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2 formas de entender el crimen, según el cine mexicano

La película «Todo el poder» (Fernando Sariñana, 1999) se concibe bajo la perspectiva que considera al Estado una organización criminal que provoca la reacción de una sociedad justiciera. Se trata de un thriller de humor negro que nos hace ver que los hechos de violencia alguna vez considerados incidentes extraordinarios ocurren a todas horas, de manera que la cámara de Gabriel Castro (Demián Bichir) captará, sin proponérselo, algún asalto, disparo o robo en cualquier punto de la Ciudad de México. En una de las primeras secuencias, Gabriel se encuentra reunido con sus amigos en un restaurante elegante cuando irrumpe un grupo de enmascarados -que pronto sabremos que son los mismos policías que se habrán de encargar de las investigaciones del asalto-, que además de despojar a los comensales de sus objetos de valor, le roban a Gabriel la camioneta de su ex esposa. Semidesnudo entre las demás víctimas, jura que esta será la última vez que lo roban. Significativamente, su amiga Frida esconde la cámara de la vista de los asaltantes. Instrumento preciado de registro y denuncia, la cámara va a desempañar un papel central en la trama: es una forma eficaz de combatir a las fuerzas criminales que han instalado el estado de inseguridad. Gabriel emprende el juego del detective ciudadano (que veremos también en las novelas de tema policial) y, finalmente, coordina un grupo que roba a los ladrones, asalta a los asaltantes y secuestra a los secuestradores, acciones que sustentan lo que sería la tesis de la película: la solución irónica de que el crimen perpetrado por los policías sólo podría detenerse si los ciudadanos emprendieran la increíble hazaña de espiarlos, asaltarlos, secuestrarlos y denunciarlos a través de los medios, deseo ficticio que se estrella contra nuestra desesperanzada certeza de que todo el filme es un juego irrealizable. De ahí su humor negro. Reírse de la desgracia nacional parece ser la única forma de sobrevivirla. La audiencia responde al unísono con una amarga carcajada ante el incesante sucederse de hechos delictivos.

Jorge Ayala Blanco, en una crítica poco amable de esta cinta, apunta a que «Todo el poder» se restringe a la visión clasemediera del postsalinismo (1995 en adelante) con su «crítica superficial y frivolaza» de la inseguridad. La clase media honesta y trabajadora es víctima de las bandas de delincuentes organizadas y comandadas por las propias autoridades. Mientras que la película «El criminal» identifica como víctima al hombre de bien del medio rural, y con ello defiende una moral del patriarcado tradicional, «Todo el poder» presenta como víctima a la clase media urbana, donde hombres y mujeres comparten en papel heroico. Esta distinción de género se aleja de la figura del hombre justiciero cuya habilidad con las armas es clave en la lucha contra el Estado criminal. Por ello es importante notar que «Todo el poder» se realiza bajo el supuesto de que la reducción del crimen es posible gracias al azar perfecto en favor de las víctimas y el espionaje inadvertido a los policías por los ciudadanos. Utopía que no cree en sí misma, en esta película convergen, sin embargo, la visión del gobierno como enemigo de la sociedad, propia de las disidencias políticas, y el discurso conservador de la clase media que percibe en los delincuentes al sector inmoral y lumpen al servicio del crimen organizado de alta jerarquía oficial.

Aunque se construyen sobre estéticas completamente distintas y describen estructuras sociales opuestas (campo versus ciudad, sociedad basada en valores patriarcales versus sociedad con mayor equidad de género, etcétera), «El criminal», «El infierno» y «Todo el poder» coinciden en plantear las siguientes hipótesis con respecto a cómo se presenta la criminalidad en el cine mexicano reciente:

1. El Estado es un aparato criminal. El Estado de terror que surgió como una necesidad de mantener la hegemonía ante la amenaza de los disidentes políticos durante la Guerra Fría continua como parte de un negocio que incluye robo, secuestro, asesinato por encargo, tráfico de estupefacientes y armas, donde los miembros de la policía y los funcionarios públicos son imaginados como los principales enemigos de la sociedad civil.

2. Se propone como una posición política legítima la lucha contra el aparato del crimen oficial, donde la población civil, identificada como agente de bien, toma en sus manos la responsabilidad de luchar contra el Estado. Esto sugiere un deseo utópico de vivir en un mundo libre de coerción oficial donde el control estaría a cargo de los ciudadanos.

Si quieres saber más sobre la forma en que el crimen es representado en el cine y la literatura mexicanos, y qué dice esto de nuestra sociedad, entonces lee Nación criminal: narrativas del crimen organizado y el Estado mexicano, de Héctor Domínguez Ruvalcaba.

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Nación criminal: narrativas del crimen organizado y el Estado mexicano, de Héctor Domínguez Ruvalcaba, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

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Héctor Domínguez Ruvalcaba

Narrativas del crimen organizado y el estado mexicano.

Si conoces a alguien con estas características, podría ser un maldito asesino en serie

La psicopatía representa un cuadro clínico clasificado como un trastorno de personalidad, que incluye un conjunto de rasgos de naturaleza interpersonal, afectiva, conductual (estilo de vida) y antisocial. En el ámbito interpersonal, los psicópatas se caracterizan por poseer encanto superficial, narcisismo o grandioso sentido de la autoestima, mentir de manera patológica y emplear con maestría la manipulación y el engaño. Por lo que respecta a la faceta afectiva, destaca la falta de sentimientos de culpa, la ausencia de empatía y las emociones superficiales, junto con la incapacidad de responsabilizarse de los actos cometidos. En la faceta de la conducta o del estilo de vida predomina la irresponsabilidad en el cumplimiento de las obligaciones, la búsqueda de excitación, la impulsividad, la falta de metas realistas y un ánimo de vivir a costa de los demás (vida parásita). Finalmente, en la faceta antisocial, los psicópatas muestran una notable falta de autocontrol, problemas precoces de conducta, delincuencia juvenil, una amplia versatilidad delictiva y el quebrantamiento frecuente de las condiciones de la libertad vigilada o condicional.

Los psicópatas que presentan un historial criminal ya desde jóvenes son los más activos, los que cometen delitos más graves, los más versátiles. De entre los delincuentes conocidos por la policía y la justicia, éstos son los que tienen mayor riesgo de reincidencia, los que peor funcionan en los programas de tratamiento. Muchas veces su comportamiento desafiante aparece incluso mientras cumplen pena de prisión, al generar numerosos conflictos con los otros presos y con los funcionarios. Estos psicópatas identificados como tales son muy impulsivos, abusan generalmente del alcohol y de las drogas, y prolongan su carrera delictiva más allá de los cuarenta años. Dejan de delinquir al ser demasiado viejos para el crimen, o cuando las drogas les dejan hechos polvo, o bien, si tienen suerte, porque algún familiar o institución les permiten algún retiro donde la violencia ya no les aporta gran cosa.

Los psicópatas «integrados» son otra cosa. Estos individuos tienen un mejor control de los impulsos, planifican más, y cuando al fin deciden delinquir tienen muy claro que merece la pena correr los riesgos con tal de lograr sus propósitos. Puede ser dinero, propiedades, librarse de alguien incómodo, vengarse de un agravio… Nadie espera esa violencia porque no tienen antecedentes penales (o al menos estos no son por delitos graves), trabajan y muchas veces tienen una familia. Sin embargo, el núcleo de personalidad de ambos es el mismo: falta de empatía, emociones superficiales, profundo egocentrismo, acentuaso narcisismo… Las diferencias radican en que el psicópata criminal (no integrado) ha ejercido el delito desde joven, probablemente porque sus ansias hedonistas, su deseo de gratificación inmediata y su impulsividad y deseo de vivir situaciones límites le llevaron muy pronto a quebrantar las leyes y a explotar a los demás. Los psicópatas integrados manipulan mejor, tienen menos necesidad de vivir al filo de la navaja y han tenido el suficiente autocontrol como para llegar a adultos respetando las leyes.

Si quieres saber más sobre psicópatas y asesinos seriales, y te gustaría detectarlos en tu vida diaria, tienes que leer Perfiles criminales, de Vicente Garrido.

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Perfiles criminales, de Vicente Garrido, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

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Los libros de Garrido, aparte de ser rigurosos, fascinan por su lenguaje divulgativo y por incluir siempre ejemplos reales.

‘Nación criminal’, narrativas del crimen organizado y el Estado Mexicano

Una de las agendas centrales de las narrativas literarias y fílmicas mexicanas desde los ochenta representan historias criminales es deslegitimar las instituciones del Estado. No proponen, sin embargo, una derogación del Estado, sino el análisis de sus instituciones como un sistema criminal. La crítica se enfoca, entonces, es la descomposición de la estructura oficial en la medida en que varios personajes de historias criminales son parte también del aparato gubernamental, lo que pone en duda la efectividad del Estado. El vínculo entre representantes del gobierno y los grupos criminales establece un sistema de impunidad e inseguridad, lo que ha de entenderse, más como una falla del Estado, como un sistema político y económico que se vale de la violación de la ley para constituirse. No necesariamente quiere decir que en las representaciones del crimen en México exista una intención definida de promover una cultura de resistencia frente al Estado entre los escritores y realizadores de cine, ni que el público las haya considerado explícitamente proclamaciones de algún programa político. Lo político toma lugar en una zona subrepticia de la representación, ahí donde el criminal llega a interpretarse como héroe frente a la deslegitimación de las instituciones, o bien donde actúa como villano asociado a las fuerzas oficiales: ya sea por seducción o por aversión, la representación del héroe en estas narrativas se determina políticamente. La propia materia emotiva que sustenta el contenido de las obras literarias y fílmicas termina por establecer un conjunto de inercias que se consolidan finalmente como la lógica de representación de lo social: el Estado es enemigo de la ciudadanía, y en las cortes internacionales es acusado de violaciones a los derechos humanos y del deterioro del contrato social. En este sentido, el humor negro y la insistente sentimentalización melodramática -que para una crítica esteticista es un mero producto comercial de consumo masivo, sin más intencionalidad que el entretenimiento- resultan ser, de acuerdo con nuestro análisis, formas de diseminación de simpatías y renuencias que van a incidir en las políticas cotidianas, o como queramos referirnos a las visiones de realidad social comúnmente aceptadas.

Extracto de Nación criminal: narrativas del crimen organizado y el Estado mexicano, de Héctor Domínguez Ruvalcaba.

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Nación criminal: narrativas del crimen organizado y el Estado mexicano, de Héctor Domínguez Ruvalcaba, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

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Héctor Domínguez Ruvalcaba

Narrativas del crimen organizado y el estado mexicano.

El regreso del Jihad: el brazo extremo de Al Qaeda

En la actualidad, los movimientos tipo Al-Qaeda controlan una vasta región del norte y oeste de Iraq y del este y norte de Siria, varios cientos de veces más grande que cualquier territorio que alguna vez haya controlado Osama Bin Laden.

Desde la muerte de Bin Laden, los afiliados o clones de Al-Qaeda han tenido sus más grandes éxitos, incluyendo la toma de Raqqa en la parte oriental de Siria, la única capital provincial de aquel país en caer ante los rebeldes en marzo de 2013. En enero de 2014, ISIS se apoderó de Faluya, ciudad ubicada apenas a 65 kilómetros al oeste de Bagdad y que, como todo el mundo sabe, fue sitiada y atacada por los marines estadounidenses diez años atrás.

Al cabo de unos cuantos meses, ISIS también había tomado Mosul y Tikrit. Las líneas de combate pueden seguir cambiando, pero la expansión generalizada de su poderío será difícil de revertir. Gracias a los veloces ataques efectuados en junio de 2014 en muchos frentes a la vez a lo largo del centro y el norte de Iraq, los militantes de ISIS han desbancado a Al-Qaeda como el grupo jihadista más poderoso y efectivo del mundo.

Estos sucesos causaron un impacto en políticos y especialistas cuyos puntos de vista acerca de lo que estaba ocurriendo a menudo eran superados por los acontecimientos. Una de las razones fue que resultaba demasiado arriesgado para los reporteros y observadores extranjeros visitar las áreas donde ISIS operaba, debido al enorme peligro de ser secuestrados o asesinados. «Aquellos que solían proteger a los medios extranjeros ya no pueden protegerse a sí mismos», me comentó un intrépido corresponsal al explicarme por qué ya no regresaría a la Siria tomada por los rebeldes.

Extracto de El regreso del Jihad: el brazo extremo de Al-Qaeda, de Patrick Cockburn.

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El regreso del Jihad: el brazo extremo de Al-Qaeda, de Patrick Cockburn, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

SINOPSIS: Aunque fueron capaces de llevar a cabo ataques espectaculares como el del 9/11, las organizaciones jihadistas no eran una fuerza importante cuando a principios del presente siglo adquirieron notoriedad bajo la forma de Al-Qaeda. Los éxitos iniciales de Occidente en la invasión de Afganistán de 2001 debilitaron aún más el apoyo que recibían.

Ahora todo ha cambiado. Explotando los errores de las guerras de Occidente en Afganistán, Iraq y Libia, así como sus juicios equivocados en relación con Siria y los levantamientos de la Primavera Árabe, los jihadistas han obtenido victorias impresionantes e incluso crearon un califato que se extiende desde la zona central sunnita en Iraq hasta una amplia franja en el noreste de Siria.

Las políticas seculares y democráticas que supuestamente ocuparon un lugar preponderante en la Primavera Árabe han quedado sepultadas por el regreso de los jihadistas. Y, muy probablemente, Occidente se convertirá de nuevo en el blanco.

Con su habitual calma y claridad, Cockburn escribe estas páginas a partir de su inigualable experiencia como corresponsal en la región, y analiza el desarrollo de una de las mayores debacles de la política exterior de Occidente.

‘Dueños de nuestro destino’: cómo conciliar la vida profesional, familiar y personal

El mundo en que vivimos influye en nosotros porque estamos inmersos en él: somos hijos de nuestra época. El aire que respiramos nos introduce por ósmosis unos mensajes que vienen lanzados por distintos agentes: medios de comunicación, económicos, políticos, publicidad, libros, cine, leyes. La educación, las modas y el pensamiento de hoy también influyen y nos dan unas gafas con las que vemos el mundo. No solemos ser conscientes de que las llevamos puestas, ni de que los cristales pueden empañar nuestra visión. Pueden incluso alterarla hasta que no coincide, en mayor o menor medida, con la realidad. En nuestra vida diaria nos movemos en escenarios diferentes que, a su vez, respiran un aire distinto: la familia, la empresa y la sociedad (comunidad de vecinos, colegios, clubs, iglesias, etc). Cada empresa tiene su cultura particular, lo mismo que cada familia tiene unas tradiciones, una forma de hacer y pensar distinta a las demás. Y lo mismo ocurre en cada club o iglesia. Todos ellos constituyen nuestro entorno y lo que en ellos sucede nos afecta. Al igual que en las grandes ciudades el aire no siempre es sano para nuestros pulmones, a veces hay que usar oxígeno para paliar la contaminación.  Al igual que en la naturaleza las plantas cambian el anhídrido carbónico por oxígeno, deberíamos encontrar esas personas e instituciones que cumplen una función análoga y que con su capacidad de «fotosíntesis» transforman lo que llega contaminado, dañado y enfermo, en limpio, reparado y sano.

La cultura es fruto de la relación dinámica que hay entre el entorno, la sociedad y nosotros: según cómo seamos nosotros, será la sociedad y, al mismo tiempo, ella nos influye. Tomamos decisiones desde que nos levantamos hasta que nos acostamos conforme unos criterios, que son los verdaderos «valores en acción». Podemos ser, decidir y actuar según la cultura imperante o de modo contrario: es nuestra opción personal.

Extracto de Dueños de nuestro destino, de Nuria Chinchilla y Maruja Moragas.

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Dueños de nuestro destino, de Nuria Chinchilla y Maruja Moragas, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

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Nuria Chinchilla | Maruja Moragas

¿Es posible conciliar la vida profesional, familiar y personal?

‘El método grávitas’: siete pasos para comunicarte con confianza, influencia y autoridad

Gravedad. Gravitas. La clave está en la palabra. La gravedad como virtud romana existía desde antes que Isaac Newton usara esta palabra para nombrar la fuerza universal. Pero las mentes gradiosas piensan parecido.

Gravitas tiene «raíces» y «alas». Raíces porque te da el fundamento sólido para expresarte con confianza y autoridad. La gravitas surge cuando dejas de ser alguien más y plantas raíces profundas para ser tú mismo. Alas porque, como dijo G. J. Chesterton, «los ángeles pueden volar ya que se toman a sí mismos a la ligera».

Todos podemos tener gravitas cuando hablamos. El emperador romano Marco Aurelio lo dijo muy claro: «Procúrate, pues, aquéllas que están enteramente en tus manos: la integridad, la gravedad… la austeridad, la magnanimidad». Él entendió que la gravitas era una característica (un software en vez de hardware). Puedes aprender a conducirte con autoridad, a hablar con gravedad, con confianza, a influenciar a otros. Por supuesto, tienes que saber cómo, y de eso trata este libro. El cual te mostrará en prácticos pasos cómo darle un empuje a tu gravitas hoy, mañana y toda la vida.

La gravitas te permite volar de forma profesional mientras te mantiene los pies firmes en la tierra. El mundo nota tu esencia y tu estilo. Te escucha, te recuerda y actúa de acuerdo con tus palabras. Cuando encuentres tus raíces y tus alas, el mundo se detendrá, se acomodará y te pondrá atención.

Extracto de El método gravitas: los siete pasos para comunicarte con confianza, influencia y autoridad, de Caroline Goyder.

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El método gravitas: los siete pasos para comunicarte con confianza, influencia y autoridad, de Caroline Goyder, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.

‘Anarquismo: una introducción’: el manual básico para entender una filosofía que lucha contra toda autoridad

Hablar de anarquismo en la era de la globalización. El pensamiento y la práctica de los anarquistas no se encuentran reunidos en un corpus doctrinario ni pueden circunscribirse a una sola escuela. A diferencia de otros movimientos hijos de la Ilustración, las raíces del anarquismo, centradas en la búsqueda de la libertad y la felicidad, se adentran en la historia de los hombres. De todos modos, será a partir del crisol de la Ilustración, así como de las luchas de los siglos XVIII y XIX, cuando el anarquismo se haga visible en el imaginario social de sus contemporáneos y adquiera un protagonismo fundamental en la mayoría de las revoluciones que sacuden el planeta.

La memoria anarquista recuerda el esfuerzo de varias personas que se enfrentaron al poder antes de la revolución industrial. No es extraño que historiadores anarquistas como Pior Kropotkin o Max Nettlau hablen de Lao-Tse, de Espartaco y su revuelta de los esclavos, de la escuela de los cínicos y Diógenes, de las revueltas religiosas de la Edad Media o de Prometeo que, según la leyenda, robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres. Algunos anarquistas incluso se remontan al cristianismo primitivo o a los anabaptistas protestantes, que rechazaron la idea del poder y pusieron en cuestión la moral de su tiempo. Lógicamente, desde el punto de vista historiográfico estos antecedentes poco tienen que ver con una ideología nacida de la mano de la Revolución Industrial y de la primera globalización planetaria, pero la búsqueda de referentes en las luchas contra la autoridad reviste aportaciones interesantes a la construcción de la idea anarquista, en constante evolución y reinterpretación.

ANARQUÍA: La palabra «anarquía» proviene del griego «a» (privado) y «arché» (poder, mando, autoridad); es decir, define el estado de un pueblo, comunidad o medio social emancipado de toda tutela gubernamental. Podríamos afirmar que es un sistema social fundado sobre el libre entendimiento de todos sus componentes.

No hay definición al uso del anarquismo, ya que todos sus teóricos son, al mismo tiempo, militantes activos, críticos, reflexivos y, por tanto, irreverentes con la «Idea», como se conoce al ideal anarquista.

Extracto de Anarquismo: una introducción, de Dolors Marin.

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Anarquismo: una introducción, de Dolors Marin, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Ariel.