¡Adriana Esteva te reta: Día 11!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Vamos bien!

Adriana Esteva

Reto # 11

El reto de hoy es bastante confrontador. Requiere que le preguntes a dos personas, una muy cercana (pareja, mejor amigo, hermano, papás, etcétera), y a una no tan apegada a ti (compañero de trabajo o de gimnasio o clase, empleado de la tienda a la que vas muy seguido, prima lejana, etcétera),  ¿qué opinan de ti? Pregunta lo positivo y lo negativo. Anótalo y revisa que provoca en ti eso que te dicen.

Escribe cómo te sentiste con esta experiencia, guarda el texto y sigue con los demás días. Recuerda que al finalizar los 21, debes mandar un correo electrónico a[email protected] escribiendo tu experiencia completa en una cuartilla.

Comparte con nosotros cómo te fue en este primer reto, en Twitter utilizando el hashtag #ComidayVida e inclúyenos en tus publicaciones @Planetalibrosmx, o comparte en nuestra página de Facebook, Planeta de libros México.

Quienes completen los 21 retos y envíen su texto podrán participar por una beca completa para el diplomado “Comiéndome mis emociones”, que imparte Adriana Esteva.

Consulta las bases de la dinámica dando click aquí, y no te pierdas En la comida como en la vida, un libro en donde encontrarás muchas herramientas para enriquecer esta experiencia.

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Entiende el lenguaje de tu hambre y recupera el manejo de tus sentimientos.

¡Adriana Esteva te reta: día 10!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Ya casi a la mitad del reto!

En la comida como en la vida

Reto # 10

La maravilla de la vida es que somos un conjunto de luces y sombras que crean los paisajes más hermosos.

Haz ahora una lista de todas las cosas positivas que tienes, tanto física, como material, intelectual y espiritualmente.

Escribe cómo te sentiste con esta experiencia, guarda el texto y sigue con los demás días. Recuerda que al finalizar los 21, debes mandar un correo electrónico a[email protected] escribiendo tu experiencia completa en una cuartilla.

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Quienes completen los 21 retos y envíen su texto podrán participar por una beca completa para el diplomado “Comiéndome mis emociones”, que imparte Adriana Esteva.

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Entiende el lenguaje de tu hambre y recupera el manejo de tus sentimientos.

¡Adriana Esteva te reta: día 9!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Buen día!

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Reto # 9

Haz una revisión de cómo te sientes. ¿Que se ha movido? ¿Quieres salir corriendo?  

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Mírate de cuerpo completo en el espejo durante dos minutos y deja que salgan todas tus voces negativas, críticas, crueles y voraces. Anótalas y date cuenta cómo te hace sentir escucharte decir todo eso. ¿Puedes reconocer si alguien te dijo alguna vez eso que hoy te dices tú?

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Entiende el lenguaje de tu hambre y recupera el manejo de tus sentimientos.

¡Adriana Esteva te reta: día 8!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Vamos, día 8!

RETOBANNER8

Reto # 8 (acumulativo)

En la mayoría de los casos, comemos en respuesta a necesidades que nada tienen que ver con hambre real, es decir, de estómago, sino en respuesta a carencias no resueltas.

COMIDA8

Cada vez que vayas a comer algo, detente unos momentos y escucha qué parte de ti es la que quiere comer y  qué es lo que quiere comer. ¿Es tu parte melancólica? ¿Tu parte chiquiada? ¿Rebelde? ¿Pequeña? ¿Necesitada? ¿Ansiosa? Una vez que logres identificarla pregúntate si tu parte adulta centrada y consciente realmente tiene hambre y si realmente quiere comer eso que tienes frente a ti.  Cuando tomes la decisión  y decidas comer, revisa qué sentimiento te acompaña al comer. Recuerda: Nada está bien ni mal, simplemente estás haciendo algo diferente que mereces observar (y documentar).

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¡ADRIANA ESTEVA TE RETA: DÍA 7!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar.

Reto #7

Nuestro cuerpo tiene capacidades inimaginables y solo espera que lo pruebes.

COMIDA7

Para mostrarte lo que es capaz de hacer agrega 15 quince minutos a tu actividad física habitual. Si no realizas ninguna, comienza YA a moverte 15 quince minutos de aquí a que termine el reto.

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¡Adriana Esteva te reta: Día 6!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Sexto día!

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Reto #6

En el fondo todos hemos querido tener la aprobación de quienes han sido importantes para nosotros, especialmente de nuestros padres y seguimos hoy, ya siendo adultos buscando lo mismo en nuestras relaciones ya sean de pareja, amistad, laboral, etcétera. Es hora de encontrarla en nosotros mismos.

COMIDA6

Después de darte cuenta de tus pensamientos y de ver cómo te hacen sentir e influyen  en ti, ahora piensa  qué frases, palabras  y/o imágenes necesitas generar para sentirte como deseas sentirte. Puede ser eso que te decían  o que siempre quisiste escuchar de tus padres,  eso que sigues deseando que te diga tu pareja, tu jefe o tu hijo. (Te admiro por los esfuerzos que haces, entiendo que te sientas desanimada y aún así te amo, todo está bien, aquí estoy para ti, etcétera.)

Anótalas y cada 3 horas haz una pausa y repítelas para ti.

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Entiende el lenguaje de tu hambre y recupera el manejo de tus sentimientos.

«Wakolda» un libro de Lucia Puenzo.

«Parte uno Herlitzka

Ese era el día en el que una mezcla de cloruro de sodio y nitrato magnesiano, inyectado con infinita paciencia en cada globo ocular, cambiaria para siempre el curso de la ciencia. Las esterilizaciones masivas, las vivisecciones, los intentos frustrados por alterar el color de la piel con inyecciones subcutáneas y hasta la noche en que creyó haber enlazado por fin las venas de unos hermanos gemelos para crear siameses, horas antes de encontrarlos boqueando como pescados… todos sus fracasos serian olvidados si lograba cambiar el color de los ojos de ese chico. Mil veces había imaginado que sostenía al único gemelo rumano al que la tinta le había teñido el iris izquierdo (después de que una dosis excesiva le quemara el derecho), de pie en la tarima de cada congreso medico de Higiene Racial en los que había participado la ultima década, con los nervios ópticos paralizados por el exceso de químicos, en brazos de quien lo había pinchado una y mil veces hasta arrancarlo de la mediocridad. Lo había soñado con la cabeza afeitada para que la pelusa negra de sus orígenes fuera eclipsada por un futuro ario. Pero antes de entender que no era mas que un sueño, las imágenes de esa primera vida en la que todo era posible quedaron ensombrecidas por la certeza de que su victoria era la punta del iceberg de todas las transformaciones que vendrían 8hasta modelar genéticamente a los ciudadanos de una nación entera), aunque hasta ahora no hubiera mas que pieles laceradas, gangrenas y amputaciones. No en vano habían invertido millones en el. Por la pureza de la sangre y de los genes. Porque esa era la verdadera guerra: Pureza o mezcla.

Se sentó en la cama con la excitación de un niño que se prepara para otro día en el parque de diversiones. Recién ahí el contorno de los pocos adornos de la habitación lo devolvieron a su raquítico presente. Su piel cada vez mas flácida y el derrumbe de la tonicidad de sus músculos eran los de un hombre viejo. Su existencia entera se había teñido de gris, días y noches de una rutina idéntica que repetía hasta la nausea, con la secreta esperanza de que algo pasara. Alguien iba a comunicarle que por fin habían desistido de encontrarlo. Le había dedicado la vida a liberar al mundo de las ratas y ahora-huidizo y cobarde, desterrado a los márgenes-empezaba a transformarse en una.

La vida no puede reducirse a esto, pensó.

Cuando recibió la alerta de que estaban tras sus huellas no lo dudo: congelo las muestras de bacteriología en organismos terminales sobre las que había trabajado los últimos meses, salió del laboratorio, paso por un banco para vaciar su cuenta y manejo hasta salir de la ciudad. Dinero no iba a faltarle nunca: a la inagotable fortuna familiar se le sumaban los aportes de su eterno mentor, el profesor Von Verschuer, director del Instituto de Antropología en Berlín. Siempre se había encargado de conseguir las subvenciones necesarias para su trabajo, a cambio de ser el primero en recibir los resultados de sus experimentos. No era el único que aportaba de manera anónima a su bienestar. Había muchos que seguían creyendo en el: lo apoyaban a la distancia, le escribían cartas en las que lo traban como un mesías.

En una estación de servicio compro provisiones y un mapa de la Argentina antes de llamar a su mujer. No le dijo hacia donde iba. Le explico que estaría lejos un tiempo, le pidió que se quedara en casa de un matrimonio amigo un par de semanas y corto sin darle tiempo de resistirse. Manejo diez horas antes de detenerse en un motel de ruta en las afueras de Chacharramendi. En realidad no había afuera ni adentro de ese pueblo: terminaba en la misma cuadra que empezaba. Se quedo en el cuarto hasta que oscureció. Aunque su español era fluido, saco el diccionario y el cuaderno en el que hacia diariamente su clase por correspondencia. Como todo sobreviviente, sabia que tenia que borrar ciertas huellas cuanto antes. Su mente, antes que la de un científico, era la de un soldado.»

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Nada es más fuerte que la sangre…

¡ADRIANA ESTEVA TE RETA: DÍA 5!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Continuamos!

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Reto#5

Sin darnos cuenta nos mantenemos en una agresión constante con nosotros mismos, y esta agresión verbal-mental nos lleva a acciones igualmente destructivas.

COMIDA5

Observa con que frases, imágenes o palabras comienzas el día, anótalas y revisa como te hacen sentir. Pon una alarma y cada tres horas detente para checar que te estás diciendo, qué estás pensando y qué estás sintiendo. Recuerda hacer un recuento escrito de cada revisión que hagas.

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«Una mente enferma», el segundo libro de cuentos de Rafael Ferrer Franco

“¿Queda tiempo para un poema?

Imagine, doctor, que una villana aparece a mitad de una historia, cuando no se le espera. Así apareció Celine en mi vida, de manera extraña e inesperada, el día que grabe mi primer protagónico de telenovela. Aquella vez volvía a mi departamento agotada y satisfecha, después de una larga jornada en los estudios “Sauron”, donde grabamos “Amor en Puerto Triste”. Metí m carro al estacionamiento del edificio donde vivo, y justo al activar los seguros y la alarma del vehículo, sentí una presencia a mis espaldas. Me volví, asustada, y di un salto hacia atrás cuando la vi.

-No te espantes- me dijo, haciendo con su mano la señal de “amor y paz”-. Me metí un ratito aquí para descansar ¿Me compras un poema?

Ahí fue que la observe con asombro y detenimiento, con ropitas sucias y su desmelenada cabellera rubia, que le cubría por completo el rostro. Tenía una imagen salvaje, la belleza de un león andrógino. Sin darme cuenta, sus pupilas, como dos aerolitos azules, chocaron con las mías. Hasta el día de hoy, me pregunto cómo esos ojos burlaron el laberinto de su melena y lograron atrapar mi atención, ya que soy bastante dispersa. Quede alelada. Fue su voz la que me saco del trance.

-¿Te lo escribo?-dijo, para después aventarme una sonrisa que me desmantelo completita, como un Ferrari abandonado en una favela.

-Of course-le respondí, y comencé a buscar hecha lady dumb, mi cartera dentro de mi bolso. Ella saco una libreta enrollada de uno de los bolsillos traseros de sus jeans duros y desgastados. Saque cien pesos de mi cartera y con impaciencia lo sostuve en la mano. Ella también era toda una actriz, estaba en su papel de clochard, de vagabunda genuina, y seguía lanzando garabatos con saña. Verla escribir me recordó a De Niro en Toro salvaje, poniéndole una tranquiza a su contrincante. Y fue ahí que me ilumino su gracia. Decidí sacar otros cien de mi cartera.

Usted sabe, doc, que “La belleza es como una buena mano de póquer: se paga por ver”. No me sentía intrigada por lo que ella pudiese escribir, sino por continuar observándola. Yo no esperaba más que una hoja sucia llena de versos de emo, típico de teenagers desahuciados, algo como: “Soy una caca de perro en medio de una turba, ellos no quieren embarrarse conmigo, ni yo lamer la suela de nadie”. Pero eso era lo de menos. Tirada a pocos metros de mí, sobre una banqueta del estacionamiento, la vi ensimismarse en su arte poética. Para mi ella misma era un poema, así que la contemple como a una postal utópica y llena de nostalgia. Su cuerpo sucio desprendía un aura limpia. Si la hubiese visto doc, entendería lo que trato de explicar. Había pasado diez minutos en los que ella garabateaba algo, miraba al cielo raso, a los lados, como buscando el horizonte, mordía el lápiz, volvía al cuaderno y repintaba rasgos en él; callaba y miraba fijamente las ruedas de los carros. De repente se levantó y ¿qué cree que me dijo cuándo me entrego el poema, con cara de aflicción?

-Deme solo la mitad, se me acabo la tinta y quedo a medias, lo siento.

Yo no aguante y me reí. ¡Pero que escuincla! Tendría, si acaso, diecisiete años, y ya era la desfachatez andando. Le di la mitad y me puse a leerlo. Sentí una conexión inmediata con lo que decía, así que le contesté:

-Si quieres los otros cien, vamos a mi departamento, ahí tengo una pluma.

Me tendió la mano al tiempo que me decía:

-Celine. Vengo de Italia.

-Carmen. Mujer varada en Puerto Triste-le respondí, al tiempo que estrechaba la suya.

Ese fue el primer paso hacia un largo trampolín de barco pirata, donde el tiempo como un enorme cocodrilo hacia tic-tac-toc, esperando la caída de otra víctima. Entramos a mi departamento, le ofrecí el sofá de la sala y también algo de beber. Aproveche para llevarle la pluma, era una Montblanc, con punta de zafiro, muy mona. ¿Sabe?, fue la primera cosa cara que obtuve con mi éxito. Y como soy fan de “Sex and the City”, quería sentirme, you know, Carrie Bradshaw, la fashionista intelectual. Me acuerdo bien que Celine le temblaba la mano, pensé que estaba nerviosa, pero luego lo descarte, era imposible. ¡Que lo iba a estar, si a leguas se le veía lo Despereaux! Era como una linda e intrépida ratoncita, que sabía moverse muy bien entre las ratas. Luego pensé que la temblorina era porque tenía miedo de echar a perder la joyita que tenía entre las manos, aunque que podía saber ella de plumas finas. Pensé que tal vez era simple debilidad, hambre quizá.

-He terminado. Espero que te guste. Yo escribo para las almas, y con la mía firmo.

Tome el poema y lo leí de inmediato, decía cosas medio fumadas, como: “El dragón es la mitad oscura del corazón de los dioses que viven coléricos en nosotros”. Pero me gusto, así que le di los otros cien pesos. Con indiferencia, como si aún leyera su texto, le solté:

-Si quieres, quédate a comer.

-Grazie mille-respondio, con el rostro iluminado.

Hablaba tan bien el español que a veces olvidaba que era italiana. La pasamos súper cool, jugando damas españolas, y hablamos de países que hemos visitado, además de series y películas. Ya por la noche, a punto de retirarse, le pregunte si quería una ducha caliente y asilo por la noche. Ella no lo dudó un instante. Lo curioso, doc, es que yo superaba entonces una mala relación sentimental, y mi departamento no era más que un planeta devastado y vacío. Me hizo pensar en lo patético que era ofrecer asilo a alguien, cuando en realidad yo era la huérfana. En cambio, Celine fue para mí lo que un refugio subterráneo para aquellos que huyen del azote de un huracán.

Pero no se crea, doc, a pesar de que parecía un angelito de porcelana tan pronto la dejé instalada en la sala y me fui a mi habitación, no hice más que apagar la luz  y que me entrara la psicosis. Qué tal si era una ratota disfrazada de hámster y al día siguiente yo acababa despelucada. O, peor aún, una de esas maniáticas que iba dejando cadáveres de pendejas confiadas a su paso. Sin embargo, mi deseo de que se quedara supero mis miedos, y no solo esa noche, sino muchas más.»

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Con su segundo libro de cuentos Rafael Ferrer Franco, se convierte en el representante indiscutible del gore al estilo mexicano.

¡ADRIANA ESTEVA TE RETA: DÍA 4!

Adriana Esteva, autora de En la comida como en la vida, te quiere invitar a hacer un ejercicio de 21 días.  Cada uno de ellos habrá un pequeño reto para hacer cambios en tu forma de pensar, comer y actuar. ¡Cuarto día!

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Reto # 4 (acumulativo)

La satisfacción es resultado de la atención y del momento presente, así es que te invito a que pruebes qué pasa cuando comes con consciencia. Para eso te doy unos tips:

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  • Date 20 minutos para comer
  • No comas frente a la tele, ni manejando, leyendo, chateando, ni pensando en otra cosa que no sea la comida que tienes frente.
  • Deja los cubiertos entre bocado y bocado
  • Mastica cada bocado hasta que hayas obtenido todo su sabor, su textura y consistencia.
  • Si no te satisface al 100% lo que tienes en la boca, entonces deja de comerlo.

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Entiende el lenguaje de tu hambre y recupera el manejo de tus sentimientos.