‘El dios de Darwin’, un thriller original y fascinante sobre la lucha por el legado de Darwin

Un par de horas más tarde los amantes caminan en el aire denso y caliente. 

Ella es muy pálida, usa el pelo largo y negro. Él es moreno, de piel aceitunada, de cejas como dibujadas con tinta china y de ojos azules.

Tal vez eso es lo más notorio en él: los ojos azules, de un azul inusual en los iris humanos, un azul cobalto.

Ella viste una minifalda de mezclilla azul, una camiseta negra sin mangas, sandalias negras con anchas plataformas, sus piernas desnudas y largas son musculosas, y una bolsita terciada en el pecho rebota a cada paso contra su costado. Él viste igual con ropas occidentales, una camisa blanca de seda y pantalones negros de casimir.

2 especímenes humanos bien formados que caminan por la calle larga y desierta, flanqueada de edificios de cristal y acero, en cuyo fondo La Torre parece tocar con la punta el sol, una bola de fuego blanco.

Ella alarga la mano y toma la de él, pero él zafa su mano, el rostro asustado, y la mete en la bolsa de su pantalón negro. Ella se ríe suave, alarga la mano otra vez y le coge el antebrazo. Entonces él con violencia la toma por los hombros y la coloca contra una pared.

Le habla cara a cara:

-Esto no se hace acá. No se tienen relaciones sexuales en la calle de esta zona de la ciudad. ¿Por qué juegas con fuego?

Ella se ríe:

-¿Relaciones sexuales es tomarte la mano?

-En esta ciudad, tocarse piel con piel por más de 1 minuto es tener relaciones sexuales -dice él.

Extracto de El dios de Darwin, de Sabina Berman.

el dios de darwin portada

El dios de Darwin, de Sabina Berman, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Destino.

SINOPSIS: Karen Nieto es distinta a la mayoría de los «mamíferos habladores». Contrató a la única persona con la que trabaja y convive porque no compartía con ella ningún idioma. Pero al mismo tiempo esta sensibilidad tan particular la ha convertido en una bióloga marina de fama mundial. Mientras nada en medio del océano rodeada por sus queridos atunes, Karen recibe una petición de ayuda de la Interpol. Un compañero de la universidad ha desaparecido y, al parecer, ella fue la destinataria de su última llamada de socorro. Karen consigue descifrar el mensaje de su amigo y dirige sus pasos hacia el Archivo Darwin, en la abadía de Westminster, donde descubre que un texto póstumo del autor de El origen de las especies ha desencadenado una fascinante intriga. En caso de ser auténtico, ese documento revelaría los últimos asombrosos hallazgos de Darwin, y ahora la ciencia y la religión volverían a ir de la mano.

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