‘Ecos de gloria de Arturo Ortega Blake’

En la borrasca mañana del 24 de febrero de 1847, en ese yermo lugar llamado La Angostura, los soldados del batallón irlandés estaban exhaustos por los ataques que durante tres días y sus noches perpetraron contra las tropas invasoras del general Zachary Taylor. Desde su parapeto vieron llegar el general en jefe del ejército mexicano, un hombre de cincuenta y tres años enfundado en un uniforme impecable, con botas demasiado lustradas para las circunstancias. Era el general Antonio de Padua María Severino López de Santa Ana y Peréz de Lebrón, que esperó a que uno de sus ayudantes sujetara las riendas de su caballo antes de desmontar. A pesar de haber dirigido las avanzadas mexicanas, se mostraba tranquilo. Lo rodearon varios oficiales; algunos se congratulaban por el resultado de la batalla y otros le pedían instrucciones.

-¿Quiénes están con el general Santa Ana? –le preguntó Patrick Dalton a John Reilly, jefe del batallón de irlandeses.

-Son los generales José Vicente Miñón y Mariano Arista.

Había fuego aislado. A pesar del hambre y el frío que los soldados mexicanos sufrieron desde que salieron de la Ciudad de México, se escuchaban animados. Algunos militares solicitaron al general en jefe hacer una revisión del estado de las tropas y verificar la cantidad de parque disponible para combatir de nuevo. Él, con voz ronca, pidió un vaso de mezcal y una manta y se dirigió a una fogata. Quienes disfrutaban de su calor se retiraron en cuanto al general le acercaron una silla para que se sentara. Le dio un trago al mezcal y arrojó el residuo a la lumbre. El general Vicente Miñón se tumbó a su lado; de inmediato le llevaron un banco.

-Los hombres están agotados, muchos de sus parientes y amigos murieron en el camino, de frío o enfermos. En estas circunstancias la moral es tan necesaria como el mismo alimento. Saben que ganamos, véalos: animados y apenas han comido, la victoria sobre los invasores justifica tanto sacrificio. No sabe con qué gusto lo recibirán, general. Dígale cualquier cosa, quieren escucharlo. El enemigo ha tenido muchas deserciones.

Santa Ana se sirvió más mezcal en un jarrito de barro, dejó la botella en el suelo y bebió dando pequeños sorbos. Tenía los ojos puestos en las lejanas fogatas del ejército de Taylor. Los hombres lo veían abstraído. Con una señal le pidió a un oficial un banco para descansar la pierna con la prótesis de madera del piea perdido ocho años atrás. Hizo una expresión de alivio y contempló a los cientos de soldados que lo miraban, atentos.

Extracto de ‘Ecos de gloria de Arturo Ortega Blake’

ECOS

SINOPSIS En el batallón de San Patricio y la guerrilla mexicana están de acuerdo en algo: el general Antonio López de Santa Ana es un traidor. La guerra a la que México se enfrentó en 1847 contra Estados unidos es un episodio fundamental que nos devela anécdotas poco conocidas y sucesos que nos ayudan a comprender la historia del país.

Un pensamiento sobre “‘Ecos de gloria de Arturo Ortega Blake’”

  1. Disfruto la verdad cual es en la historia..sin revestimiento y maquillage..sin la gloria de una clase q busca heroes y martires donde no los hay…

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