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Vicente Leñero, celebramos su obra en el aniversario de su nacimiento

Vicente Leñero, uno de los escritores, periodistas y dramaturgos más importantes de nuestro país, nació el 9 de junio de 1933. Como parte del homenaje que Grupo Planeta le rinde a su obra y a su vida, este año se volvió a editar la mayor parte de su obra, bajo el sello Seix Barral.

Les presentamos la Biblioteca Vicente Leñero.

1. El garabato
portada_el-garabato_vicente-lenero-otero_201501300030Con prólogo de Pedro Ángel Palou.

Una carta ficticia para agradecer a un amigo su ayuda en la publicación de una novela de ficción en que se reseña una novela, esta última una trama de suspenso cuya resolución puede explicarlo todo… Juego intelectual, colección de cajas chinas, muñeca rusa literaria, misterio policiaco, El garabato, de 1967, es un experimento artístico arriesgado, producto de una época rica en intentos por cuestionar la realidad en todas sus dimensiones. En busca de una «literatura pura», Leñero hace creadores a sus propias creaciones en un juego de espejos donde el propio escritor se pierde en el resultado final, a la vez que plantea al lector un encuentro directo con sus verdaderas intenciones detrás del relato.

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Vicente Leñero

En busca de una «literatura pura», Leñero hace creadores a sus propias creaciones en un juego de espejos donde el propio escritor se pierde en el resultado final, a la vez que plantea al lector un encuentro directo con sus verdaderas intenciones detrás del relato.

 

2. Los pasos de Jorge
portada_los-pasos-de-jorge_vicente-lenero_201503252106Con prólogo de Benito Taibo.

Retrato cálido y esencial de ese enfant terrible de las letras mexicanas que fue Jorge Ibargüengoitia (1928-1983). Los pasos de Jorge es también un amplio vistazo al mundillo de la literatura y el teatro nacionales de mediados del siglo XX. Ibargüengoitia, indispensable en nuestro tiempo para abordar el ser nacional, fue en su momento un incomprendido y un rebelde que supo sobreponerse a las adversidades y encontrar su lugar como uno de los escritores más universales que ha dado México aun cuando su tema fue la idiosincracia de su propio país. Vicente Leñero celebra en esta obra la vida y el carácter de un talento perdido prematuramente, un personaje de excepción que fustigó con humor ácido las falsas seriedades de su época.

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Vicente Leñero

Vicente Leñero celebra en esta obra la vida y el carácter de un talento perdido prematuramente, un personaje de excepción que fustigó con humor ácido las falsas seriedades de su época.

 

3. Estudio Q

portada_estudio-q_vicente-lenero_201503252121Con prólogo de Vicente Quirarte.

«Viví preocupado durante mucho tiempo a causa de Estudio Q», contó Vicente Leñero al cumplir ochenta años. A cincuenta de la aparición de esta novela, junto con El garabato, permanece como una de sus obras más audaces por su voluntad exploratoria de las posibilidades de la literatura, entre ellas como parodia o crítica de la realidad y de sí misma. Un personaje de telenovela se rebela, se opone a verse constreñido a las limitaciones del texto que le da existencia y de la producción que lo visibiliza, y Leñero, el futuro dramaturgo y guionista excepcional, sigue sus peripecias en una indagación premonitoria acerca del libre albedrío y la creciente importancia de los medios.

Escrita poco antes del surgimiento del boom de las letras latinoamericanas, más próxima a la nouveau roman europea, Estudio Q anuncia algunas de las temáticas clave del autor —la libertad individual frente al destino dentro de una vertiente teológica, las historias colectivas, las filtraciones entre la ficción y la vida— mientras se erige como una rara avis en el panorama literario mexicano.

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Vicente Leñero

Escrita poco antes del surgimiento del boom de las letras latinoamericanas, más próxima a la nouveau roman europea, Estudio Q anuncia algunas de las temáticas clave del autor —la libertad individual frente al destino dentro de una vertiente teológica, las historias colectivas, las filtraciones entre la ficción y la vida— mientras se erige como una rara avis en el panorama literario mexicano.

 

4. Los periodistas

portada_los-periodistas_vicente-lenero_201503252110Con prólogo de Carmen Aristegui.

A partes iguales novela, testimonio y crónica, Los periodistas es el relato apasionado de los sucesos que darían origen a una nueva era del periodismo en México: el golpe del gobierno de Luis Echeverría en 1976 al periódico Excélsior, en ese momento el más importante del país.

Vicente Leñero, testigo vital de estos acontecimientos la expulsión de Julio Scherer García, director del diario, y la salida de los principales colaboradores, entre ellos las mejores plumas del siglo XX mexicano—, recurrió a sus dotes de literato para bordar de manera brillante un informe que refleja muchas de las contradicciones y vicios del sistema político mexicano, entre ellos, sus constantes embates contra dos grandes valores universales: la libertad de expresión y la justicia.

Obra indispensable para entender una época álgida de la historia política del país, Los periodistas permanece también como un ejercicio de la novela sin ficción, a la manera de Capote o Mailer, y como una argumentación sobre las libertades ciudadanas frente al Estado contemporáneo.

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Vicente Leñero

Obra indispensable para entender una época álgida de la historia política del país

 

5. Los albañiles

portada_los-albaniles_vicente-lenero_201503252114Con prólogo de Elena Poniatowska.

Novela polifónica, verdadera construcción literaria —Vicente Leñero era ingeniero civil de profesión—, Los albañiles, piedra angular de la producción de uno de los grandes autores mexicanos del siglo XX, le valió el Premio Biblioteca Breve en 1963 y con ello el reconocimiento que necesitaba para decidirse a hacer una carrera en las letras.

El asesinato de un viejo velador de una obra en desarrollo desata una pesquisa que revelará mucho más que al culpable, en una narración que captura comportamientos, modos de hablar y rasgos sociales de una época que aún no ha sido del todo superada.

Metáfora monumental llevada al cine y al teatro, Los albañiles es ya un clásico de la literatura nacional; puerta de cierta modernidad en la narrativa, destacan en ella los temas del poder, la desigualdad social y la naturaleza humana ante la alienación de las grandes ciudades, en un México que creía ascender materialmente antes de cuestionar sus propios fundamentos estructurales.

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Vicente Leñero

Metáfora monumental llevada al cine y al teatro, Los albañiles es ya un clásico de la literatura nacional

 

6. Redil de ovejas

portada_redil-de-ovejas_vicente-lenero_201506050203Con prólogo de Rafael Pérez Gay.

Esta novela es muchas historias con un solo origen, el catolicismo y el fervor religioso; las autoridades laicas, acusadas de jacobinismo, se ven repudiadas por hombres y mujeres gobernados por el temor al infierno, a Dios y a la vida. Al anticomunismo eclesiástico se opone una vocación sacerdotal en los años sesenta, la opción de un cristianismo en favor de los desheredados. Redil de ovejas sintetiza sin duda la historia reciente de la fe en México, las transformaciones que la Iglesia se ha visto forzada a vivir y los efectos que ello ha tenido sobre los dogmáticos. En su narrativa Vicente Leñero mezcla con maestría lo picaresco y lo testimonial.

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Vicente Leñero

Redil de ovejas sintetiza sin duda la historia reciente de la fe en México.

 

Todos los títulos están disponibles en librerías, en formato físico y digital.

‘Redil de Ovejas de Vicente Leñero’

No habría tenido necesidad de mirarla para describir con tino la apariencia y textura de un rostro surcado de numerosos pliegues que lo asemejaban a un papel encarrujado: los ojos mortecinos agujereando el fondo de sus fosas, los finos y pálidos labios, ya casi invisibles, vueltos sobre las encías desdentadas y abiertos sólo para emitir el golpeteo de una voz chasqueante, quebradiza. El prolongado, vacuo fluir, lo adormecía, pero no sería él quien se atreviese a interrumpirlo. Obligado a permanecer allí hasta la emisión de la última palabra, luchaba por dominar el sueño y encontrar traducción al encadenamiento de vocablos en desorden, origen de un idioma sin gramática.

Todas las mañanas es lo mismo. Les presiento. Se anuncian con el tufillo de sus ropas y de su piel ajada que tal vez ni siquiera alcanza a percibir mi olfato, pero que presupongo al escuchar, a mi derecha o a mi izquierda, una tos mal contenida, un suspiro, o el agitado sonar de una nariz moqueante. Antes que por su monótono fraseo las reconozco por los ruidos precursores: ratitas de molino que entran como en su guarida y que en ella podrían permanecer, si las dejara, royendo mis oídos hasta el día del juicio final.

-Sin pecado concebida.

Pretendía conocerlas mejor que a su propia imagen observada en el espejo. Hubiera podido dibujarlas en un cuadro, caminando por la nave central rumbo al comulgatorio; no, mejor sentadas en las bancas para soportar el peso de sus espaldas gibosas; todas iguales, con el amplio manto negro o gris a rayas percudido que las envuelve como un hábito sin más piel al descubierto que la costra de sus manos  súrgidas súbitamente de los numerosos pliegues de auqel velo sin principio y sin final en el momento en que deciden apoyarse en un bastón, en una mano amiga, en el borde de una banca, o cuando dan vuelta a la hoja del amarillento misal desempastado que ya no pueden leer, pero cuyas oraciones han conservado la memoria, y de memoria recitan alterando palabras, trastocando el sentido del rezo por culpa de una amnesia irreverente.

Extracto de Redil de Ovejas de Vicente Leñero

REDIL

SINOPSIS Haciendo una crítica a partir de su reflexión sobre lo religioso en un momento tenso de la historia de la fe católica, cuestiona el fanatismo ante la necesidad de renovarse ante los nuevos retos del mundo dejando atrás concepciones medievales. Este libro tiene una variedad de personajes que se resisten a las autoridades laicas que rechazan las creencias y las imposiciones doctrinarias de una Iglesia anticomunista.

‘Los periodistas’ de Vicente Leñero

Ocho de julio: santa Isabel de Portugal. Ocho de julio: el santo que mi madre ya no se celebra desde que murió mi padre. Ocho de julio: hace quince años nació la segunda de nuestras hijas y le pusimos Isabel y hoy Isabel anda en un campamento en California y le prometimos telefonearla para felicitarla. Ocho de julio: asamblea extraordinaria de Excélsior.

Una patrulla de la policía circulaba por la lateral de Reforma. Otras más han estado dando vueltas a la manzana – me informó Gonzalo Álvarez del Villar- y cruzando por la acera de enfrente. Según dice Ramón Márquez hace un rato subieron a la redacción dos agentes de la secreta, enseñaron sus credenciales y preguntaron dónde está el salón de asambleas. Hay muchos agentes en la calle: van de reforma a Bucareli donde Regino mandó custodiar la entrada con halcones, carajo son halcones o porros o ve tú a saber pero eso sí no son trabajadores de Excélsior. Andan armados, se les nota la pistola arriba de la nalga. Reynaldos y Belmont bajaron a talleres y vieron muchos porros acuartelados recibiendo instrucciones de Antonio Zavala y de Manuel Camín –su hijo ha estado con nosotros pero es oreja, yo creo-. Los reginistas se pasaron la noche en vela, entrándole al trago y a la coca: están cruzadísimos, se les echa de ver en los ojos, dímelo a mí. No salen de rotativas, pero no han ocupado el salón de asambleas, está cerrado con llave. A Marcelo Castillero lo dejaron asomarse nada más y encontró todo muy en orden, dice, ya están las sillas y la mesa, todo.

-¿Ya llegó Julio?

-Está en su despacho.

Como otros compañeros, Hero Rodríguez Neumann y Manuel Sandoval se habían amanecido en el periódico. Ahora estaban en la subdirección, haciendo reproducciones del manifiesto de los colaboradores extraído de la rotativa por los reginistas. Me relataron cómo Laura Medina le echó valor al asunto: sin acobardarse por las procacidades que el gritaban, fue y les quitó las matrices de la plana y las trajo aquí y estamos haciendo copias para repartirlas en la calle.

-Mis respetos para Laura –dijo Manuel Sandoval.

-¿Y Julio?

-Está adentro con mi papá, con Gastón, con don Abraham, con Hernández Campos.

También con Froylan López Narváez, Genaro María González y al poco tiempo llegó Ricardo Garibay. Se repetían las noticias, las descripciones de la gente extraña a la cooperativa y del clima de tensión cabrona según me lo acababa de definir Gonzalo Álvarez del Villar, hijo de Pedro, reportero de la sección deportiva pero antes reportero aprendiz en Revista de Revistas.

Extracto de ‘Los periodistas‘ de Vicente Leñero

Periodistas

SINOPSIS Luis Echeverría expulsó en 1976 a Julio Scherer García director del diario Excélsior. Este golpe del gobierno al periódico a uno de los episodios más importantes del país. Los Periodistas es una novela testimonial de este período y de aquellos que defienden y luchan por la libertad de expresión.

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Vicente Leñero

Obra indispensable para entender una época álgida de la historia política del país

‘Estudio Q’ de Vicente Leñero

Martes 28

Abre los ojos lentamente, como si te despertaras. Bosteza, pero sin necesidad de llevarte la mano a la boca. Parpadea varias veces antes de erguir el cuerpo empujándote hacia atrás con los brazos hasta quedar sentado. Abrázate a las rodillas entrelazando los dedos, inclina la cabeza. No te muevas. Ve levantándola poco a poco: los ojos bien abiertos, fijos al frente. Vuelve la mirada hacia ella y al hacerlo extiende una mano con la intención de acariciarle el cabello. Pero no la toques. Aguarda. Ahora sí: empieza a deslizar tu mano desde su nuca y ve bajándola suavemente hasta llegar a la cintura. Detente allí. Llévate esa misma mano a la frente y oprímete a las sienes. Mírala de nuevo durante unos segundos, después cúbrela con la sábana teniendo cuidado de que tus dedos no rocen su piel. Gira todo el cuerpo para quedar sentado en dirección a la ventana. Esconde la cabeza entre tus manos antes de que mecánicamente busques en la mesita la cajetilla de cigarros. Enciende uno. Dale dos o tres fumadas y ponte de pie. Camina hacia la ventana como si tuvieras la intención de descorrer las cortinas. No lo hagas. Sepáralas un poco nada más. Da a entender que hasta ese momento te has dado cuenta de la hora que debe ser. Piensa en ello y gira el cuerpo en dirección a la cama. Primero mira el despertador y luego mírala a ella. Sonríe con ternura y en seguida, acelerando tus movimientos, llégate al cuarto de baño. Entra. No cierras la puerta detrás de ti. Obsérvate en el espejo. Cierra y abre los ojos mientras con ambas manos, crispadas, te echas el cabello hacia atrás. Afloja el cuerpo, relájate. Ahora acciona hasta el on la palanquilla del calentador de gas. Ve a la regadera y abre la llave del agua caliente, después la del agua fría para templar la ducha a tu gusto. Comienza a desnudarte. Cuelga el saco y los pantalones de la piyama en el gancho empotrado en la loseta de mármol. Entra en la regadera. No te muevas. Que el agua escurra lentamente por tu rostro, que se detenga en el mentón, que ruede hasta el pecho, que descienda por tu cuerpo, por las piernas, los pies, que forme pequeños remolinos y se vaya poco a poco por la rejilla del desagüe.

Bien, Alex.

El director escénico se vuelve hacia Toño:

-¿No ha llegado Gladys?

-Parece que todavía no, señor.

-Cuando llegue me avisas. Dile que no se vaya sin verme. Me urge hablar con ella.

-Sí, señor.

Extracto de ‘Estudio Q‘ de Vicente Leñero

EstudioQ

SINOPSIS Un actor de telenovela trata de evadir sus libretos para existir fuera del personaje que representa en la televisión. El contexto de la historia transcurre en un estudio de televisión.

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Vicente Leñero

Escrita poco antes del surgimiento del boom de las letras latinoamericanas, más próxima a la nouveau roman europea, Estudio Q anuncia algunas de las temáticas clave del autor —la libertad individual frente al destino dentro de una vertiente teológica, las historias colectivas, las filtraciones entre la ficción y la vida— mientras se erige como una rara avis en el panorama literario mexicano.

‘Los albañiles’ de Vicente Leñero

Lo encontró Isidro, el peón de quince años que cargando un bote de mezcla, arrastrando una carretilla, enrollando una manguera, corriendo a traer refresco, recogiendo las palas, buscando el bote de clavos, regresando a la bodega, aparecía y desaparecía como un fantasma urgido por los gritos de Jacinto. Apúrate-apúrate-apúrate-apúrate-apúrate-apúrate.

Tropezaba en el andamio:

-Bruto.

Al tratar de conservar el equilibrio soltaba el bote de mezcla:

-Imbécil.

La mezcla se derramaba en las vigas y goteaba al suelo:

-Pendejo.

Reían los albañiles y reía don Jesús.

-pero lo que pasa es que yo no me río de ti igual que ellos, me río de lo chistoso del azotón que diste, nada más. Ahí está la diferencia –le decía a las ocho de la noche, cuando ya solos los dos, el viejo se disponía a continuar relatando cómo fue que a la edad de quince años empezó a trabajar en las minas de Zacatecas.

Alumbrado por la pequeña fogata su rostro ya no parecía, como a las once de la mañana, el rostro de un loco, a pesar de que le temblaban las manos, pero podía ser por el frío, era por el frío, y don Jesús se frotaba las manos mientras volvía con lo mismo: que en Salvatierra vivió en una casa grande, casa propia, hijo de su padre que era un tiempo padre suyo y dueño de media Salvatierra; hasta que a su padre lo mataron una noche, cuando regresaba Querétaro: la cabeza rajada de un machetazo, el machete encajado en su panza inflada de pulque, abierta, el cadáver en la mera entrada de la casa, víctima primera de una maldición que nada lograría detener porque no bastaba con la sangre, la vida, del dueño de media Salvatierra y alrededores, hasta Uriangato, para saciar la sed de sangre –así decía don Jesús: sed de sangre, y repetía canija sed de sangre – de quienes fueron víctimas primero y jueces por su propia mano después. No fue suficiente la sangre de su padre ni sería suficiente la sangre de él, muchacho aún, que huyó de Salvatierra, pero volvió a Salvatierra cuando creyó que todo estaba olvidado y que por derecho le correspondía a él y sólo a él ser el dueño de las casas, de los animales, de las tierras, de los árboles de su padre. Pero ya no. Las casas, los animales, la tierra, los árboles no eran de él ni de nadie. Nada le pertenecía. Sólo era dueño de la rejodida maldición.

Extracto de ‘Los albañiles‘ de Vicente Leñero

Albañiles

SINOPSIS Un viejo velador de una obra en construcción ha sido asesinado. Entre estas páginas no sólo sabremos quién es el asesino, también conocemos a los albañiles, personajes que en su narrativa muestran la esencia que Leñero logra captar junto a una sociedad desigual y alienada.

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Vicente Leñero

Metáfora monumental llevada al cine y al teatro, Los albañiles es ya un clásico de la literatura nacional

‘Los pasos de Jorge de Vicente Leñero’

En 1953, al terminar el tercer año de Teoría y Composición Dramática, Jorge Ibargüengoitia entregó a Rodolfo Usigli, a manera de examen final, una comedia titulada ‘Susana y los jóvenes’.

Dentro de los cánones de un naturalismo al uso de la dramaturgia nacional, que Usigli hacia derivar de ‘La mujer no hace milagros’ como comedia madre, pero que envocaba a Chéjov en los mejores casos, o al teatro español de Casona, de Linares Rivas o de Carlos Llopis en los peores, la comedia de Ibargüengoitia anunciaba ya las características que serían constantes en su literatura posterior, no sólo dramatúrgica sino narrativa también: una dominante ironía, una aparente simpleza de conflicto y una soterrada amargura en sus personajes derivada de sentimientos de frustración que lo mismo podían ser sexuales que económicos o artísticos. A partir de ‘Susana y los jóvenes’, Ibargüengoitia aporta al teatro y a la narrativa mexicana una galería de seres frustrados, casi siempre en lo sexual, que él describe con inaudita sencillez.

Joven veinteañera de clase media, hija de padres muy conservadores, desparpajada, alegre, atractívisima. Susana se ve en dilema de elegir entre dos prospectos de novios: Alfredo, un joven pasante de ingeniería, bueno pero tímido, soso pero decente, y Tacubaya, estudiante también de ingeniería, flojo pero simpático, alegre pero supuestamente irresponsable. Al fin de la obra, cuyo único tema verdadero es el flirteo constante y siempre decentísimo de Susana con sus dos pretendientes, la joven decidirá romper con los dos para quedar libre. Eso la hace sentirse a un mismo tiempo una mujer <<en el día más feliz de mi vida>> y una chica terriblemente desdichada que entre lloros pregunta a su mamá <<¿Por qué son tan idiotas los hombres?>>

[…]

Rastreada psicológicamente, ‘Susana y los jóvenes’ no pueden disimular algunos rasgos de lo que fue, desde la óptica de Ibargüengoitia, su conflictiva relación con Luisa josefina Hernández sobre quien luego habría de escribir cuentos documentales y cuya imagen poblaría casi todas sus comedias siguientes. En ‘Susana y los jóvenes’, la mujer es apenas un viento de primavera, inmaculado, puro, que no obstante provocará la frustración de los dos estudiantes de ingeniería en quienes parece desdoblarse el propio Ibargüengoitia: el Alfredo que dice <<No estoy enojado. Estoy aburrido, que es muy distinto>> (Acto 1), y el Tacubaya que termina confesando: <<Todavía tengo mucho miedo (…) de la vida, de todo lo que está por hacer. Yo no sé hacer nada, Susana. Digo que soy artista soy (…) Es horrible ser inútil.>> (Acto 3)

En detalles autobiográficos más nimios, la comedia está plagada de referencias al mundo de la escuela de ingeniería que aún resonaba en los oídos de Ibargüengoitia.

Extracto de ‘Los pasos de Jorge‘ de Vicente Leñero

PasosJorge

SINOPSIS Recordando y celebrando la vida de Jorge Ibargüengoitia bajo la escritura de Vicente Leñero quien retrata el mundo de Ibargüengoitia, mezclando en las hojas la crónica periodística, la biografía y a las memorias poco conocidas del escritor.

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Vicente Leñero

Vicente Leñero celebra en esta obra la vida y el carácter de un talento perdido prematuramente, un personaje de excepción que fustigó con humor ácido las falsas seriedades de su época.

¡Empieza la FeNaL!

¡Empieza la Feria del Libro de León, Guanajuato!

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La fiesta de los libros llega a León y Grupo Planeta lo celebra con estas actividades que, si estás por Guanajuato, no te puedes perder.

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Esta feria se lleva a cabo en el Poliforum de León, puedes consultar la programación completa dando click aquí.

Fiesta del Libro y la Rosa 2015

La Fiesta del Libro y la Rosa se celebra una vez más, por séptimo año consecutivo, con motivo del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor. Este año se llevará a cabo del 23 al 26 de abril.

A continuación te presentamos las actividades que Grupo Planeta y sus autores han preparado para esta celebración. Todos estos eventos tienen a Ciudad Universitaria como su sede. Recuerden que pueden visitarnos en los stands 31 y 32.

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Además Carlos Martínez Assad, junto a Sandra Lorenzano, presentará su libro La casa de las once puertas. El sábado 25 de abril a las 13:00 hrs en la Sala José Clemente Orozco del Antiguo Colegio de San Ildefonso.

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En esta fiesta habrá música, cine, teatro, exposiciones y danza. Consulta todas las actividades, las sedes y el programa completo aquí.

‘Los periodistas’ de Vicente Leñero: prólogo de Carmen Aristegui

Como parte de la reedición de la obra de Vicente Leñero que emprendió Grupo Planeta el año pasado en su sello Seix Barral, llegará a librerías el volumen de Los periodistas.  Un texto imprescindible para entender este momento histórico en términos de periodismo y comunicación en nuestro país, que incluye además, a modo de prólogo, el texto que Carmen Aristegui preparó en 2006 para la edición de aniversario del golpe a Excélsior.

Vicente Leñero
Vicente Leñero

Los periodistas: treinta años después [1]

Carmen Aristegui F.

Los periodistas, de Vicente Leñero, es un libro emblema. De quienes luchan por la libertad de expresión y de quienes la detestan. La novela testimonial que narra uno de los capítulos más importantes y significativos en la historia de nuestro país: el golpe del gobierno de Luis Echeverría al periódico Excélsior dirigido por Julio Scherer García, el 8 de julio de 1976. Se cuenta aquí, aquello que marcó un antes y un largo después en el periodismo mexicano. El punto de partida para la epopeya de la prensa libre. Compendio de miserias y lealtades. Mirador privilegiado de entrecruces entre poderosos e informadores. La historia de quienes resisten, embisten y se salvan.

Han pasado tres décadas de lo ocurrido aquella tarde de julio en el llamado «Periódico de la vida nacional», el diario que llegó a ser el más influyente e importante de América Latina, habitado por exclusivas y por las plumas más notables de la época. Por ese motivo y en este corte de la historia, se presenta la nueva edición de este libro inevitable. Obligado para estudiantes, periodistas y ciudadanos que no dejan de asombrarse ante los intríngulis de la prensa y los sótanos del poder. Una nueva visita a treinta años de distancia. Tan lejos y tan cerca. Páginas inmunes al paso del tiempo, leídas y releídas por generaciones enteras que no han estado dispuestas a perder este tramo de memoria y que han encontrado ahí las claves de entendimiento de lo que vino después.

Están aquí los puntos de referencia de lo que serían los nuevos caminos para la prensa nacional. Se delinean los pasos posteriores al atropello de quienes fueron expulsados y los que salieron por su propio pie. Las raíces de lo que hoy perdura y de lo que después se trastocó: Proceso, unomásuno, Vuelta.

El libro de Leñero, novela testimonial, crónica o cómo se le quiera llamar, ha sido todo este tiempo el abrevadero, por excelencia, sobre las luces y sombras de la prensa nacional. El retrato escrito de quienes, por un lado, hicieron valer su derecho a pensar, informar y publicar, y por el otro quienes optaron por la traición y la ignominia. Estas páginas ofrecen en alto contraste todo aquello que genera repudio o admiración. Son, en el fondo, guía e inspiración para quienes abrazan el periodismo como tarea vital. La estampa más acabada sobre la resolución ética de quienes se convirtieron en ejemplo y directriz de la prensa mexicana. Es, para decirlo claro, la referencia casi mítica que ha alimentado por años los sueños y aspiraciones del deber ser del periodismo nacional. Vicente Leñero, ingeniero, escritor y periodista es, sin duda, una de las plumas más vigorosas y prolíficas de las letras mexicanas. Dentro de su amplia obra, Los periodistas ocupa un lugar principal, desde ahí se da cuenta de los acontecimientos que trajeron la afirmación ética y profesional de quienes decidían el momento y sus respectivas vidas, Leñero, Granados Chapa, Maza, Scherer y todos los periodistas que —sin saberlo a ciencia cierta esa tarde— se perfilaban como lo que hoy son, treinta años después: una parte sustantiva de la conciencia crítica del país. También desde ahí se contemplan los hechos que condujeron a la cruda ruptura de este diario, sus directivos y el cuerpo editorial, con la parte más poderosa del régimen de entonces. La fractura insalvable con el Presidente de la República, paradójicamente, trajo una condición liberadora y los aires fundacionales necesarios que dieron pie a una nueva era del periodismo mexicano. Después del golpe a Excélsior, pasaron apenas algunos meses para que el desconcierto, la amargura, o lo que haya pasado por la existencia de quienes sufrieron el golpe, se tradujera en iniciativas que empezaron a cambiar sustancialmente el rostro de la prensa mexicana. Apenas cuatro meses después se organizó la salida de Proceso, sobradamente el semanario político de mayor influencia y circulación del país. Es difícil entender lo que ha venido ocurriendo, desde entonces y a la fecha, con los medios de comunicación en nuestro país, sin tomar como referencia de una y de mil maneras, lo ocurrido en aquellas fechas de 1976.

Pasarían muchos años de ignomia en las planas de Excélsior para que, finalmente, se viera la expulsión bochornosa de quien, a la mala, llegó a la dirección de este periódico.

Observar las imágenes descompuestas de Regino Díaz Redondo con la mirada perdida, balbuceante, y zarandeado por quienes en su momento lo acompañaron en el despojo, resultó, a su salida, un espectáculo que mezclaba, al parejo, el morbo con una extraña reivindicación. Sin embargo, en el fondo era tarde ya hasta para la revancha histórica. El patetismo de la escena final de aquel Excélsior, hacía recordar —por contraste— las palabras pronunciadas por Granados Chapa lustros atrás como respuesta al atropello de julio del 76: «Yo pienso que debemos salir ahora dignamente, pero esa es una decisión y una responsabilidad personales. Yo asumo la mía y me voy.» Vino después el coro: «Vámonos.» Y la frase repetida: «Yo asumo la mía y me voy vámonos. Yo asumo la mía.»

Mucho tiempo antes de la caída de Díaz Redondo cada quien estaba ya en su sitio. Julio Scherer García, «protagonista, corazón de esta historia» y Vicente Leñero, narrador sin par. Están aquí. Enteros, combativos y absolutamente vigentes. Treinta años después, Los periodistas.

[1] Texto elaborado en 2006 para la edición de aniversario del golpe a Excélsior.

El libro Los periodistas de Vicente Leñero estará disponible en librerías a partir del 30 de marzo de 2015.

Biblioteca Vicente Leñero: Los pasos de Jorge

Celebrando la obra del gran periodista Vicente Leñero, hemos seleccionado en Seix Barral algunas de sus más importantes obras. Como parte de esta colección, Benito Taibo presenta con prólogo lleno de humor y serendipias, el texto «Los pasos de Jorge«.

Quien creyó que todo lo que dije fue en serio, es un cándido, y quien creyó que todo fue en broma, es un imbécil.

Jorge Ibargüengoitia

Vicente Leñero

Se trata de un retrato cálido y esencial de ese enfant terrible de las letras mexicanas que fue Jorge Ibargüengoitia (1928- 1983). Este texto es también un amplio vistazo al mundillo de la literatura y el teatro nacionales de mediados del siglo XX.

Ibargüengoitia, indispensable en nuestro tiempo para abordar el ser nacional, en su momento fue un incomprendido y un rebelde que supo sobreponerse a las adversidades y encontrar su lugar como uno de los escritores más universales que ha dado México, aun cuando su tema fue la idiosincracia de su propio país.

Los pasos de Jorge

Vicente Leñero celebra en esta obra la vida y el carácter de un talento perdido prematuramente, un personaje de excepción que fustigó con humor ácido las falsas seriedades de su época.