‘Adivina quién soy de Megan Maxwell’

Playa de las Teresitas

Tenerife (España). Mayo 2012

¡Me asfixio!

Sergio me besa y yo me asfixio.

No es por su beso, es por el calor tan tremenso que hace en el interior del coche. Me gusta que me bese, pero estoy tan acalorada que la angustia comienza a apoderarse de mí. Muevo la mano en busca del botón para bajar el cristal de la ventanilla y él, al darse cuenta, me pregunta:

-¿Qué haces?

Sudorosa y a punto del desmayo, respondo:

-Necesito aire. Baja el cristal de las ventanillas, ¿no ves que estamos sudando?

Sergio, mi chico desde hace seis meses, me mira y, besándome el cuello, murmura:

-Hay demasiados coches alrededor y nos verán.

-¿Y qué más da? –pregunto, chorreando de sudor.

Mi guapo acompañante, un morenazo de los que a mí me gustan, dice excitado y deseoso de continuar:

-Verán que estás sin camiseta y luego la gente hablará.

Eso me llega.

Me importa un pepino lo que piense la gente y así se lo digo:

-Lo que hable, piense o imagine la gente sabe que me da igual.

-A mí no –sentencia como siempre.

Voy a protestar, pero su boca cubre la mía, de modo que no puedo hablar. Su respiración se acelera y noto que tantea por mi espalda para abrir el broche del brasier. Me arqueo un poco para facilitárselo, pero nada. Parece que…parece que… no le atina.

Es un poco torpe, para qué lo voy a negar.

-No quiero que vayas mañana a trabajar a ese hotel –me dice.

Deseosa de que me desabroche el brasier de una vez, musito:

-No empieces con eso.

-Yanira –insiste-. Los hombres te mirarán y…

-No me vengas con celos, que sabes que eso a mí no me gusta.

Si algo tengo claro es que ni soy celosa ni quiero dar celos. No creo en el amor ni en la pareja. ¿Por qué? Pues porque cuando yo tenía veinte años, un neozelandés que vino de vacaciones a Tenerife me rompió el corazón y, tras sufrir el desengaño de mi vida, me lo blindé a prueba de amoríos y tonterías románticas. ¡Los ignoro!

Extracto de ‘Adivina quién soy de Megan Maxwell’

ADIVINA

SINOPSIS Yanira tiene una vida cómoda, trabaja de cantante en un hotel de Tenerife y le gusta experimentar cosas nuevas. Cuando conoce a un italiano, él le enseñará más del sexo de lo que ella pensaba saber. Después, al trasladarse a Barcelona y trabajar de mesera en un crucero, conocerá a Dylan, quien la observa más de lo que ella cree. Entre los dos surge una atracción de juegos morbosos, divertidos y sensuales.

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