál ha sido el mejor libro que le han regalado?

Pues la verdad es que no me regalan muchos libros. Supongo que piensan que tengo ya demasiados… Pero uno que recuerdo especialmente fue Historias de almanaque, de Bertolt Brecht. Me lo regalaron mis padres cuando cumplí diecisiete o dieciocho años y, ahora que lo pienso, bien lo podía haber mencionado en la pregunta sobre los libros que me han marcado.

¿Qué libros están en su buró en este momento?

La editorial Clave Intelectual acaba de enviarme Madres en red. Del lavadero a la blogosfera, una reflexión sobre el papel de Internet y las redes sociales en la maternidad y la crianza que tiene muy buena pinta. Y tengo también a la espera Viviendo mi vida, de Emma Goldman, que acaba de sacar la editorial Capitán Swing.

¿Qué libros adornan la mesa de su sala?

Últimamente La oruguita glotona, Donde viven los monstruos o Los tres bandidos. Los libros de mayores procuro no arriesgarme a dejarlos sobre la mesa…

¿Cuál fue el último libro que le hizo llorar?

No creo que haya sido el último, porque lo leí hace ya seis años o así, pero hay un relato en Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, que me basta con traerlo a la memoria para volver a llorar una y otra vez.

¿Cuál fue el último libro que le hizo reír?

Soy de risa fácil, así que más que el último prefiero decir el que más me ha hecho reír últimamente: Música acuática, de T. C. Boyle. No podía leerlo en el metro porque me daba vergüenza los ataques de risa que me daban.

¿Cuál fue el último libro que le hizo haber deseado ser usted quien lo escribió?

Por tu propio bien. 150 años de consejos expertos a las mujeres de Barbara Ehrenreich y Deirdre English. Es tan interesante, tan bien escrito, tan ameno y bien planteado y se acerca tanto a lo que yo planeaba que a punto estuvo de hacerme abandonar la escritura de ¿Dónde está mi tribu?

¿Cuál fue el último libro que abandonó sin terminar de leerlo?

Últimamente leo muy poco así que no me suele pasar lo de abandonar un libro a la mitad: selecciono mucho, me asesoro con gente de la que me fío, y mis elecciones no suelen fallar. Abandonos sonados, para mí, han sido La isla inaudita, de Eduardo Mendoza, un autor que ha escrito otros libros que me han gustado muchísimo. Y algunos supuestos nuevos talentos de la literatura española cuyos nombres prefiero no mencionar, que no se trata aquí de hacer daño…¿A qué escritor, vivo o muerto, le gustaría conocer? ¿Qué le preguntaría?

Pues creo que a John Kennedy Toole, el autor de la Conjura de los necios. O quizá a Pasolini. A cualquiera de los dos les preguntaría lo mismo: ¿están las cosas ahora aún peor que cuando ellos escribieron o solo me lo parece a mí?

 Su siguiente lectura será…

Espero que sea La piedra de moler, de Margaret Drabble. Me lo recomendó muchísimo un amigo hace ya más de un año y por un motivo o por otro voy posponiendo su lectura…

5 razones para leer ‘En busca del azul’, segunda parte de la serie ‘The Giver’

En busca del azul es la segunda parte de la serie The Giver, escrita por la reconocida autora Lois Lowry. Continuación de El dador de recuerdos, esta nueva novela cuenta la historia de Kira, una muchacha huérfana y con una pierna torcida que vive en un mundo donde los débiles con apartados. Su futuro es incierto, pero el todopoderoso Consejo de los Guardianes reconoce su extraordinario talento como bordadora y decide perdonarle la vida. Le asigna, además, una misión que ningún otro miembro de la comunidad podría realizar. Kira se salva e incluso obtiene ciertos privilegios. Sin embargo, pronto descubre que está rodeada de misterios y secretos y que no todo es lo que parece. Nadie debe descubrir sus planes para desvelar la verdad acerca de su mundo…y para averiguar qué existe más allá de él.

Si esta excelente sinopsis no ha sido suficiente para que salgas corriendo a buscar esta novela, aquí te compartimos 5 razones para leer En busca del azul.

1. Porque, a pesar de desarrollarse en un mundo distópico, como ya ocurrió en El dador de recuerdos, este libro nos ofrece nuevos personajes y una nueva historia que habla de cuestiones relevantes para nuestro tiempo.

2. Porque, a pesar de que En busca del azul es la segunda parte de una serie de cuatro libros, no es necesario leer el primer volumen para entender de qué va la historia.

3. Porque su protagonista, Kira, es un ejemplo de que las personas con capacidades diferentes son capaces de lograr todos los objetivos que se propongan, sin importar los obstáculos que, en apariencia, la vida les ha puesto.

4. Porque su autora, Lois Lowry, tiene en su haber más de treinta libros en los que, de forma sencilla, acercan a los jóvenes a temas profundos y filosóficos, casi sin que se den cuenta (o bueno, se dan cuenta sólo cuando han terminado de leer los libros, pues experimentan una extraña sensación en el pecho, muy parecida a la que sienten los personajes de The Giver cuando son testigos de grandes revelaciones).

5. Por un bello y gracioso personaje llamado Mat, que le hará grandes revelaciones a la protagonista, y que tendrá una gran importancia en el resto de la serie.

En busca del azul portada

En busca del azul, de Lois Lowry, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Destino.

¿Por qué Haruki Murakami escribió su libro ‘Underground’?

Una tarde me fijé casualmente en una revista que estaba encima de la mesa y me puse a hojearla. Leí por encima algunos artículos. Cuando terminé, eché un vistazo a la sección de Cartas al Director. No recuerdo por qué razón lo hice, quizá sólo por capricho, tal vez porque tenía tiempo libre, pues no suelo hojear revistas femeninas ni leer las cartas de los lectores. Había una firmada por una mujer cuyo marido había perdido el empleo como consecuencia del atentado con gas sarín en el metro de Tokio. Por desgracia, le sorprendió cuando se dirigía a trabajar. Perdió el conocimiento, lo ingresaron en el hospital y, unos días más tarde, le dieron de alta. Sin embargo, las secuelas que padecía le impidieron volver a trabajar en las mismas condiciones. En un principio, la situación no fue demasiado grave, pero pasó el tiempo y su jefe y sus compañeros comenzaron a hablarle con sorna. No pudo soportar la tensión creciente, la frialdad en las relaciones con los demás. Presionado por un ambiente hostil, terminó por dejar el trabajo.

Ya no tengo la revista a mano y no recuerdo las frases exactas con las que la mujer explicaba la situación, pero eso era lo fundamental de su contenido. Lo que sí recuerdo bien es que no era un ruego encarecido. El tono general no era de enfado, sino más bien ecuánime. Como mucho, por ponerle alguna pega, provocaba cierta lástima. La mujer daba la impresión de estar desorientada, de seguir preguntándose por qué razón les había golpeado la desgracia, y de estar desconcertada ante aquel súbito, incomprensible y violento giro del destino.

La carta me conmovió. ¿Por qué había ocurrido algo así? No es necesario insistir en la gravedad de la situación que padecía aquel matrimonio. En lo más profundo de mi corazón me compadecí por su infortunio, pero comprendí, sin ningún género de duda, que de poco o nada serviría un simple «lo siento». No podía hacer nada por ellos. Como la mayoría de la gente, suspiré, cerré la revista y volví al trabajo, a mi vida normal. Sin embargo, no pude olvidar la carta. Una insistente pregunta no dejaba de rondarme en la cabeza, un gran signo de interrogación: «¿Por qué?».

Desgraciadamente, muchas víctimas del atentado no sólo padecían el trauma lógico derivado de un acto violento de esas características, sino también sus crueles efectos secundarios. ¿Por qué? (Dicho de otro modo: sufrían una violencia generada por nuestra sociedad, una violencia que existe y se manifiesta en cualquier entorno.) ¿Nadie era capaz de parar aquello?

Reflexioné sobre la doble violencia que se había visto obligado a soportar aquel hombre que únicamente se dirigía a su puesto de trabajo. Víctima no sólo de un acto criminal aleatorio, sino también de una segunda «victimización», es decir, de esa violencia colectiva y cotidiana de la peor clase que lo invade todo. Creo que para las víctimas resulta imposible distinguir entre una y otra, concluir si surgen de aquí o allá, de lo «normal» o de lo «anormal». Por mi parte, cuanto más pienso en ello, más me convenzo de que comparten un mismo sustrato, una misma raíz, a pesar de que se interpretan de muy distinto modo.

Sentí el deseo de conocer en persona a la autora de la carta y a su marido. Por extensión, a todas las demás víctimas. Quería profundizar en esa causa esencial que se halla en la base de nuestra sociedad, en ese núcleo capaz de provocar en determinadas circunstancias esa doble violencia. Poco tiempo después tomé la decisión de entrevistar a las víctimas del atentado con gas sarín.

Obviamente, esa carta no fue la única razón que me motivó a escribir este libro; sólo fue un faro en la niebla. Por aquel entonces, ya sentía una gran inquietud personal respecto a ese tema, pero eso preferiría explicarlo en el epílogo.

Extracto de Underground, de Haruki Murakami.

underground haruki murakami portada

Underground, de Haruki Murakami, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

Zen del ciclista urbano: Meditaciones de Sandro Cohen-Primera Parte

Después de pasar horas sentado en una oficina o un coche, llega el momento en que es inminente el deseo de estirar las piernas y sentir la libertad de una bicicleta. Sandro Cohen compila 85 meditaciones en su nuevo libro, Zen del ciclista urbano. De este texto te presentamos 10 meditaciones para cualquier ciclista, experto o principiante, que se enorgullezca de subir todos los días a su bicicleta. Les dejamos las 5 primeras:

Meditación número 1:

1

Obedecer a la presión del reloj es ceder a la tentación de la muerte. La mejor defensa del ciclista es no querer ganarle a nadie. Que la vida de todos fluya, cada quien en su respectivo carril. Si el tiempo apremia, sal con 15 o 20 minutos de anticipación. Si es demasiado tarde para eso, considera que es mejor llegar tarde que no llegar.

Meditación número 3:

2

No veas al peatón como una molestia que debas esquivar cuando atraviesa la avenida. Trátalo con respeto porque el día de mañana estará detrás de un volante, y tú seguirás en el sillín de la bicicleta.

El lugar privilegiado de todo peatón es la acera. No la invadas a menos que te bajes de la bici y camines junto a los demás peatones. Un ciclista a toda velocidad sobre la acera no solo es un peligro para los de a pie —y para él mismo—, sino que también asusta, y este susto después se convertirá en ira y, posteriormente, en desprecio.

No seas tu peor enemigo: gánate al peatón. Es tu mejor aliado en la causa a favor de una ciudad más humana, menos máquina de combustión interna.

Meditación número 8:

3A todos nos gusta deslizarnos sin tener que aplicar los frenos; nos encanta doblar la esquina casi sin esfuerzo, pasar de un lado a otro de la bocacalle sin interrumpir el fluido mecanismo de corazón, pulmones, piernas y espíritu. Pero si algo obstruye tu visión —un edificio, un camión, un árbol, un anuncio, un autobús, un puesto de periódicos— y no puedes estar perfectamente seguro de que no venga nadie atravesando la bocacalle, sean peatones o vehículos automotores, no sigas. Punto. Debes frenar. Cuando estés seguro de que el camino está libre, procede. Si tú no puedes ver lo que viene, imagina lo peor, porque el que viene tampoco puede verte a ti. Todo esto puede afirmarse en cinco palabras: si no ves, no vayas.

Meditación número 16:

4Durante los crepúsculos matutino y vespertino hay que prender las luces. Nunca serán demasiadas. Algunos afirman que es preciso parecerse a un arbolito navideño cuando andamos de noche por las calles de la ciudad. ¡De acuerdo! No temas hacer el ridículo. Lo importante es que te vean, o cuando menos que no puedan ignorarte. Yo uso tres luces en mi casco: una, blanca, que ve de frente y que parpadea; otra en la parte de alta del casco, que parpadea en blanco y rojo, y otra roja, fija, en la parte posterior. Asimismo, traigo una potente luz roja parpadeante detrás de mi mochila, y otra, que también parpadea, debajo del sillín. Tal vez la más importante sea el faro de dos mil lúmenes que ilumina mi camino por delante. Con él veo perfectamente el estado de la superficie hasta a 30 metros de distancia, y lo más importante: los vehículos que salen de calles laterales me ven a mí, y me respetan. Es muy fácil perderle el respeto a un ciclista que apenas se ve. Pero si viene un árbol de Navidad rodante, puedes estar seguro de que se detendrá el conductor que desea incorporarse al flujo del tránsito, aunque sea para admirar el espectáculo.

Meditación número 18:

5Cualquier ejercicio físico requiere agilidad. De esta sencilla verdad no se aleja el ciclismo. Con excesiva frecuencia encontraremos obstáculos en nuestro camino: piedras, vidrios rotos, baches enormes y pequeños, grietas horizontales y verticales (estas, las que van en el mismo sentido que tú, son las más peligrosas, pues agarran o encarrilan la llanta delantera), basura de toda índole, cajas y bolsas de contenido misterioso y hasta rieles de tranvías y ferrocarriles extintos. Aprende a saltar estos obstáculos cuando es posible (rieles horizontales, pequeños baches y grietas), rodearlos cuando es necesario y detenerte si no hay de otra. Pero ojo: si rodeas el inconveniente, debes haber confirmado antes que no estás exponiéndote al peligro de chocar contra coches, ciclistas o peatones a tu izquierda y derecha. Todo esto requiere agilidad mental y física, la cual a su vez requiere práctica. Y, como bien dice el dicho, la práctica hace al maestro.

Escritos Libertarios: Albert Camus

El 4 de enero de 1960, Albert Camus falleció en un accidente de coche. Desde entonces, estudios de revisión y artículos de prensa rinden homenaje al gran autor, al dramaturgo e incluso al resistente. Sus teorías filosóficas todavía dan lugar a debates críticos; se comparan con las de Sartre, que algunos continúan prefiriendo. Y se reduce la actualidad de las palabras de Camus a una sola dimensión histórica y política –arrinconista durante la guerra fría–. Esta actitud le genera admiración o, al contrario, la consideración de ser un ideólogo decididamente partidario de Occidente. En suma, un insigne predecesor del statu quo desprovisto de radicalidad.

Pero ¿y el aspecto libertario de Camus? ¿Sus relaciones con los antiautoritarios y su amistad con personajes del movimiento anarquista? La consecuencia práctica de su obra para el pensamiento social y la crítica de la violencia institucional? Olvidados marginados, apartados, como siempre.

Tampoco los periódicos intentan exhumar las propuestas libertarias y federalistas de Camus sobre el problema de Argelia, al revés de lo que hicieron algunos intelectuales magrebíes– como Assia Djebar, Maïssa Bey o Abdel Wahab Meddeb– para responder a los acontecimientos argelinos de los años noventa del siglo pasado.

El movimiento político anarquista no debe confundirse con lo que los medios de comunicación describen todos los días como <<la anarquía>>: esas matanzas, ese caos, esa violencia a los que solamente la policía y el ejército podrían poner fin, en especial la OTAN.

Los anarquistas piensan, al contrario, que son precisamente esas fuerzas las que crean esta situacion de calificada <<anarquía>>, mientras que generalmente se buscará en vano a los anarquistas en las regiones afectadas.

Este es un extracto del libro «Escritos Libertarios» formado apartir de artículos, cartas, manifiestos y réplicas donde Camus expones su vena más libertaria.

Adquiere el libro bajo el sello Tusquets en versión encuadernada y electrónica. 

51I787iQ2dL