El editor, ¿nace o se hace?

“Me hice editora casi por azar; el caso es que el azar me pilló ya muy preparada para aceptar el ofrecimiento de ir a trabajar en una editorial literaria recién fundada, donde iba a poder aprender un poco de todo en el oficio. Tuve simplemente que tomar una decisión, una más entre las muchas que, en aquel periodo de mi vida, tuve que ir tomando, pero en ese caso debería ser determinante, no sólo por la edad (veinticinco años), sino por mis circunstancias vitales de aquellos años. A saber: terminados los estudios. había regresado a un país que no era el mío, pero donde había elegido vivir por el resto de mi vida sin apoyo económico paterno o familiar de ningún tipo y, por tanto, donde debía también sobrevivir por mi cuenta y riesgo. El ofrecimiento para trabajar en Lumen llegó en un momento en que había logrado no sólo vivir correctamente con dos sueldos y algún extra suculento gracias a traducciones alimenticias que firmaba con pseudónimo, sino que me preparaba para ir consolidando mi sustento sin otras ambiciones que la de poder alquilar un pisito, seguir libre de compromisos serios tipo noviazgos, bodas y familias, conservar las amistades extraordinarias que iban rodeándome y leer todo lo que me cayera entre las manos. Aceptar trabajar por el triste sueldo de un único empleo significaba sacrificarlo todo para empezar el aprendizaje de un nuevo oficio, pero un oficio que me atraía muchísimo por la posibilidad que me brindaba de convivir permanentemente con los libros.

Está el lector que lee cualquier cosa por gusto y el lector profesional que, cuando depende de él una línea editorial, sale en busca del libro de su vida cuyo autor se encuentra entre todos aquellos que le han gratificado, o que le han instruido. Gratificar e instruir placenteramente son dos virtudes de la lectura que complacen a un buen lector y son, creo, dos virtudes absolutamente inherentes a la naturaleza de un buen editor. Y, como en cualquier otro oficio creativo, esa doble virtud es algo que se da o no se da. Puede educarse, incrementarse, pero no brota de la nada. Por eso es un oficio vocacional, que exige una entrega casi total.”

Extracto de Por el gusto de leer: Beatriz de Moura, editora por vocación, de Juan Cruz Ruiz.

Por el gusto de leer portada

SINOPSIS: La experiencia profesional y la peripecia vital de Beatriz de Moura, fundadora en 1969 de Tusquets Editores y editora de este sello durante cuarenta y cinco años, ilustran una manera muy personal de entender la literatura y el mundo de la edición. En la extensa conversación que la editora mantiene con el periodista Juan Cruz, se relatan los orígenes, las dificultades y los aciertos para construir un catálogo, sostenerlo durante décadas y convertirlo finalmente en una referencia ineludible de la edición en la lengua española. Se dibuja, en fin, una trayectoria editorial insólita en nuestra tradición, que nace de un gusto por leer que pronto devino vocación. ¿Qué ha hecho que ese catálogo se parezca a la joven que a finales de los sesenta decidió embarcarse en esa aventura? Este libro explica las claves, al tiempo que traza una aproximación en primera persona a la historia literaria y cultural reciente.

Por el gusto de leer: Beatriz de Moura, editora por vocación, de Juan Cruz Ruiz, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

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