Archivos de la categoría Booket

‘La era del imperio’, un libro de Eric Hobsbawm para entender las bases de la sociedad moderna

Puede parecer absurdo, a primera vista, considerar la historia de la mitad de la especie humana en el período que estudiamos en el contexto de la clase media occidental, grupo relativamente reducido incluso en los países de capitalismo «desarrollado» y en desarrollo. Sin embargo, nos parece legítimo, en tanto los historiadores centran su atención en los cambios y transformaciones en la condición de la mujer, pues el más sorprendente de ellos, «la emancipación de la mujer», fue iniciado y desarrollado de forma casi exclusiva en este período  por la clase media y -de forma diferente- por los estratos más elevados de la sociedad, menos importantes desde el punto de vista estadístico. Fue un fenómeno modesto, aunque este período dio a luz un número de mujeres reducido pero sin precedentes que eran activas y que se distinguieron de forma extraordinaria en determinados campos reservados hasta entonces a los hombres: figuras como Rosa Luxemburg, madame Curie, Beatrice Webb. Con todo, fue un número lo bastante elevado como para producir no sólo un puñado de pioneras, sino -en el contexto de la burguesía- una nueva especie, la «mujer nueva» sobre la cual especularon y discutieron los observadores masculinos a partir de 1880 y que fue la protagonista de las obras de autores «progresistas»: Nora y Rebecca West de Henrik Ibsen y las heroínas, o más bien antiheroínas, de Bernard Shaw.

No se produjo todavía cambio alguno en la condición de la gran mayoría de las mujeres del mundo, aquellas que vivían en Asia, África, América Latina y las sociedades campesinas del sur y el este de Europa o, para el caso, en la mayor parte de las sociedades agrarias. Por otra parte, los cambios fueron escasos en la situación de la mayor parte de las mujeres la clase trabajadora, excepto en un aspecto fundamental. A partir de 1875, las mujeres del mundo «desarrollado» comenzaron a tener muchos menos hijos.

Extracto de La era del imperio (1875-1914), de Eric Hobsbawm.

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La era del imperio (1875-1914), de Eric Hobsbawm, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Booket/Crítica.

‘El universo en una cáscara de nuez’, un divertido viaje por el espacio-tiempo escrito por Stephen Hawking

Albert Einstein, el descubridor de las teorías especial y general de la relatividad, nació en Ulm (Alemania), en 1879, pero al año siguiente la familia se desplazó a Múnich, donde su padre, Hermann, y su tío, Jakob, establecieron un pequeño y no demasiado próspero negocio de electricidad. Albert no fue un niño prodigio, pero las afirmaciones de que sacaba muy malas notas escolares parecen ser una exageración. En 1894, el negocio paterno quebró y la familia se trasladó a Milán. Sus padres decidieron que debería quedarse para terminar el curso escolar, pero Albert odiaba el autoritarismo de su escuela y, al cabo de pocos meses, la dejó para reunirse con su familia en Italia. Posteriormente completó su educación en Zúrich, donde se graduó en la prestigiosa Escuela Politécnica Federal, conocida como ETH, en 1900. Su talante discutidor y su aversión a la autoridad le impidieron ser demasiado apreciado por los profesores de la ETH y ninguno de ellos le ofreció un puesto de asistente, que era la vía normal para empezar una carrera académica. Dos años después, consiguió un puesto de trabajo en la oficina suiza de patentes en Berna. Fue mientras ocupaba este puesto que, en 1905, escribió tres artículos que le establecieron como uno de los principales científicos del mundo e inició dos revoluciones conceptuales -revoluciones que cambiaron nuestra comprensión del tiempo, del espacio y de la propia realidad.

Extracto de El universo en una cáscara de nuez, de Stephen Hawking.

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El universo en una cáscara de nuez, de Stephen Hawking, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Booket.

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Stephen Hawking, uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, se ha convertido en un icono intelectual no sólo por la osadía de sus ideas científicas, sino también por la claridad y agudeza con que sabe expresarlas.

3 libros que no te puedes perder de Paul Auster

1. «Diario de invierno»

Diario de inviernoPaul Auster, «uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo» (San Francisco Chronicle), vuelve aquí su mirada sobre sí mismo. Treinta años después de la publicación de La invención de la soledad, su primer libro en prosa, Auster parte de la llegada de las primeras señales de la vejez para evocar episodios de su vida: el despertar del deseo sexual, los lazos del matrimonio, un accidente de coche, la muerte de su madre o las 21 casas en las que ha vivido.

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Contemplativo, beligerante y dolorosamente tierno. El libro más personal de uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.

 

2. «Leviatán»

Leviatán

Todo empieza a partir de una sospecha: ha fallecido un hombre en una explosión y, por el momento, el FBI no ha logrado identificarlo. Para el narrador de la historia, Peter Aaron, todo apunta a que se trata de su viejo amigo Benjamin Sachs, desaparecido desde hace algún tiempo. Para averiguar los motivos que pueden haberlo llevado al fatal desenlace, reconstruirá las vivencias del malogrado Sachs, con quien Aaron comparte algo más que un pasado.

Leviatán es una de las novelas más originales de Paul Auster, una narración de vidas entrelazadas, de revelaciones y de sueños quebrados. Es, en definitiva, una obra fascinante de un maestro de la narrativa.

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Una espectacular y original novela de vidas entrelazadas, de revelaciones y de sueños quebrados. Una
obra fascinante de un maestro de la narrativa.

 

3. «Mr. Vértigo»

Mr VértigoEn las calles de Saint Louis, a principios del siglo XX, el maestro Yehudi propone un trato a Walt, un joven huérfano que posee «el don»: si se va con él, le enseñará a volar; y si no lo consigue, el niño puede vengarse del engaño cortándole la cabeza. Así comienza una fábula, un viaje, un aprendizaje y una vida. Junto con la anciana madre Sue y el bondadoso chico etíope Aesop, Walt experimentará, no sin sufrimiento, la poderosa fuerza de la voluntad y del deseo.

Éste es un relato de imaginación desbordante, tierno y mágico, en el que el propio Walter, Mr. Vértigo, ya mayor, echa la vista atrás y hace un repaso a su historia personal y también a la de Estados Unidos.

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Un relato de imaginación desbordante, tan mágico como real.

«El perfume» de Patrick Süskind

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En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relataremos su historia. Se llamaba Jean- Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como De Sade, Saint- Just, Fouché, Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera a la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores.

En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías,  a las lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor.

Y, como es natural, el hedor alcanzaba sus máximas proporciones en París, porque París era la mayor ciudad de Francia. Y dentro de París había un lugar donde el hedor se convertía en infernal, entre la Rue aux Fers y la Rue de la Ferronnerie, o sea, el Cimetière des Innocents. Durante ochocientos años se había llevado allí a los muertos del hospital Hôtel-Dieu y de las parroquias vecinas; durante ochocientos año, carretas con docenas de cadáveres habían vaciado su carga día tras día en largas fosas y durante ochocientos años se habían ido acumulando los huesos en osarios y sepulturas. Hasta que llegó un día, en vísperas de la Revolución francesa, cuando algunas fosas rebosantes de cadáveres se hundieron y el olor pútrido del atestado cementerio incitó a los habitantes no sólo a protestar, sino a organizar verdaderos tumultos, en que fue por fin cerrado y abandonado después de amontonar los millones de esqueletos y calaveras en las catacumbas de Montmartre. Una vez hecho esto, en el lugar del antiguo cementerio se erigió un mercado de víveres.

Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean-Baptiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año. El calor se abatía como plomo derretido sobre el cementerio y se extendía hacia las calles adyacentes como un vaho putrefacto que olía a una mezcla de melones podridos y cuerno quemado. Cuando se iniciaron los dolores de parto, la madre de Grenouille se encontraba en un puesto de pescado de la Rue aux Fers escamando albures que había destripado previamente. Los pescados, seguramente sacados del Sena aquella misma mañana, apestaban ya hasta el punto de superar el hedor de los cadáveres. Sin embargo, la madre de Grenouille no percibía el olor a pescado podrido o a cadáver porque su sentido del olfato estaba totalmente embotado y además le dolía todo el cuerpo y el dolor disminuía su sensibilidad a cualquier percepción sensorial externa. Sólo quería que los dolores cesaran, acabar lo más rápidamente posible con el repugnante parto. Era el quinto. Todos los había tenido en el puesto de pescado y las cinco criaturas habían nacido muertas o medio muertas, porque su carne sanguinolienta se distinguía apenas de las tripas de pescado que cubrían el suelo y no sobrevivían mucho rato entre ellas y por la noche todo era recogido con una pala y llevado en carretera al cementerio o al río. Lo mismo ocurría hoy y la madre de Grenouille, que aún era una mujer joven, de unos veinticinco año, muy bonita y que todavía conservaba casi todos los dientes y algo de cabello en la cabeza y, aparte de la gota y la sífilis y una tisis incipiente, no padecía ninguna enfermedad grave, que aún esperaba vivir mucho tiempo, quizás cinco o diez años más y tal vez incluso casarse y tener hijos de verdad como la esposa respetable de un artesano viudo, por ejemplo… la madre de Grenouille deseaba que todo pasara cuanto antes. Y cuando empezaron los dolores de parto se acurrucó bajo el mostrador y parió allí, como hiciera ya cinco veces, y cortó con el cuchillo el cordón umbilical del recién nacido. En aquel momento, sin embargo, a causa del calor y el hedor, que ella no percibía como tales, sino como algo insoportable y enervante- como un campo de lirios o un reducido aposento demasiado lleno de narcisos-, cayó desvanecida debajo de la mesa y fue rodando hasta el centro del arroyo, donde quedó inmóvil, con el cuchillo en la mano.

Extracto de «El Perfume«, un libro escrito por Patrick Süskind.

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Uno de los grandes fenómenos editoriales a escala mundial llevado al cine.

“Bridget Jones: Sobreviviré” el libro perfecto para San Valentín

Helen Fielding es la escritora inglesa cuya pluma nos dio la saga de Bridget Jones. Después de un tremendo éxito, tanto en libros como en películas, Planeta Joven decidió re imprimir en Booket la segunda entrega de la saga, “Bridget Jones: Sobreviviré”. Te contamos de que trata:

¡Hurra! Por fin, nuestra Bridget Jones ha encontrado a su chico ideal. Mark Darcy parece el hombre perfecto: guapo, educado, rico y, lo mejor, ¡ella le gusta! A pesar de que Bridget no sabe esquiar, ni caminar con tacones, ni cerrar el pico ante sus inteligentísimos compañeros de trabajo, la relación va de maravilla. Hasta que un día el príncipe se vuelve rana…

Por suerte, Bridget tiene la inestimable compañía de sus amigos, quienes la llevarán a cenar y tratarán de darle sabios consejos para que pueda superar el mal trago. Y también está su familia, que (cree que) la apoya. Y también está Daniel, el Daniel del pasado…

También les dejamos un extracto del libro:

lunes 27 de enero

58,6 kg (cuerpo todo grasa), 1 novio (¡hurra!), 3 acostones (¡hurra!), 2.100 calorías, 600 calorías quemadas por los acostones, así que, calorías totales: 1.500 (ejemplar).

7.15 a.m. ¡Hurra! Los años de soledad han acabado. Ya llevo cuatro semanas y cinco días manteniendo una relación funcional con un hombre adulto, lo que demuestra que no soy una paria del amor como temía, Me siento de maravilla, como Jemima Goldsmith u otra recién casada parecida inaugurando con el velo puesto un hospital contra el cáncer mientras todo el mundo se la imagina en la cama con Imran Khan. ¡Oh! Mark Darcy se acaba de mover. Quizá despierte y hable conmigo de mis opiniones.

7.30 a.m. Mark Darcy no se ha despertado. Ya sé, voy a levantarme y a prepararle un fantástico desayuno con salchichas fritas, huevos revueltos y champiñones, o quiza huevos benedict o florentine…

7.35a.m. Todavía no se ha despertado. ¡Mmm! Es encantador. Me encanta mirarlo cuando duerme. Sus hombros anchos y su pecho peludo son muy sexys. No es que sea un objeto sexual ni nada de eso. Me interesa el cerebro. ¡Mmm!

7.37 a.m. Todavía no se ha despertado. No debo hacer ruido, lo sé, pero quizá podría despertarlo delicadamente con mi energía mental.

7.50 a.m. Ahí estaba Mark Darcy incorporándose de golpe y gritando:

–Bridget, ¿quieres parar? Maldita sea. Mirándome cuando estoy durmiendo. Busca algo que hacer.»

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El diario de la entrañable, divertida, icónica e inoportuna Bridget Jones.

Cien sonetos de amor» de Pablo Neruda

II

AMOR, cuántos caminos hasta llegar a un beso,

qué soledad errante hasta tu compañía!

Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.

En Taltal no amanece aún la primavera.

Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,

juntos desde la ropa a las raíces,

juntos de otoño, de agua, de caderas,

hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.

Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,

la desembocadura del agua de Boroa,

pensar que separados por trenes y naciones

tú y yo teníamos que simplemente amarnos,

con todos confundidos, con hombres y mujeres,

con la tierra que implanta y educa los claveles.

CIEN SONETOS DE AMOR

Pablo Neruda ha sido, sin duda, una de las voces más altas de la poesía de nuestro tiempo.

Desde el combate directo o desde la persecución y el exilio valerosamente arrostrados, la trayectoria del poeta chileno, que en 1971 obtuvo el Premio Nobel, configura la evolución de un intelectual militante y una de las principales aventuras expresivas de la lírica en lengua castellana, sustentada en un poderío verbal inigualable que, de la indiscriminada inmersión en el mundo de las fuerzas telúricas originarias, se expandió a la fusión con el ámbito americano y supo cantar el instante amoroso que contiene el cosmos, el tiempo oscuro de la opresión y el momento encendido de la lucha.

Una mirada que abarca a un tiempo la vastedad de los seres y el abismo interior del lenguaje. Poeta total, Neruda pertenece ya a la tradición más viva de nuestra poesía.

El libro «Cien sonetos de amor» de Pablo Neruda, está disponible en librerías.

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Beso a beso recorro tu pequeño infinito.

«La culpa es del espejo» de Felipe Fernández del Paso

Para terminar una semana laboral les dejamos como recomendación de lectura el libro de Felipe Fernández del Paso titulado «La culpa es del espejo«.

Esta novela refleja los deseos ocultos de quien en él se contempla, hasta revelas sus más bajas pasiones. Pero, ¿de qué se trata el libro?

Ana y Manuela son hermanas y pertenecen a una familia muy adinerada. Fueron educadas por las monjas del Sagrado Corazón y ahora  que tienen cuarenta y tantos años, están casadas y tienen familia, pero son infelices. Básicamente, están cansadas de su vida superflua, por lo que un día deciden robar a la familia una obra de arte. Lo que empieza como una fechoría, sale totalmente de control y se sumergen en el mundo del tráfico de arte.

Felipe Fernández del Paso

Esta es la premisa que Felipe Fernández del Paso, director de arte nominado a un Óscar® por la película «Frida«, presenta en este título.  Con esta novela  incursiona en la literatura mexicana sin el más mínimo sentido de la seriedad.

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La culpa es del espejo refleja los deseos ocultos de quien en él se contempla, hasta revelar sus más bajas pasiones.

‘Cuentos de Navidad’, de Charles Dickens: un libro ideal para la temporada

Poco antes de anochecer, una víspera de Navidad, Gabriel se echó al hombro su pala, encendió su farol y se encaminó hacia el viejo cementerio, porque tenía que acabar de abrir una fosa para la mañana siguiente, y sintiéndose muy abatido, pensó que tal vez se animaría sise ponía a trabajar cuanto antes. Mientras iba caminando, al pasar por una antigua calle, vio brillar a las alegres candelas a través de las viejas contraventanas, y oyó las risas bulliciosas y el divertido griterío de los que estaban reunidos en sus casas; advirtió los atareados preparativos para la fiesta del siguiente día y husmeó los abundantes olores derivados de dichas circunstancias, que se escapan en vaporosas nubes por las ventanas de las cocinas. Todo esto era hiel y aloe para el corazón de Gabriel Grub, y cuando los grupos de niños salían de sus casa, correteaban por la calle y se encontraban, antes de llamar a otra puerta, con otra media docena de rapazuelos de rizadas cabelleras con los que se reunían, subiendo en tropel las escaleras para pasar la tarde en sus juegos de Nochebuena, Gabriel Grub sonreía lúgubremente y oprimía con firme crispación el mástil de su pala, al tiempo que pensaba en el sarampión, la escarlatina, la difteria y la tosferina, así como en muchas otras fuentes de placer.

En este feliz estado de ánimo Gabriel Grub siguió su camino, contestando con bruscos gruñidos a los risueños saludos de los vecinos con los que se cruzaba, hasta que se adentró en la oscura callejuela que conducía al cementerio. Gabriel había estado deseando llegar al oscuro callejón, porque era, en términos generales, un lugar agradable, sombrío y lóbrego por el que los vecinos no tenían mucho interés en pasar, como no fuera en pleno día y cuando brillaba el sol. En consecuencia, no le resultó poco desagradable oír a un pequeño golfillo cantar a voz en grito una alegra canción sobre la feliz Navidad en aquel santuario personal, conocido como Coffin Lane desde los tiempos de la antigua abadía y de los monjes tonsurados.

Extracto de Cuentos de Navidad, de Charles Dickens.

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SINOPSIS: Dickens nos trae un recopilado de diez historias navideñas ambientadas en escenarios de cementerios lúgubres, mares donde piratas pasan aventuras, calles del Londres victoriano; esto mezclado con el humor y la ironía.

‘El Silmarillion’, de J. R. R. Tolkien

Se dice entre los sabios que la Primera guerra estalló antes de que Arda estuviera del todo acabada, y antes de que nada creciera o anduviera sobre la Tierra; y durante mucho tiempo Melkor tuvo la mejor parte. Pero en medio de la guerra, un espíritu de gran fuerza y osadía acudió en ayuda de los Valar habiendo oído en el cielo lejano que se libraba una batalla en el Pequeño Reino; y el sonido de su risa llenó toda Arda. Así llegó Tulkas el Fuerte, cuya furia pasa como un viento poderoso, esparciendo nubes y oscuridad por delante; y la risa y la cólera de Tulkas ahuyentaron a Melkor, que abandonó Arda, y durante mucho tiempo hubo paz. Y Tulkas se quedó y se convirtió en uno de los Valar del Reino de Arda; pero Melkor meditaba en las tinieblas exteriores y desde entonces odió para siempre a Tulkas.

En ese entonces los Valar trajeron orden a los mares y las tierras y las montañas, y Yavanna plantó por fin las semillas que tenía preaparadas tiempo atrás. Y desde entonces, cuadno los fuegos fueron sometidos o sepultados bajo las colinas primigenias, hubo necesidad de luz, y Aulë, por ruego de Yavanna, construyó dos lámparas poderosas para iluminar la Tierra Media que él había puesto entre los mares circundantes. Entonces Varda llenó las lámparas y Manwë las consagró, y los Valar las colocaron sobre altos pilares, más altos que cualquiera de las montañas de días posteriores. Levantaron una de las lámparas cerca del norte de la Tierra Media y le dieron el nombre de Illuin; y la otra la levantaron en el sur, y le dieron el nombre de Orma; y la luz de las Lámparas de los Valar fluyó sobre la Tierra, de manera que todo quedó iluminado como si estuviera en un día inmutable.

Extracto de El Silmarillion, de J. R. R. Tolkien.

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SINOPSIS: Esta crónica de los Días Antiguos que narra el pasado habitado por Morgoth, el primer Señor Oscuro, y el combate de los Altos Elfos –donde participan Elrond y Galandriel- contra él para recuperar los Silmarils. Tolkien no sólo nos regala un libro, nos regala una creación más de un mundo mítico y legendario que acompaña a sus clásicos El Señor de los Anillos y El Hobbit.

 

‘Cabrona al borde de un ataque de nervios’, de Adina Chelminsky

Uno de los síntomas más evidentes de estar al borde de un ataque de nervios es esa peculiar manera de cambiar de sentimientos de un segundo a otro. De la risa al llanto. Del amor al odio. De la calma a la desesperación. Un minuto amas a tu jefe, al siguiente es el ser más déspota sobre la faz de la tierra… Un minuto estás brillando por tu orgullo maternal, al siguiente estás pensando en cuánto venderías a tus hijos… A veces lloramos por ver pasar una mosca y otras, queremos matarla a periodicazos.

Lo que pasa es simple: nuestra respuesta a los estímulos está atrofiada. A causa de las enormes presiones que enfrentamos y que nos imponemos, nuestra mente pierde de cierta manera la capacidad de procesar la información que recibe y dar una respuesta adecuada y uniforme. El sistema nervioso simpático (¡así se llama!), que es el encargado de nuestra percepción del mundo exterior, reacciona de formas muchas veces exageradas.

Cuando nuestra capacidad de respuesta empieza a hacer corto circuito tendemos a hacer catarsis en los lugares más inesperados o menos adecuados. En medio del supermercado, en el tráfico, a la mitad de una fiesta infantil, ante un cliente… De pronto, y al parecer de la nada (aunque el ataque lleva años de lento hervor), soltamos el llanto, entramos en un ataque de histeria, nos azota una crisis de dudas o un momento de terrible angustia. En ese instante, las presiones que habían sido cómodamente manejadas explotan de manera nuclear.

¿Qué trabajo interior debe realizarse para evitar estos episodios?

Extracto de Cabrona al borde de un ataque de nervios, de Adina Chelminsky.

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SINOPSIS: Adina Chelminsky, autora de Cabrona y Millonaria, regresa con este divertido texto para que las mujeres replanteen sus verdaderas prioridades pues se cargan de más responsabilidades por asumir y establezcan metas reales que las hagan felices, vivir para ti y no para alguien más, lidiar con la tecnología, mantener un cuerpo sano, hacer elecciones inteligentes y no tener una conciencia de culpa. Más que un libro, entre las hojas encuentras cuestionarios y ejercicios para interactuar con las letras.