‘Gloria y caída de la Encantadora de Chacales’, un cuento erótico de Juan Carlos Bautista (Fragmento)

La noche del 28 de noviembre de 1998 fue la noche en que todos en este país supieron quién era la Gorda Zabaleta. Mi comadre deseó ser famosa toda la vida, no sabe usted. Quiso ser una celebridad, de esas que retratan encueradas en la playa y a las que les llevan la cuenta de sus divorcios. Toda la vida, desde que era una criatura y deslumbraba al vecindario con sus imitaciones de Juanga y Raphael y cuanto famoso amanerado ha habido, ella quiso ser Alguien. Día y noche, minuto a minuto, persiguió la fama, los reflectores. Por eso fue de la Seca a la Meca, vendió tamales en las mañanas, pozole y pancita al mediodía, organizó tandas, reuniones de Fuller, y le puteó en las noches en la Pantitlán. Todo para darse sus lujitos y juntar el dinero de su primera operación. Era muy ambiciosa y trabajadora mi Gorda y jamás dio un paso sin huarache. A mí me consta que no se puso chichis de puro gusto, lo hizo como inversión. “Un día este par me va a sacar de pobretona”, me decía. Y yo miraba esas bolas tan desproporcionadas y mejor cerraba el pico. Dios la considere y la tenga a su lado cuando le vaya a rendir cuentas, porque la verdad-la verdad, mi Gorda sí le echó ganas y le sacó jugo a lo poquito que Dios le dio. Porque era muy fea, era muy jota y, antes de poner su congal, en su casa se morían de hambre hasta las cucarachas. Ya sabe cómo pasa en México: aquí la pobreza engorda horrible. Así le pasó a mi comadre. Es algo que la ciencia debe investigar. Pero volvamos a nuestro asunto: esa noche que le digo, la vida por fin le hizo justicia. A su manera, pero se la hizo. La tele no dejó de contar sus hazañas y hasta le colgó milagritos que no eran suyos. Siguió sus venturas y desventuras desde que la policía llegó a su antro en Amanecer Ranchero número 15, aquí a dos cuadras de su humilde casa, y quiso aprehenderla. Y se llevaron el chasco de su vida. Encontraron su Waterpolo, como dijo mi comadre. Ni sabían lo que les esperaba. La tele lo pasó todo, en vivo y en directo, y nadie de por aquí se perdió un detalle.

Extracto del cuento Gloria y caída de la Encantadora de Chacales, de Juan Carlos Bautista, incluído en el libro Pide un deseo, de la colección La sonrisa vertica (Tusquets).

Pide un deseo portada

La antología de relatos eróticos Pide un deseo está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

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