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‘Daisy Sisters, de Henning Mankell’ (lanzamiento en México)

Sin más rodeos: ¡aquí está! Eivor María Skoglund, treinta y nueve años, trabaja como operaria de grúa puente desde hace cuatro, desde octubre de 1977, para ser más exactos.

La encontramos en el preciso momento en que sale tras concluir su turno de trabajo. Está de pie ante la puerta oeste de Domnarvet, en Borlänge, temblando en el frío atardecer de noviembre. Despacio, casi con desgana, se inclina para soltar la cadena que rodea la rueda delantera de su vieja y destartalada bicicleta. Parece que el cielo otoñal fuera un reflejo de su muda amargura porque esta tarde le ha venido la condenada menstruación, porque este mes tampoco se ha quedado embarazada a pesar de tomarse la temperatura para controlar la ovulación, de las almohadas bajo el trasero y, sobre todo, de llevar una vida sexual terca e insistente. Esto va a tratar de ella, de ella y de nadie más. 

De Eivor Maria Skoglund, en la mitad de su vida, que ella sólo percibe como sufrimiento.

Pero, como es natural, al fondo hay también un hombre, el tercero para ser más exactos, el vigilante nocturno Peo, que en este momento se encuentra en la casa que comparten tumbado en el sofá marrón oscuro, de imitación de piel, como un boxeador noqueado, intentando, resignado, dormir. Necesita de su descanso y de sus sueños para aguantar durante las interminables noches que pasa en almacenes abandonados y oficinas públicas. Reposa acurrucado, con las manos sudorosas enlazadas en la entrepierna, intentando, sin conseguirlo, no pensar. Todos los intentos son en vano, sigue despierto hora tras hora, hasta que llega Eivor a casa.

Al fondo también está el resultado de un matrimonio anterior. Los hijos de ella, felices, engañados, amargados, adolescentes, todos desorientados. Pero por el momento ocupan un segundo plano, como debe ser para que el relato no se descontrole. 

Pues bien, existen muchos puntos de partida imaginables para esta historia sobre Eivor.

Pero entre ellos destaca uno en especial.

Elna, la madre de ella, la de pelo oscuro.

Sin avisar, sólo con una especie de asombro que le surge de repente, podía exclamar mientras cenaban en el triste y ruidoso bloque de apartamentos en Hallsberg:

-Si no hubiera sido tan imbécil y no hubiera ido en bicicleta hasta la frontera con Noruega de Dalarna, no me habría tropezado con tu padre, ni tampoco existirías tú, pequeña. ¡No lo olvides! ¡No lo olvides nunca!

Transcurre el año 1952 o 1953, Eivor no lo recuerda muy bien. Pero ¿es tal vez su madre una mala persona? ¿Es insensible o simplemente tonta? ¡En absoluto, todo lo contrario! Elna, la madre de Eivor, posee una mente lúcida, es sincera y además comulga con una religión especial: la honestidad. Y la hija se le parece, no sólo en el aspecto físico, todos lo dicen. Es cierto que no blasfema tanto ni de forma tan grosera como la madre, pero cada dos por tres desearía hacerlo.

¿Y Hallsberg?

Sí, ya lo sé, es demasiado pronto. La historia acaba de empezar.

Así que subimos por los valles del río hacia la sierra noruega, retrocediendo en el tiempo hasta el año 1941.

Extracto de Daisy Sisters, de Henning Mankell.

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Daisy Sisters, de Henning Mankell, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

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