‘Los pasos de Jorge de Vicente Leñero’

En 1953, al terminar el tercer año de Teoría y Composición Dramática, Jorge Ibargüengoitia entregó a Rodolfo Usigli, a manera de examen final, una comedia titulada ‘Susana y los jóvenes’.

Dentro de los cánones de un naturalismo al uso de la dramaturgia nacional, que Usigli hacia derivar de ‘La mujer no hace milagros’ como comedia madre, pero que envocaba a Chéjov en los mejores casos, o al teatro español de Casona, de Linares Rivas o de Carlos Llopis en los peores, la comedia de Ibargüengoitia anunciaba ya las características que serían constantes en su literatura posterior, no sólo dramatúrgica sino narrativa también: una dominante ironía, una aparente simpleza de conflicto y una soterrada amargura en sus personajes derivada de sentimientos de frustración que lo mismo podían ser sexuales que económicos o artísticos. A partir de ‘Susana y los jóvenes’, Ibargüengoitia aporta al teatro y a la narrativa mexicana una galería de seres frustrados, casi siempre en lo sexual, que él describe con inaudita sencillez.

Joven veinteañera de clase media, hija de padres muy conservadores, desparpajada, alegre, atractívisima. Susana se ve en dilema de elegir entre dos prospectos de novios: Alfredo, un joven pasante de ingeniería, bueno pero tímido, soso pero decente, y Tacubaya, estudiante también de ingeniería, flojo pero simpático, alegre pero supuestamente irresponsable. Al fin de la obra, cuyo único tema verdadero es el flirteo constante y siempre decentísimo de Susana con sus dos pretendientes, la joven decidirá romper con los dos para quedar libre. Eso la hace sentirse a un mismo tiempo una mujer <<en el día más feliz de mi vida>> y una chica terriblemente desdichada que entre lloros pregunta a su mamá <<¿Por qué son tan idiotas los hombres?>>

[…]

Rastreada psicológicamente, ‘Susana y los jóvenes’ no pueden disimular algunos rasgos de lo que fue, desde la óptica de Ibargüengoitia, su conflictiva relación con Luisa josefina Hernández sobre quien luego habría de escribir cuentos documentales y cuya imagen poblaría casi todas sus comedias siguientes. En ‘Susana y los jóvenes’, la mujer es apenas un viento de primavera, inmaculado, puro, que no obstante provocará la frustración de los dos estudiantes de ingeniería en quienes parece desdoblarse el propio Ibargüengoitia: el Alfredo que dice <<No estoy enojado. Estoy aburrido, que es muy distinto>> (Acto 1), y el Tacubaya que termina confesando: <<Todavía tengo mucho miedo (…) de la vida, de todo lo que está por hacer. Yo no sé hacer nada, Susana. Digo que soy artista soy (…) Es horrible ser inútil.>> (Acto 3)

En detalles autobiográficos más nimios, la comedia está plagada de referencias al mundo de la escuela de ingeniería que aún resonaba en los oídos de Ibargüengoitia.

Extracto de ‘Los pasos de Jorge‘ de Vicente Leñero

PasosJorge

SINOPSIS Recordando y celebrando la vida de Jorge Ibargüengoitia bajo la escritura de Vicente Leñero quien retrata el mundo de Ibargüengoitia, mezclando en las hojas la crónica periodística, la biografía y a las memorias poco conocidas del escritor.

portada_los-pasos-de-jorge_vicente-lenero-otero_201502181813.jpg
Vicente Leñero

Vicente Leñero celebra en esta obra la vida y el carácter de un talento perdido prematuramente, un personaje de excepción que fustigó con humor ácido las falsas seriedades de su época.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *