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EN ESTE MERCADO OCURRE ‘LOS QUE HABITAN EL ABISMO’, LA NOVELA DE DIEGO PETERSEN BASADA EN HECHOS REALES

Los que habitan el abismo es una novela de Diego Petersen Farah basada en hechos reales. Cuenta la historia de una investigación por fraude que comienza cuando el ataúd de una conocida viuda es exhumado y se descubre que su cadáver no está allí.

Las fotos que está abajo nos muestran un mercado donde ocurrieron los hechos de esta novela, misma que se encuentra en la lista de los libros más vendidos del momento.

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Bajó de nuevo a la plaza para comerse un lonche de pierna y una Coca en el puesto de las güeritas dentro del mercado. Le gustaba aquel olor acre que resultaba de la mezcla de lo podrido y lo fresco; eran los mismos puestos, los mismos personajes, los mismos letreros desde que él se acrodaba. Muchas caras le eran familiares, pero no entabló conversación con nadie. Hacía más de diez años que había dejado el pueblo, y aunque volvía con cierta frecuencia, ya no era parte de ese mundo. La de la verdulería, Petra, era abuela de un amigo suyo de la infancia; la de la carnicería fue su compañera de secundaria, la que le sirvió el lonche había sido novia de Juanjo, su mejor amigo. Todos sabían quién era él, todos conocían su historia y la de su madre , todos tenían curiosidad pero nadie preguntaba. Había sido un error ir a Chapala. Se sintió incomodo, se sentía observado, juzgado, acorralado. Se atragantó el lonche, que se bajó a sorbos de Coca; pagó y huyo.

MERCADO-02

Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

los que habitan el abismo portada

EN ESTAS CALLES OCURRE ‘LOS QUE HABITAN EL ABISMO’, LA NOVELA DE DIEGO PETERSEN BASADA EN HECHOS REALES

Los que habitan el abismo es una novela de Diego Petersen Farah basada en hechos reales. Cuenta la historia de una investigación por fraude que comienza cuando el ataúd de una conocida viuda es exhumado y se descubre que su cadáver no está allí.

Las fotos que están abajo nos muestra dos verdadera calles donde ocurrieron los hechos de esta novela, misma que se encuentra en la lista de los libros más vendidos del momento.

Calle-vertical

Pensó en ir al cementerio pero inmediatamente se arrepintió y mejor caminó hacia el callejón que subía al cerro, en busca de la casa donde había crecido; ahora era una tienda de teléfonos celulares y el viejo corral estaba ya techado para servir de bodega.  Habían derribado todos los árboles, no sólo los del corral sino también los de afuera. El callejón empedrado de su infancia, por el que subían burros y caballos ofreciendo leche, agua y maíz, ahora era una calle pelona, adoquinada sin una sombra y lleva de autos viejos tirados del otro lado.

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Subió por las calles empedradas y llevas de curvas hasta la punta del cerro, al borde de la ceja se veía a la laguna. La casa aún tenía la placa de talavera y letra cursi que rezaba <<Villa Camelia>>, y al lado una gran lámina amarilla de Century 21 que anunciaba For Sale.

Ahora le spresentamos un extracto de la calle Libertad, una avenida que también aparece en la novela.

LIBERTAD-01

Casi por instinto dio la vuelta en la calle Robles Gil y de nuevo en Libertad. Se acordó del café Azteca: era ahí donde debería estar Mike y él, diciendo lo que sentían, hablando de cine y de literatura, de proyectos, de recuerdos, de amigas, novias, alumnas, compartiendo sus miedos, y no uno en la morgue y corriendo como idiota. Le pesaba mucho no haber sido capaz de escuchar a Mike, pero más de no haber tenido nada que decirle en los últimos años.

LIBERTAD-02

Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

los que habitan el abismo portada

En este lago ocurre ‘Los que habitan el abismo’, la novela de Diego Petersen basada en hechos reales

Los que habitan el abismo es una novela de Diego Petersen Farah basada en hechos reales. Cuenta la historia de una investigación por fraude que comienza cuando el ataúd de una conocida viuda es exhumado y se descubre que su cadáver no está allí.

La foto que vemos abajo es de Chapala, uno de los lugares reales que aparecen en la novela, la cual se encuentra actualmente en las listas de los libros más vendidos del momento.

Chapala-vertical

Desde que comenzó a bajar la cuesta del cerro del Travesaño para llegar a Chapala, Beto Zaragoza ya estaba de buen humor. El lago de Chapala era uno de sus lugares favoritos y que mejores recuerdos le traían; era el paseo preferido de su papá para un domingo, y el suyo también. Después de subir trabajosamente la cuesta de Ixtlahuacán en el viejo Ford que amenazaba con detenerse en cada curva, don Eulalio Zaragoza gritaba: «¡Un peso al primero que vea la laguna!», y él y sus hermanas gritaban al unísono «¡Yo, yo, yo!»; total, que siempre había un peso para cada quien.Esta vez Beto iba solo, pero en cuanto el lago se apareció frente a él, en su mente comenzó a gritar: «¡Yo, yo, yo!». Aquella Chapala de los años setenta era para Beto lo mejor que podía existir. Llegaban alrededor de las doce de la mañana, rentaban una sombrilla a don Ramiro en la playa y se pasaba el domingo entero entre el lago y la silla alquilada, comiendo a ratitos y decidiendo cómo gastar el peso entre los manjares que ofrecían los vendedores en el malecón: helados en forma de cohete, de vainilla o limón; churros de harina con chile, mangos pelados ensartados en una vara de madera; dulces de leche. Cuando el viento soplaba fuerte, el oleaje de Chapala era cosa seria. Nadie le creía ahora que ese lago caprichoso que iba y venía, producía entonces olas capaces de arrastrar a un niño de diez años, flaco y chaparro, sí, pero de más de treinta kilos.

CRUZ-ROJA-01

Antes de ir a buscar su encargo principal, el doctor Parra, Beto decidió pasar por la Cruz Roja para visitar a Rosendo Juárez, el ministerio público de Chapala, en busca de alguna nota que le pudiera salvar el día. La Cruz Roja de Chapala era un edificio viejo e insalubre que olía a humedad y a falta de higiene. Era una mañana tranquila, no había paciente alguno en ese momento en urgencias y Rosendo, el médico de turno, la enfermera y el chofer de la ambulancia estaban tomando el tercer café de la mañana en una mesa en el minipatio al fondo de la delegación.

-¡Pásale, reporterito de tercera! -se oyó el grito de Rosendo.

-Si se cansan me dice, pa ayudarlos -bromeó Beto.

-Ya sabes que aquí la chamba fuerte es el fin de semana, cuando hay muchos ahogados: algunos se ahogan y luego se meten al agua, otros se ahogan y luego chocan, pero siempre ahogados. ¿Qué haces tú en miércoles en Chapala?

-Vengo a ver un asunto de la Viuda Negra, pero primero quise pasar a saludarte y ver el parte de novedades.

los que habitan el abismo portada

Los que habitan el abismo, de Diego Petersen, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

En esta morgue ocurre ‘Los que habitan el abismo’, la novela de Diego Petersen basada en hechos reales

Los que habitan el abismo es una novela de Diego Petersen Farah basada en hechos reales. Cuenta la historia de una investigación por fraude que comienza cuando el ataúd de una conocida viuda es exhumado y se descubre que su cadáver no está allí.

La foto que está abajo nos muestra la verdadera morgue donde ocurrieron los hechos de esta novela, misma que se encuentra en la lista de los libros más vendidos del momento.

SEMEFO-01

El cadáver seguía ahí, como debía, en la cajuela del coche donde lo había dejado. Se sintió ridículo verificando  que el muerto no se hubiera movido del lugar, pero el impulso de comprobar que efectivamente estuviera ahí fue superior a sus fuerzas. «Un cadáver sin cabeza no puede pensar y una cabeza sin lengua no puede gritar», pensó Beto mientras cerraba la cajuela. Era casi medianoche, había sido un día eterno y todavía tenía que ir a entregar el cuerpo a la morgue. Sin embargo estaba satisfecho, había sido un día productivo; sabía que las fotos que traía del muerto de Ahualulco valían la pena y que el caso de la Viuda Negra iba a dar para mucho.

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Llegó al Semefo con las campanadas del reloj de El Retiro. Era una noche tranquila y había un silencio sepulcral. El olor le trajo recuerdos de su padre: la morgue huele a una extraña mezcla entre hospital y carnicería. No era raro pues a fin de cuentas eso era, la última etapa de un proceso hospitalario y la primera del rastro humano; el espacio intermedio entre la muerte médica y la carroña burocrática. El Servicio Médico Forense, Semefo era su nombre de batalla, estaba justo entre el Hospital Civil y el Panteón de Belén; la barda amarilla, que se caía a chachos como si tuviera lepra, corría desde la calle Hospital hasta la puerta de un falso estilo gótico del viejo cementerio. De hecho la morgue era parte del edificio del hospital pero los policías judiciales se encargaban de darle al ambiente un toque distinto, hosco, seco, sucio. La primera vez que entró a la morgue lo hizo de la mano de su padre, a los nueve años de edad: la enorme pintura de la Virgen Dolorosa de la entrada había logrado infundirle miedo, tanto, que los cadáveres le resultaron mucho menos grotescos. Desde entonces aquel recinto, que tantos horrores provocaba en el común de los mortales, para Beto era parte de su vida. Reconocía el olor, y no es que le gustara, pero le traía buenos recuerdos.

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Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

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6 libros de menos de 200 páginas que no te puedes perder

Las razones para leer un libro de 200 páginas o menos son muchas y no tienen nada que ver con que no podamos leer volúmenes más extensos. En muchas ocasiones, esto tiene que ver con que no tenemos tanto tiempo para leer y lo hacemos en el transporte público, durante un descanso en nuestro trabajo, en algún parque o en cualquier otro lugar que implique estar fuera de nuestra casa y tener que transportar un libro con nosotros. ¿Y a quién le gusta cargar un libro de un kilo o más en su bolsa o mochila durante todo el día?

Por eso, a continuación te compartimos 6 libros de menos de 200 páginas que te asegurarán una muy interesante lectura en donde quiera que estés.

1. Desde mi muro, de Benito Taibo

Desde mi muro portada

SINOPSIS: Un perro aficionado a comerse la tarea de matemáticas, el accidental asesinato de un hada, un niño a quien hay que sacarle el chamuco, la imposibilidad de evitar la depresión dominical vespertina, un aventurero antropólogo que cruza el Atlántico en una balsa de papiro, escritores y libros que son capaces de iluminar el universo entero; todo ello y más, reunido en Desde mi muro, la recopilación de algunos de los mejores «cuentitos» y anécdotas publicados por Benito Taibo en su muro, donde lo cotidiano puede resultar, sin duda, extraordinario.

2. Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez

cronica de una muerte anunciada portada

SINOPSIS: Basada en un suceso real, la reconstrucción literaria, laberíntica y polifónica del ineluctable y brutal asesinato de un hombre en una remota población fluvial caribeña significa la apuesta más arriesgada de Gabriel García Márquez hacia una novela total. Microcosmos trágico, explora el ancestral atavismo de la virgen en la cultura hispánica, donde se entretejen las ideas de la moral pública, el honor familiar y la conciencia de clase, al tiempo que elabora una magistral vuelta de tuerca sobre el indisoluble vínculo entre el amor y la muerte, lo que, junto con el resto de su obra, le valdría a «Gabo» recibir el Premio Nobel al año siguiente de su publicación.

3. 16 retratos excéntricos, de Felipe Restrepo Pombo

16 retratos excentricos

SINOPSIS: Directores de cine, políticos, actores, músicos, editores, periodistas, escritores, artistas plásticos, fotógrafos y chefs. Todos de diferentes nacionalidades, con trayectorias distintas pero con características en común: son excéntricos, famosos y muy difíciles de alcanzar. Con notable oficio periodístico, Felipe Restrepo Pombo cruza la frontera de lo privado y se adentra en la vida de 16 personajes clave para entender la gastronomía, la literatura, el cine, la política, el arte y, en pocas palabras, la cultura contemporánea. Gael García y Diego Luna, Tim Burton, Carla Bruni, Michel Houellebecq, Ferran Adriá, Spencer Tunick, Clint Eastwood y Alejandro González Iñárritu son algunos de sus entrevistados.

4. Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah

los que habitan el abismo

SINOPSIS: Manuel Reza, subdirector del periódico El Matutino, tiene en las manos la primicia de una nota escandalosa que puede dar para un rato de notoriedad frente a la competencia: durante una investigación por fraude a una aseguradora se descubre que el ataúd de Camelia Padilla, viuda de Lacroix, sólo contiene piedras, palos y una chamarra propiedad de su hijo Mike, amigo de Manuel. Ayudado por Beto Zaragoza, uno de los reporteros de policía más memorables de la novela negra contemporánea, y con los certeros contrapuntos de Eduardo, psicoanalista marginal y agudo crítico de los medios, Manuel perseguirá la verdad sobre la viuda y, entre los incontables secretos que esconde a plena luz la vida cotidiana, se topará con una red de complicidades entre autoridades policíacas y militares son el narcotráfico, sin percatarse de que el pasado también nos persigue, implacable, y siempre encuentra la manera de cobrarnos.

5. Los conspiradores y las vergüenzas de México (Eugenio Aguirre, Francisco Martín Moreno, Benito Taibo y Alejandro Rosas)

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SINOPSIS: La historia de México está llena de grandes momentos épicos y héroes memorables, pero desafortunadamente también de episodios vergonzosos plagados de traición, ambición desmedida y deshonor, como los que se narran en esta primera entrega de los divulgadores de la historia más populares de la televisión.

6. El libro Troll, de El Rubius

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SINOPSIS: Tu vida es un libro a medio construir, una aventura espontánea, un juego a veces provocador, pero siempre extraordinario. El Rubius, un auténtico fenómeno de YouTube, está dispuesto a acompañarte en una experiencia que recoge tus momentos más gloriosos. Se llama El Libro Troll y es su última locura: un cuaderno de actividades, un libro interactivo y un album de recuerdos.

Presentación de ‘Los que habitan el abismo’ en Guadalajara

Los que habitan el abismo es una novela de Diego Petersen Farah que está basada en una experiencia real de este autor. Los protagonistas son Manuel Reza, subdirector del periódico El Matutino, que tiene en las manos la primicia de una nota escandalosa que puede dar para un rato de notoriedad frente a la competencia: durante una investigación por fraude a una aseguradora se descubre que el ataúd de Camelia Padilla, viuda de Lacroix, sólo contiene piedras, palos y una chamarra propiedad de su hijo Mike, amigo de Manuel. Ayudado por Beto Zaragoza, uno de los reporteros de policía más memorables de la novela negra contemporánea, y con los certeros contrapuntos de Eduardo, psicoanalista marginal y agudo crítico de los medios, Manuel perseguirá la verdad sobre la viuda y, entre los incontables secretos que esconde a plena luz la vida cotidiana, se topará con una red de complicidades entre autoridades policíacas y militares son el narcotráfico, sin percatarse de que el pasado también nos persigue, implacable, y siempre encuentra la manera de cobrarnos.

El próximo 21 de agosto, Diego Petersen Farah presentará Los que habitan el abismo en el Museo de las Artes de Guadalajara (Av. Juárez 975, Col. Centro), en punto de las 19:30 horas.

Junto con el autor, presentarán este libro Antonio Ortuño y Alejandra Xanic.

los que habitan el abismo

Los que habitan el abismo está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

‘Los que habitan el abismo’, de Diego Petersen Farah

Beto Zaragoza se encontraba ahí, parado junto a la tumba; él siempre estaba donde tenía que estar. Desde niño aprendió que lo más importante en el oficio de reportero de rota roja es hallarse en el lugar adecuado a la hora precisa: no importa si es temprano o tarde, si llueve o hace un sol que quema, hay que estar ahí. «Los cadáveres no se mueven, es uno el que tiene que ir a ellos, donde sea», le decía su padre, el viejo don Eulalio.

Adalberto tenía ocho años cuando su padre lo llevó por primera vez a cubrir una nota. Era domingo en la madrugada, había llovido por la noche y el ambiente estaba fresco. El viejo lo despertó de un empellón, le dio una cámara Kodak Instamatic 125 y le dijo: «Vístete y acompáñame, es hora de que te metas al oficio». Don Eulalio llevaba su cámara Pentax al hombro y un radio que hacía un ruido endemoniado en el cinturón; lo que se escuchaba eran sólo claves, números y palabras extrañas que Beto entonces no alcanzaba a comprender. Subieron al Ford Falcon azul metálico del padre y enfilaron rumbo a San Isidro. El viaje le pareció eterno, el radio no dejaba de sonar. Ya cerca del Periférico le dieron alcance a la ambulancia de la Cruz Verde, esas que levantaban a los muertos. Llegaron al bosque del Centinela con las primeras luces de la mañana. Mientras los «zopilotes» (como llamaban entre los reporteros de nota roja a los levantamuertosn de la Cruz Verde) bajaban la camilla, don Eulalio preguntó dónde se encontraba el cadáver. «Aquí abajo, pegado a la presa», le dijeron. Apresuraron el paso para llegar antes que nadie. Contrario a la canción, en la nota roja es más importante llegar primero que saber llegar. De pronto Beto se topó con el cuerpo de una mujer colgada de un árbol. Se quedó petrificado: era la primera vez en su vida que veía un muerto de verdad. Había visto muchos, en las fotos de su papá, degollados, quemados, martirizados, balaceados, apedreados, pero nunca «un muerto en vivo», como los llamaba irónicamente don Eulalio. No podía apartar la mirada de los ojos de aquella mujer: eran unos ojos tristes, vacíos, un poco desorbitados, sin vida pero expresivos. Don Eulalio tomó la foto cuidando el foco, ajustando la luz con la velocidad de disparo y el encuadre; su hijo, con su camarita entre las manos a la altura de la cintura, viendo fijamente el rostro de aquella mujer vestida de rosa con medias negras, el pelo castaño bien peinado, los ojos maquillados y, como fondo, el amanecer entre los eucaliptos. Una imagen hermosa que Beto aún conserva, mitad como ejemplo de una buena foto de nota roja, mitad como diploma de graduación: ese día, con ocho años de edad, entró al oficio de reportero de policía. Ahora, cada vez qu puede, porque hoy el peligro es mayor, Adalberto lleva a su hija Juana, de diez años, a que tome fotos d cadáveres.

Extracto de Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah.

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Los que habitan el abismo, de Diego Petersen Farah, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.