5 razones para leer ‘Antihistoria de México’, de Raúl Bringas Nostti

Durante varias generaciones, México ha repetido una historia oficial cargada de proezas, superhombres, actos desinteresados y logros sublimes, y muchos historiadores han contribuido a ello: los escritores de derecha humillan a las figuras reverenciadas por la izquierda, como Benito Juárez, pero son incapaces de cuestionar a Lucas Alamán; al mismo tiempo, los de izquierda veneran ciegamente a figuras tan nocivas como Vicente Guerrero y Lázaro Cárdenas.

¿Cuál es, entonces, la verdadera historia de nuestro país? ¿A quién hacerle caso?

bandera mexico

En su libro Antihistoria de México (¿Un pasado sin héroes, nación ni bandera?Raúl Bringas Nostti comparte su visión al respecto, y aquí te enumeramos 5 razones por las que deberías leerlo.

1. Porque es un libro que desconfía de todos: liberales, conservadores, marxistas, anarquistas, socialistas y toda la fauna política que puebla el mundo. Sólo se puede ser un auténtico desmitificador si no se tiene un compromiso ideológico.

2. Porque la historia oficial no se ha terminado. Tampoco los desmitificadores han sido los grandes emancipadores del conocimiento histórico que dicen ser. Las verdades oficiales siguen allí: en libros, películas, series televisivas, revistas o en las conversaciones cotidianas. Pocos son quienes se atreven a denunciar la hipocresía y corrupción histórica que hay detrás de momentos y objetos que la historia oficial considera sagrados.

3. Porque debemos aprender a reconocer los perjuicios del nacionalismo. Los mexicanos consideran al nacionalismo como algo positivo, porque sus propios líderes políticos les han hecho creer esto tras décadas de adoctrinamiento. ¿Por qué debe ser el nacionalismo un valor encomiable? No encuentro la razón. Han sido los nacionalismos los responsables de la mayor parte de sangre derramada en el mundo a lo largo de la historia.

4. Porque abstraerse del nacionalismo no implica ser un traidor. Conozco y aprecio muchísimo más al país en el que nací de lo que lo estiman quienes gritan “Viva México” a la menor provocación. Simplemente no creo en valores que fueron creados para diferenciarnos de otros seres humanos, para hacernos especiales y, sobre todo, para servir a los intereses específicos de los nefastos grupos que nos han gobernado.

5. Porque este libro no es una novela histórica: es historia pura. Todo lo que en él se escribe, en lenguaje sencillo, se basa en algunos de los mejores estudios académicos que conozco. No permito que vuele mi imaginación ni construyo diálogos ficticios entre personajes del pasado, como se acostumbra en la novela histórica. Tampoco me saco de la manga eventos que pudieron o no haber ocurrido. Quien piense que aquí hallará revelaciones fabulosas, encontradas quién sabe dónde, mas le vale no seguir leyendo.

antihistoria de mexico

Antihistoria de México, de Raúl Bringas Nostti, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Planeta.

5 pensamientos sobre “5 razones para leer ‘Antihistoria de México’, de Raúl Bringas Nostti”

  1. EL MITO DE LOS MITOS
    Por: Rafael Loret de Mola.

    En ausencia de una revisión histórica seria –hubiera sido mejor homenaje a las justas libertarias que la infecta “estela de la corrupción” sobre el Paseo de la Reforma-, algunos inquietos y curiosos revisores han externado opiniones y criterios con infinidad de adjetivos y de modo tendencioso de acuerdo a sus propias preferencias. Ya se habla más de los “mitos” que de la crónica de nuestro país, dudándose,
    Incluso, la autoría de frases que marcaron épocas y de si el padre Hidalgo dijo o no lo que gritó en Dolores al momento del alzamiento que, en principio, culminó en tragedia por el mal endémico de los mexicanos: la desunión permanente que conlleva a la necedad sectaria.
    Entre los textos más recientes hay uno que, francamente, fue escrito con las vísceras, sin un hilo conductor racional y estricto, lagado de contradicciones y confusiones: “Antihistoria de México” –Planeta, 2014-, de Raúl Bringas Nostti, un antropólogo formado en la Benemérita Universidad de Puebla y, por supuesto, con doctorado en Harvard, un sello de identidad entre la aburguesada clase neoliberal. Por cierto, el autor ha sido distinguido, y lo exhibe como un honor máximo en la primera solapa, por el Departamento de Estado norteamericano mismo que, desde hace ya varios lustros, intenta modificar nuestras raíces y fuentes para desdeñarlas, desaparecerlas e imponer los criterios anglosajones con la máxima de que lo bueno viene de los Estados Unidos y, por ende, no hay mexicano confiable… ni los héroes; de estos cabe decir que, muchas veces, olvidamos su condición de seres humanos, imperfectos y susceptibles de yerros monumentales, sin alcanzar el nivel de semidioses salvo alguna excepción inmaculada como Gandhi en la India.
    En la obra de marras, recomendada además por Francisco Martín Moreno, como es costumbre entre los conservadores deseosos de ser gobernados por extranjeros como aquellos anfitriones del barbado enajenado de Miramar, se le carga la mano a Don Benito Juárez García, uno de los símbolos de nuestra lucha por la soberanía, la libertad y la República. Sin él, hubiésemos regresado a la condición de colonia –franco-austriaca, como señalan los guías de turistas por sus recorridos en Viena con un desconocimiento de los hechos que raya en la patología más elevada-, y no se hubiera ganado el respeto de naciones y mentes superiores, como la de Víctor Hugo, para México y su presidente. Que yo sepa, no hay hazaña mayor en tantas páginas de relatos, algunos fantasiosos es cierto, cuya efectividad se traduce, por si no lo saben esos “historiadores de pacotilla”, en uno de los más arraigados símbolos de identidad, en nuestra idiosincrasia, para no bajar la cabeza ante los fuertes.
    El tal señor Bringas, tiene entre sus obras una cuyo título es suficiente para entender sus intenciones: “La regeneración de un pueblo pestilente: la anexión de México a los Estados Unidos”. Ni siquiera, haciendo un enorme esfuerzo de imparcialidad y de curiosidad, podría consumir semejante libelo aunque sí, por curiosidad, lo he hojeado en las librerías. Y, claro, los podridos aromas que desprende pretenden anestesiar el buen juicio de los lectores ingenuos y poco resistentes ante los embates de la manipulación. Es tal su fobia, la del “autor”, que no duda en caer en las falacias evidentes; por ejemplo, si Juárez, logró ser un erudito en materia jurídica para escalar posiciones rápidamente, es imposible que ello haya sido consecuencia de su talento, dada su condición de “indio”, sino de una corrupción, considerando que esta práctica era el modus operandis de la los políticos de entonces. Lo falaz parte de los hechos ciertos para concluir falsedades monumentales. ¿Existe, con el rigor necesario, alguna prueba del juicio sumario sobre la honestidad del oaxaqueño ilustre? Como no la hay, los prejuicios se cargan hacia la “antihistoria”, manera excepcional de recitar mentiras… y así por el estilo en cada episodio.
    El señor Bringas olvida, por ejemplo, un hecho perfectamente corroborado: Juárez murió sin mayores haberes, luego de una larga vida en la que fueron más las penurias que los festines, y además dictó la norma esencial en la cual se funda la teoría para abatir a los inmorales de los cargos públicos: señaló que los funcionarios deben someterse a una “digna medianía”, en emolumentos y nivel existencial, para evitar las tentaciones y ambiciones propias del poder. Lo estableció, precisamente, desde la Presidencia en la cual pudo asumir el papel contrario, como tantos otros, y rebosar de riquezas hasta la podredumbre. Pero, claro, tal jamás será admitido por quienes aún se conduelen por las Leyes de Reforma que salvaron a México de la postración y la devastación de las largas guerras por la soberanía nacional. Así debieran ser llamadas las cruzadas juaristas, primero contra los reaccionarios y después contra los invasores franceses al lado del “príncipe” hermano del Emperador de Austria.
    Asquea, de verdad, saber que existieron –y existen- mexicanos capaces de doblar las rodillas ante los imperios europeos, gratuita y banalmente, con tal de no soportar la humillación de que un hombre de Guelatao, quien debió haber estado sujeto siempre a las cadenas de la servidumbre, fuera el presidente legalmente constituido y dispuesto a hacer valer sus fueros contra los invasores y traidores. Esta es la tesis “revisora” de los antihistoriadores, capaces d hacer sentir que cuanto sucedió en el pasado es tan sólo una retahíla de falsedades y mitos. Ninguno de nosotros, por tanto, tiene dignidad ni merece respeto por cuanto a las terribles fracturas sobre nuestros inicios, como nación y sociedad. ¡Váyanse al demonio!
    Otra obra, elaborada con mayor cuidado si bien con sesgos hacia las versiones oficiales, es “Érase una vez México”, de Sandra Molina y Alejandro Rosas –mr. Ediciones, 2014; llamo la atención en que cada vez es más frecuente la “huída” de los autores con buen mercado de las infames editoriales con capital español y estadounidense-, en su segundo volumen de reciente aparición, presenta una visión del porfiriato que podría ser –como lo fue “La Sucesión Presidencial en 1910”, del mártir Madero-, un reportaje con cuanto sucede en nuestros días. Son impresionantes las similitudes. Leamos: “Con la paz bien cimentada –una diferencia, por el momento-, (Don Porfirio) inició la era del progreso material. El ferrocarril fue la bandera, el ariete que definió a la modernidad”. En otro episodio, se sostiene: “La dictadura no permitió ningún desorden; todas las manifestaciones de descontento social fueron reprimidas, por lo que abonaron la lista d agravios…” Los autores citan una obra fundamental para entender aquellos tiempos, “México Bárbaro”, de John Kenneth Turner, indispensable si se quieren adentrar en los vericuetos del porfiriato y sus crímenes sociales de altísimos decibeles.
    Si se tratara de escribir la crónica contemporánea podría decirse, luego de peña nieto aceptó enviar militares mexicanos ara formar parte de los “cascos azules” de la ONU, y tras el asesinato del diputado federal priísta Gabriel Gómez Michel –es obvio que se trató de una vendetta, una ejecución entre mafias o una sonora advertencia hacia la vulnerabilidad de los hombres públicos-, que el arranque de las magnas obras anunciadas, el aeropuerto de la ciudad de México y los proyectos ferroviarios que enriquecerán a su familia, no coinciden con el factor paz sobre el cual construyo el general Díaz su aureola. Esto es: estamos bastante peor…
    Obras deslumbrantes, sí, sobre desigualdades sociales en extremo. ¿Un aeropuerto con costo inicial de 120 mil millones de pesos cuando el noventa y dos por ciento de los mexicanos jamás se ha subido a un avión? Y otro tanto podría decirse de los segundos pisos iniciados por AMLO y seguidos por enrique peña nieto, con una alta inversión y beneficiarios sólo entre la clase pudiente. Se habla mucho de los pobres, pero como referentes lejanos, casi como un mal necesario para que unos cuantos acumulen algunas de las mayores fortunas del universo; y, además, seguros bajo el signo de la impunidad como en el caso, hasta hoy, del presidente del criminal Grupo México, con setenta y cinco cadáveres de mineros sobre sus hombros y la contaminación acuífera que ya llega hasta Arizona. Pese a ello, el gobierno se desentiende peligrosamente, como en 1910.
    Hace unos días señalamos que este octubre comienza a parecerse mucho al de hace cuarenta y seis años. Por desgracia, las marchas de los jóvenes politécnicos y las lagunas informativas al respecto, nos hacen presagiar el arribo de los vientos negros. Aunque los historiadores jamás se pongan de acuerdo.
    Debate
    No es cualquier cosa que México deje a un lado su condición de pacifista obligado –por la pobreza de un ejército infectado por las mafias-, para sumarse a las naciones que aportan hombres y mujeres a la ONU para entrometerse en donde consideran los altos cargos que es necesario para preservar la paz, guerreando. Hasta el momento hay noventa y siete mil efectivos en las áreas más convulsas del planeta en donde los beneficios consisten en apostarse en las fronteras, asegurarse de cualquier alto al fuego y desarmar a los combatientes. Obvio es decir que para ello sobran las delicadezas diplomáticas.
    Para México, tal postura significa un alto riesgo: si entramos al aro nos colocamos entre los países propensos a ser motivos de venganza por parte de los fundamentalistas, terroristas y otras fuerzas radicales, quienes practican una suerte de guerrilla moderna para contrarrestar las diferencias armamentistas con la gran potencia del continente. Esto es: sin pertrechos adecuados, con las mafias dominando veintidós entidades del país, ¿cómo podríamos defendernos de una oleada terrorista en nuestro suelo visto como tránsito y entrada hacia la gran potencia del norte, la odiada Estados Unidos?
    Desde luego, los consejeros de peña nieto, sobre todo Aurelio Nuño Mayer, ni siquiera se preocuparon para medir los terrenos; mucho menos para informar a los mexicanos, siquiera, antes de tomar la decisión tan halagüeña para un personaje como Barack Obama quien jamás se había mostrado tan risueño con el mandatario mexicano como en la reciente Asamblea General de la O.N.U. Otra vez, seguramente –como ocurrió cuando fox se negó a avalar, con razón siempre lo he reconocido, la intervención estadounidense en Irak-, el escarnio será para nosotros, entre otras cosas respecto al blindaje de nuestra frontera con cacerías humanas insostenibles moralmente. Así nos pagarán el gesto peñista con el argumento de que deben preservar su seguridad nacional de los radicales camuflados.
    La Anécdota
    Bien me dicen algunos lectores que en las listas de “los peores” nos falta incluir a los legisladores. Tienen razón porque siguiendo sus rastros podremos encontrar “la mano que mece la cuna”. Estos son algunos de los más mentados, incluyendo, para honrar la objetividad, al hijo de un gran amigo mío:
    1.- manuel bartlett díaz, rémora del periodo delamadridiano y represor por antonomasia ahora entregado a López Obrador y, por el momento coordinador de los cinco gatos del PT.
    2.- emilio gamboa patrón: quien fuera secretario MUY privado del mencionado de la madrid. Los cabos se unen.
    3.- manlio fabio beltrones: con más años en la política que de vida –es un sarcasmo, claro-, y veleidoso como conocedor del sistema; esto es, listo ara asegurarse un puesto en el gabinete como sea.
    4.- Luis Alberto Villarreal García, quien de joven promesa de Acción Nacional se convirtió en referente de derroche e irresponsabilidad tras sus bailables eróticos en Puerto Vallarta.
    5.- Purificación Carpinteyro Calderón, el amor imposible de felipe calderón, ahora integrada al PRD ¡siendo pareja sentimental del criminal raúl salinas de gortarti! Una monada.
    Con estos parlamentarios, ¿para qué nos quejamos de quienes, en el exterior, buscan señalarnos como “estado fallido”?

    Cristobal Colmenares
    [email protected]

  2. Qué alguien me explique porque a los historiadores Mexicanos les fascina tanto demistificar mitos que se han demascarado hace mucho, y estarse peleando con lo que hace siglos les dijeron en la escuela en vez de escribir una historia propia y nueva. Sería mucho más interesante una “Historia del Pueblo” a la Howard Zinn u otra perspectiva fresca en vez de esa pelea de gallos con ideologías de antano. Una perdida de tiempo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *