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7 libros que fueron censurados por su contenido sexual

¿Qué razón más obvia para censurar un libro, que su contenido sexual? Además del contenido violento, este motivo es el más utilizado por los censores para imponer barreras entre ciertos libros y sus lectores potenciales.

A continuación, te compartimos una serie de 6 libros que, en algún momento y algún lugar, fueron censurados por su contenido sexual.

1. Lolita, de Vladimir Nabokov

lolita portada

Era la misma niña: los mismos hombros frágiles y color de miel, la misma espalda esbelta, desnuda, sedosa, el mismo pelo castaño. Un pañuelo a motas anudado en torno al pecho ocultaba a mis viejos ojos de mono, pero no a la mirada del joven recuerdo, los senos juveniles. Y como si yo hubiera sido, en un cuento de hadas, la nodriza de una princesita, reconocí el pequeño lunar en su flanco.

2. Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez

memoria de mis putas tristes portada

El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus buenos clientes cuando tenía una novedad disponible. Nunca sucumbí a ésa ni a ninguna de sus muchas tentaciones obscenas, pero ella no creía en la pureza de mis principios. También la moral es un asunto de tiempo, decía, con una sonrisa maligna, ya lo verás.

3. Madame Bovary, de Gustave Flaubert

madame bovary

Tantas veces le había oído decir estas cosas, que no tenían ninguna novedad para él. Emma se parecía a las amantes; y el encanto de la novedad, cayendo poco a poco como un vestido, dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje. Aquel hombre con tanta práctica no distinguía la diferencia de los sentimientos bajo la igualdad de las expresiones. Porque labios libertinos o venales le habían murmurado frases semejantes, no creía sino débilmente en el candor de las mismas; había que rebajar, pensaba él, los discursos exagerados que ocultan afectos mediocres; como si la plenitud del alma no se desbordara a veces por las metáforas más vacías, puesto que nadie puede jamás dar la exacta medida de sus necesidades, ni de sus conceptos, ni de sus dolores, y la palabra humana es como un caldero cascado en el que tocamos melodías para hacer bailar a los osos, cuando quisiéramos conmover a las estrellas.

4. Anna Karenina, de Leon Tolstoy

ana karenina portada

Kitty estaba agradecida a su padre por no haberle dicho nada acerca de su encuentro con Vronsky. Durante el paseo que según costumbre dieron juntos y por la particular dulzura con que la trató, Kitty comprendió que su padre estaba satisfecho de ella. También ella misma estaba satisfecha de sí. Nunca se había creído capaz de poder manifestar ante su antiguo amado la firmeza y tranquilidad que manifestó, de poder dominar los sentimientos que en presencia de él había sentido despertar en su alma.

5. Fanny Hill, de John Cleland

fanny hill portada

Después de la cena, la señorita Phoebe me acompañó a la recámara, mostrando cierta renuencia a que me desvistiera y me quedara en camisón en su presencia, por lo que, una vez retirada la doncella, se me acercó y, empezando por desprenderme el pañuelo y el vestido, pronto me instó a que continuara desnudándome. Sin dejar de sonrojarme al verme en paños menores, corrí a guarecerme bajo la ropa de cama, a salvo de sus miradas. Phoebe rió, y no tardó mucho en acomodarse a mi lado. Contaba unos veinticinco años, según sus dudosas cuentas; pero aparentaba haber olvidado por lo menos otros diez, aún tomando en cuenta los estragos que una larga trayectoria de manoseo y de aguas turbulentas debieron haber hecho en su constitución. Ya había llegado, sin pensarlo, a esa etapa de envejecimiento en la cual las mujeres de su profesión reducen a pensar en lucirse en compañía, más que ver a sus amistades.

6. Trópico de cáncer, de Henry Miller

tropico de cáncer

-Pero, entonces, ¿qué es lo que quieres de una mujer? – le pregunto.
Empieza a restregarse las manos; se le cae el labio inferior. Parece completamente frustrado, cuando por fin consigue balbucear unas frases entrecortadas, lo hace convencido de que tras sus palabras hay una futilidad abrumadora. “Quiero ser capaz de entregarme a una mujer”, dice de improviso. “Pero para eso tiene que ser mejor que yo; tiene que tener inteligencia, y no solo un coño. Tiene que hacerme creer que la necesito, que no puedo vivir sin ella. Encuéntrame una gachí así, ¿quieres? Si pudieras hacerlo, te daría un empleo. En ese caso no me importaría lo que ocurriera: No necesitaría un empleo ni amigos ni libros ni nada. Simplemente con que pudiese hacerme creer que había algo más importante en la tierra que yo. ¡Dios, cómo me odio! Pero todavía odio más a esas tías asquerosas… porque ninguna de ellas vale nada.

7. El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence

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Y cuando el hombre entró en ella, con una intensificación de alivio y consumación que, para él, era pura paz, Connie todavía esperaba. Se sentía un poco dejada al margen. Y sabía que de eso tenía ella la culpa en parte. Se imponía voluntariamente aquella separación. Quizá estuviera condenada a ella. Yacía quieta, sintiendo el movimiento del hombre en su interior, sintiendo su empeño profundamente ahincado, sintiendo el súbito estremecimiento de su cuerpo al brotar de él su semilla, y después la lenta mengua de su empuje. El movimiento de empuje de las nalgas del hombre era, sin duda, un tanto ridículo. Y, siendo mujer, partícipe en todos aquellos actos, el movimiento del empuje de las nalgas del hombre parece supremamente ridículo. ¡Sin la menor duda, el hombre es intensamente ridículo en esa postura y en ese acto!

¿Conoces algún otro libro que fuera censurado por su contenido sexual?

¿Cuál de estas portadas te parece más sexy?

Con frecuencia, escuchamos la frase: nunca juzgues un libro sólo por su portada. Sin embargo, ¿qué harías si tuvieras que elegir tu nueva adquisición sólo por la imagen de su carátula?

Aunque hay muchos factores que podrían intervenir (como los colores o la tipografía), en esta ocasión queremos pedirte que elijas un ejemplar sólo respondiendo a la siguiente pregunta:

¿Cuál de estas portadas de parece más sexy?

1. Mira lo que tengo, de José María Valtueña

Mira lo que tengo portada

2. Vida de un perfecto seductor, de Mariscal De Richelieu

vida de un perfecto seductor

3. Dorada, de David Miklos

dorada

4. La última noche que pasé contigo, de Mayra Montero

la última noche que pasé contigo

¿Cuál elegiste?

Estos libros forman parte de La Sonrisa Vertical, una colección de novelas y relatos eróticos que busca dar a este género la atención y admiración que merece.

Y aunque arriba dijimos que debías elegir uno de estos libros sólo por su portada, aquí te dejamos una breve sinopsis de cada uno de ellos, para que, ya en la librería, escojas el que más te guste.

1. Mira lo que tengo, de José María Valtueña: Semanas antes de cumplir 19 años, Alicia, hija única de un matrimonio acomodado y primera bailarina de una compañía de ballet, sufre un pequeño accidente. Obligada a permanecer en casa, siente el irrefrenable impulso  de escribir en su ordenador  sus primeras e inocentes experiencias eróticas.

2. Vida de un perfecto seductor, de Mariscal De Richelieu: Astuto seductor, y sobrino nieto del célebre cardenal de Richelieu, el mariscal de Richelieu cortejó a lo largo de su prolongada vida a innumerables mujeres valiéndose de las estratagemas más rocambolescas. Descarado, inasequible al desaliento, las dificultades espoleaban su búsqueda incansable del placer. Las mujeres, a su vez, se disputaban su corazón y se batían incluso en duelo con pistola por él, por lo que su fama de conquistador traspasó fronteras.

3. Dorada, de David Miklos: En Dorada no hay amor ni ternura entre un hombre y una mujer sino sexo duro y descarnado, con el fin utilitario de fornicar, dar placer y, principalmente, concebir; un motor del caos y de la prosperidad, de la debacle y del renacimiento. Dorada es una mujer preciosa, perfecta. Dorada es un deseo. Dorada es una ciudad inhóspita y moderna dominada por las experiencias sexuales que las mujeres ofrecen sin pudor, en las que el delirio se convierte en un anhelo carnal y terreno.

4. La última noche que pasé contigo, de Mayra Montero: Celia y Fernando deciden emprender un crucero por el Caribe: es el modesto intento de recobrar una intimidad diezmada desde tiempo atrás por la rutina matrimonial. El viaje por las islas del ensueño, que ocultan no obstante extraños misterios, se inicia, como todos los cruceros, al ritmo dulzón de los boleros. Poco a poco, el lector remonta el pasado aparentemente anodino y recatado de la pareja, al filo de sus recuerdos, hasta llegar a esa otra vida, infinitamente más rica y sugerente.

Kyra Galván presenta: ‘Corazón de plata’

Vivian es historiadora del arte en Nueva Orleans y durante un viaje de prácticas a Pompeya se enfrenta a su pasado, incluyendo una relación amorosa que le causa gran incertidumbre. En busca de respuestas decide regresar a la tierra que la vio nacer: el mágico pueblo de Taxco. Ahí encontrará viva la memoria de su padrino, el legendario William Spratling, artífice del renacimiento de la industria platera en la región y anfitrión de John y Jackie Kennedy durante su viaje de bodas en 1953. Vivian tiene que desenredar el misterio de su origen a través de relatos devastadores narrados por la memoria del pueblo, en voz de un músico invidente que también le abrirá las puertas al erotismo, y comprende que deberá tomar decisiones radicales…

Hablamos del libro Corazón de plata de Kyra Galván, quien ha entretejido los hilos de un relato apasionado con toques de novela policíaca, narración histórica y romance contemporáneo. Una pieza que transporta a intrincados lugares de los pueblos coloniales de México.

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Te invitamos a la presentación de Kyra Galván y de su libro, el próximo 17 de julio a las 19 hrs en El Centro Cultural Elena Garro.