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¿Cuánto cuesta un gramo de cocaína?

Las drogas son caras porque son productos ilegales. El prohibicionismo es el factor principal que explica una dispersión de precios que va, en el caso del gramo de cocaína, de los 1.8 dólares que cuesta en Colombia, uno de los principales países productores, a los 169 dólares que vale en Estados Unidos, el principal país consumidor, a los más de 300 dólares a los que puede ascender en Australia. Cuantas más barreras se vencen para lograr llegar al consumidor, más caro es el producto.

A principios de los años setenta, Estados Unidos declaró una guerra al comercio de drogas que, se esperanzó el presidente Richard Nixon, aumentaría los precios. A mayor precio, habría menos consumidores. Pero ocurrió todo lo contrario, porque desde entonces los precios de las drogas se desplomaron y se hicieron más accesibles.

De acuerdo con informes de la JIFE, el gramo de cocaína en Estados Unidos pasó de 278 a 169 dólares entre 1990 y 2010. El de heroína se redujo de 1031 a 450 dólares, es decir, a menos de la mitad, en el mismo lapso. Lo mismo ocurrió en la Unión Europea, el segundo mercado más importante de consumidores, en donde el premio del gramo de cocaína bajó, en promedio, de 117 a 82 dólares, y el de la heroína, de 173 a 68 dólares. Con el agravante, además, de que la pureza y la potencia de las drogas aumentó. El gramo de marihuana en Estados Unidos bajó de 25 a 12 dólares en veinte años, pero la calidad de sus sustancias psicoactivas creció del 4 al 12%.

En el desglose de los precios por kilogramos, las cifras se vuelven astronómicas. En los años setenta, un kilogramo de cocaína en Colombia costaba 7 mil dólares, pero hoy su precio se ha reducido a mil 500 dólares. Cuando llega a Estados Unidos, después de atravesar Centroamérica y México, o la ruta marítima de las islas del Caribe, ya vale hasta 35 mil dólares. Si la trasladan a Europa vía España, el precio supera los 50 mil dólares y puede aumentar incluso a 70 mil si los narcotraficantes logran introducirla en las costas británicas. Pero en realidad, los precios han bajado tanto en su distribución al menudeo que una dosis de cocaína en Europa equivale a beber una copa de vino en algún bar italiano.

Si quieres saber más sobre las drogas y la forma en que circulan por todo el mundo, entonces debes leer Todo lo que necesitas saber sobre narcotráfico, de Cecilia González.

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Todo lo que necesitas saber sobre narcotráfico, de Cecilia González, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Paidós.

‘Narcoamérica’: 55 mil kilómetros tras el rastro de la cocaína

El tráfico de drogas es un fenómeno que une a la región de manera trágica. Genera unos trescientos veinte mil millones de dólares  anuales —lo equivalente al 1.5% del Producto Interno Bruto  mundial—. Ese dinero alcanzaría para construir unos cien World  Trade Centers, para comprar cuatro estaciones espaciales, o para  cubrir todas las necesidades de infraestructura y servicios en América Latina, según la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (cepal).

El narcotráfico moviliza gobiernos y mutila o pervierte las vidas de millones de personas, pero la mayor parte de su daño ocurre por debajo de la atención mediática. Viviendo en México y en España, poco nos enterábamos de cómo llega la cocaína a los consumidores.

Desde nuestra cómoda posición citadina, ignorábamos qué ha pasado en Colombia después de la época de Pablo Escobar y nada sabíamos de los métodos que utilizan las organizaciones criminales  para llevar la droga a Europa y a fronteras más lejanas. Tampoco conocíamos qué pasó en Uruguay para que se pudiera legalizar la marihuana. Apenas y considerábamos que mientras un kilo de cocaína en Australia puede venderse hasta en 200 mil dólares, en Bolivia, la hoja de coca —materia prima del estupefaciente— cuesta unos centavos y es necesario mascarla todos los días para poder funcionar en un altiplano donde se respira una fracción del oxígeno que hay a nivel del mar. Miramos nuestros países como nuestros ombligos sin ver que éste es un fenómeno transnacional provocado por la corrupción, la pobreza, la fragilidad de las instituciones, la impunidad, las violaciones a los derechos humanos y los caciquismos.

La violencia ligada al tráfico de drogas se ha convertido en el lenguaje de América desde que el ex presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, declaró la guerra a los narcóticos. Su gobierno criminalizó la cocaína y el resto de los países obedeció. En 1971, cuando empezó esta operación transnacional, la tasa de homicidios en el continente era de ocho por cada 100 mil habitantes.

Hoy es de 14. Actualmente, 16 de los 25 países más peligrosos del  mundo están en América Latina. Tan solo en la última década, los  índices de violencia aumentaron en toda la región, producto de los cambios en el mundo criminal. Entre 2000 y 2010, murieron más de un millón de personas por homicidio. Según el Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014 de la onu, en Latinoamérica las tasas de asesinatos aumentaron un 12%, mientras que en otras regiones del mundo disminuyeron hasta la mitad. Entre las listas trágicas siempre aparecían los nombres de Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras y Venezuela con más de 30 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Les seguían de cerca otros como México, Brasil, Bolivia, Panamá, Ecuador, Paraguay y la República Dominicana.
Poco a poco fuimos descubriendo un fenómeno que se basa en el libre mercado y en la dispersión de la ignorancia. Los que forman parte de la cadena no se conocen entre sí. No saben que son un engranaje. Decidimos centrarnos en esas piezas, más allá de los grandes capos al estilo Joaquín «el Chapo» Guzmán, y hablar más bien de gente como Reinaldo Cruz que se hizo narco por un golpe de ¿buena? suerte, o de cómo el último rey negro de Bolivia, legítimo descendiente de un linaje real senegalés, cada mañana sale a cultivar hoja de coca. Preferimos hacer el relato del narco mexicano que quiere hacer una película después de que una avioneta de su propiedad se desplomara con 100 kilos de la droga. Elegimos narrar la historia de la boliviana que se comió 80 gramos de cocaína, lo equivalente a tragarse 10 ciruelas, y los llevó en su estómago a Santiago de Chile.

Extracto de Narcoamérica, un libro escrito por el colectivo Dromómanos.

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Narcoamérica, un libro escrito por el  colectivo Dromómanos, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

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Dromómanos

De los Andes a Manhattan, 55 mil kilómetros tras el rastro de la cocaína

Booktrailer de ‘Narcoamérica’, 55 mil kilómetros tras el rastro de la cocaína

En diciembre de 2011, tres periodistas en un auto usado emprendieron un viaje de 55 mil kilómetros por Latinoamérica.

A pocos meses de iniciada la travesía, decidieron enfocarse en reportear el tráfico de drogas, quizás el único fenómeno que cohesiona a toda la región.

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NARCOAMÉRICA es la crónica de un recorrido que nos confronta con lo ineludible. La fuerza del crimen organizado evidencia las fallas del Estado. Aquí se devela la historia ilícita de dieciocho países, de cuyos rincones más inhóspitos fueron obtenidos los testimonios de quienes eligieron vivir fuera de la ley.

Sus reportajes, hechos en el camino, y que conforman la materia prima de este libro, son historias que muestran el lado no turístico del continente, los dramas humanos resultado de la corrupción del poder por el dinero ilegal. Son historias que rebautizan este territorio: bienvenidos a Narcoamérica.

Revisa el booktrailer de este libro que te revelará una situación que está más cerca de lo que crees.

Narcoamérica, un libro escrito por el colectivo Dromómanos, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

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Dromómanos

De los Andes a Manhattan, 55 mil kilómetros tras el rastro de la cocaína

‘Mi padre’, las historias que no deberíamos saber de Pablo Escobar

 Pablo Escobar fue un poderoso hombre de droga, uno de los líderes más brutales y sanguinarios. En su tiempo, se dice que era dueño, productor y traficante del 80% de la cocaína que había en el mundo. Tuvo una corta, pero relevante carrera en la política colombiana y su fortuna se estimó en unos 30 mil millones de dólares a principios de los años noventa.

Las historias de su vida y muerte son tan increíbles, como aterradoras. Muchas veces se ha hablado de ellas, dos ejemplos recientes son la película protagonizada por Benicio del Toro y Josh Hutcherson, Escobar (que ya puedes ver en cines mexicanos); y otro es el libro que escribió su hijo Juan Pablo Escobar titulado Pablo Escobar, mi padre

Es considerado, por muchos, como uno de los peores criminales de la historia de América Latina. Pero ahora su hijo nos relata 21 años después de su muerte, desde la intimidad del entorno familiar, cómo fue su vida con el jefe del cartel de Medellín. Una apasionante descripción de un personaje que fue capaz de llegar a los peores extremos de crueldad, pero al mismo tiempo de mostrar que el amor por su familia no tenía límites.

Juan Pablo Escobar no absuelve a su padre del juicio de la historia. Por el contrario, revela episodios que muestran que en muchos pasajes Pablo Escobar fue peor de lo que imaginábamos.

Trailer del libro

Trailer de la película