9 presentaciones que no te puedes perder en la FIL de Oaxaca

Del 1 al 9 de noviembre, diversos autores de Planeta estarán presentes en la FIL de Oaxaca para presentar sus libros y participar en varias mesas redondas.

A continuación te compartimos el programa completo, para que no te pierdas ninguna de estas 9 actividades (da click en la imagen para agrandar).

FIL-OAXACA

“Plaza de almas” un libro de Armando Fuentes Aguirre “Catón”

Cosas de la vida, el amor y la muerte

Palabras olvidadas

Este libro es de la gente

Por las plazas de las ciudades y los pueblos, por esas que en muchas partes se llaman “plaza de armas”, pasa la gente, y pasa. Quiero decir que cruza por ahí, y quiero decir también que se por el río del tiempo y de la vida hacia otra vida, hacia otro tiempo.

Vemos el paso de la gente, y no la vemos. Son sombras, igual una a la otra. La misma sombra todas, se diría. Y sin embargo cada hombre y cada mujer, cada niño y cada anciano, lleva dentro de sí una luz que no miramos, la de su propia historia, irrepetible, la de su propia vida, única y diferente a las demás.

De esa vida, de esas vidas, tratan estas páginas. Las historias que pasan por esta plaza de almas son todas verdaderas. Tienen la verdad de la vida, tan mentirosa a veces. Tratan del amor, y de su vecino más cercano, el odio. Tratan de minucias enormes; de lo mucho que sucede que no sucede nada. Aquí se habla de celos, de venganza, de adulterios, y se habla también de la entrega absoluta de quien ama, de su ternura y su invencible fe. Se habla de la risa y la lágrima; de los recuerdos y las esperanzas; de la desdicha y la felicidad…

Se habla, en fin, de la vida. Y de la muerte, su vecina más cercana. Nada sabemos acerca de una y otra, las dos son misterios ante los cuales deberíamos callar. Pero si la muerte es silencio, la palabra es vida, y la decimos para conjurar la noche y el olvido.

Entrego este libro a mis cuatro lectores.

Eso significa que te lo entrego a ti.

Quizá en él te encuentres.

Yo, que siempre ando perdido, me hallé en él.

Saltillo, Coahuila

Otoño de 2014

Un extracto de «Plaza de almas» escrito por Armando Fuentes Aguirre «Catón».

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Encuentra el libro bajo el sello Diana en su versión impresa y versión digital.

‘Endgame: la llamada’: la novela que resolverá el enigma final

Endgame, el Juego Final, ha empezado. Nuestro futuro no está escrito.  Tu futuro es nuestro futuro. Lo que tenga que ser, será.

Todos creemos en una versión distinta de cómo hemos llegado hasta aquí. Dios nos creó. Los extraterrestres nos alumbraron. Surgimos del impacto de un rayo o llegamos a través de portales. Al final, el cómo carece de importancia. Tenemos este planeta, este mundo, esta Tierra. Llegamos aquí, hemos estado aquí y aquí estamos ahora. Tú, yo, nosotros, toda la humanidad. Lo que creas que sucedió en un principio no es importante. El final, sin embargo… El final, sí.

Y esto es Endgame.

Somos 12. De cuerpos jóvenes, pero de pueblos antiguos. Nuestros linajes fueron elegidos hace miles de años. Hemos estado preparándonos a diario desde entonces. En cuanto empiece el juego, tendremos que deliberar y descifrar, actuar y asesinar. Unos estamos más preparados que otros, y los que menos lo estén serán los primeros que morirán. Endgame es así, simplemente. Lo que no resulta tan simple es que la muerte de uno de nosotros de traducirá en la muerte de infinidad más. El Incidente, y lo que llegue después, se encargará de que así sea. Son los miles de millones inconscientes. Son los espectadores inocentes. Son los afortunados perdedores y los desafortunados ganadores. Son el público de un juego que determinará su destino. Nosotros somos los Jugadores. Sus Jugadores. Tenemos que jugar. Debemos ser mayores de 13 años y menores de 20. Es la regla, y siempre ha sido así. No somos sobrenaturales. No podemos volar, ni convertir el plomo en oro, ni curarnos solos. Cuando la muerte llega, llega. Somos mortales. Humanos. Somos los herederos de la Tierra. De nosotros depende resolver el Gran Rompecabezas de la Salvación, y uno de nosotros debe hacerlo, o de lo contrario todos estaremos perdidos. Juntos lo somos todo: fuertes, bondadosos, crueles, leales, inteligentes, estúpidos, feos, lujuriosos, malvados, volubles, bellos, calculadores, perezosos, eufóricos y débiles. 

Somos buenos y malos.

Como tú.

Como todos (…)

¿Derrotará la euforia a la fuerza? ¿Superará la estupidez a la bondad? ¿Impedirá la pereza el triunfo de la belleza? ¿Ganará el bien o el mal? Solo hay una manera de averiguarlo (…)

Ven a jugar con nosotros.

Habitantes de la Tierra.

Endgame, el Juego Final, ha empezado.

Extracto de Endgame: la llamada, de James Frey.

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Endgame: la llamada, de James Frey, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Destino.

El paso de William Burroughs por México, y el asesinato accidental de su esposa

El hombre que desciende del vagón en la estación Buenavista de la Ciudad de México llama la atención precisamente por ser tan ordinario: zapatos negros, pantalón caqui arrugado, suéter gris de lana con cuello en V, lentes con montura metálica, la cabeza rematada por un fedora algo gastado y pasado de moda. Así había disfrazado su vida el heredero de la compañía Burroughs, cuyo fundador, su abuelo William Seward Burroughs, inventó la máquina de sumar. Gracias a la disciplina y el arrojo de su antecesor, William tuvo una niñez privilegiada en Saint Louis, la «Puerta del Oeste», donde disfrutaba de muchas comodidades durante una época en que algunos de sus vecinos habían perdido todo en la Gran Depresión. En 1932, a la edad de dieciocho años y conforme a la tradición familiar, se trasladó a Cambridge, Massachusetts, donde estudió letras inglesas en la Universidad de Harvard. Su inclinación hacia las bellas letras le venía de años atrás; desde muy chico participó en certámenes de poesía y colaboró con las revistas literarias estudiantiles que publicaron sus compañeros de secundaria y preparatoria.

Para sorpresa y júbilo de sus padres, al obtener su grado de licenciatura, William decidió estudiar la carrera de medicina, pero después de un año en Viena, donde cursó el primer semestre en la Universidad Nacional, tuvo que abandonar Austria por el peligro que representaba el ascenso de Adolfo Hitler, quien en marzo de 1936 envadió Renania con más de treinta mil soldados. Burroughs decidió que su mejor opción era volver a Estados Unidos, donde, en 1942, se enlistó en la Oficina de Servicios Estratégicos del ejército estadounidense, pero fue descalificado sin que se sepan los motivos. Ese año, tal vez a causa del desengaño provocado por esta derrota profesional, Bill decidió marcharse a Nueva York, un capricho más del joven heredero facilitado, en parte, por los quinientos dólares que sus padres le enviaban cada mes, en aquel entonces una suma considerable. No obstante, este giro vital se debió no a su deseo de estar en el centro mundial del arte y la cultura, sino a algo más oscuro: su creciente adicción a la heroína, sustancia que había probado por primera vez con algunos de sus compañeros de Harvard y que, según él, le producía un estado de éxtasis que ni el alcohol, aún ingerido en cantidad industriales, lograba provocar, mucho menos la marihuana, que a veces lo dejaba con una especie de vacío interior que también se podría llamar melancolía. Al igual que otros adictos o «yonquis», como los tildaban en ese entonces, William no se podía explicar ni mucho menos justificar las razones de sus varias adicciones: descendía de una familia respetable que lo había dotado de una educación universitaria y, gracias a su patrimonio, nunca tuvo que hacer nada para subsistir en un mundo hostil donde muchos de sus contemporáneos vivían a salto de mata, tratando de salir del paso que para ellos era la vida misma.

Extracto de Perdidos en la traducción, de Michael K. Schuessler, un libro sobre cinco viajeros ilustres en el México del siglo XX.

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Perdidos en la traducción, de Michael K. Schuessler, está disponible bajo el sello Planeta.

El rostro de Gabriel García Márquez podría estar en los billetes

Muy pronto, en Colombia podrían circular billetes con el rostro de Gabriel García Márquez impreso en ellos.

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Y es que legisladores de ese país han aprobado un proyecto de ley que permitirá que las próximas ediciones de billetes y monedas realizadas por el Banco Central Colombiano tengan impreso el rostro del autor de Cien años de soledad y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982.

Esto, como parte de la promoción que el Estado colombiano quiere realizar a la figura de Gabo.

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Esta iniciativa buscará también garantizar la preservación de la Casa Museo Gabriel García Márquez, en su natal Aracataca, entre otros sitios de interés artístico relacionados con el escritor.

Además, se desea crear un centro para el legado de Gabriel García Márquez, un espacio periodístico, cultural, académico y turístico que, en conjunto con la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, se afincaría en Cartagena.

Finalmente, se buscará establecer un programa de becas llamado Establece, para que jóvenes interesados en el periodismo y el cine puedan participar en talleres y seminarios organizados por la FNPI.

Para su realización, este proyecto debe todavía pasar por un debate entre los legisladores colombianos.

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¿De qué cantidad crees que debería ser un billete con el rostro de Gabriel García Márquez?

Fuente: Europa Press.

Toño Esquinca será la voz del oso Paddington en México

El locutor mexicano Toño Esquinca prestará su voz al oso Paddington en la película del mismo nombre, la cual se estrenará en México el próximo 27 de noviembre.

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Toño Esquinca será el encargado de darle voz al oso procedente del Perú que, tras un viaje dentro de una caja, termina perdido en una estación de trenes de Londres, en donde la familia Brown lo encuentra y después de leer su etiqueta: Cuida y protege a este oso, gracias, lo adoptan y nombran como la estación: Paddington.

Toño Esquinca es un comunicador con una carrera consolidada en la radio. Desde hace años me gusta mucho el personaje Paddington Bear, y darle voz a uno de los personajes más icónicos de Inglaterra, es para mí todo un honor, comentó Esquinca.

Creado por el escritor Michael Bond, este gran personaje apareció por primera vez en 1958 en el libro titulado A Bear called Paddington (Un oso llamado Paddington), el cual se convertiría en uno de los favoritos de los niños ingleses.

Lo mejor de todo esto es que, a partir del estreno de la película, el libro Un oso llamado Paddington ha llegado a México y es posible conseguirlo bajo el sello Noguer/Destino.

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¡No olvides leer el libro antes de ver la película!

‘La ira de los ángeles’, el nuevo caso del detective Charlie Parker, escrito por John Connolly

Nunca habrían encontrado el avión si no fuera por el ciervo; el ciervo, y el peor tiro de Paul Scollay en toda su vida.

Como cazador con arco, Scollay apenas tenía rival. Harlan Vetters jamás había conocido a un hombre como él. Ya de niño poseía gran destreza con el arco, y le habría bastado un poco de preparación rigurosa para competir en los Juegos Olímpicos. Tenía un don con esa arma, que se transformaba en una prolongación de su brazo, de sí mismo. Para él, la puntería no era solo una cuestión de orgullo. Si bien le apasionaba cazar. nunca abatía una pieza que no pudiera comerse, y su objetivo era liquidar a la presa con el mínimo dolor posible. Harlan compartía su actitud, y por esa razón siempre había preferido cazar provisto de un buen rifle; con el arco no se sentía seguro. En octubre, durante la temporada de caza con arco, optaba por acompañar a su amigo como espectador, admirando su pericia sin sentir siquiera la necesidad de participar.

Pero con el paso de los años, Paul acabó decantándose por el rifle. Sufría de artritis en el hombro derecho, y también en otra media docena de articulaciones. Paul decía que la única parte importante de su cuerpo donde no tenía artritis era aquella donde habría agradecido un poco más de rigidez, en el supuesto de que el buen Dios se hubiera prestado a atender esa clase de plegarias. Cosa que, como Paul sabía por experiencia, el buen Dios no hacía, ya que, por o visto, asuntos más importantes requerían su atención, y no iba a andar preocupándose por la disfunción eréctil masculina.

Por lo tanto, si Paul era el mejor tirador con arco, Harlan le superaba en caza con rifle. Años después, Harlan se preguntaría si acaso nada de aquello habría sucedido, para bien o para mal, si él hubiese disparado al ciervo primero.

Pero el hecho era que aquellos dos hombres siempre habían sido polos opuestos en muchos sentidos. Harlan hablaba en voz baja y su amigo con estridencia; el primero poseían una fina ironía y el segundo era poco sutil; el uno era resuelto y concienzudo, el otro carecía de objetivo y motivación.

Harlan era delgado y fibroso, circunstancia que en ocasiones había inducido a borrachos y necios a infravalorar su fuerza, pese a que sólo un hombre fuerte habría sido capaz de acarrear a un niño afligido kilómetros y kilómetros por un terreno fragoso y nevado sin tropezar ni quejarse, ya cumplidos los setenta años. Paul Scollay era más fofo y gordo, pero eso era el acolchado que cubría los músculos, porque se movía con rapidez para ser un hombre de notable corpulencia. Aquellos que no los conocían bien los tenían por una extraña pareja, dos hombres de personalidad y físico tan dispares que constituían un todo único, como dos piezas de un puzzle. Sin embargo, su relación era mucho más compleja que eso, y sus semejanzas más acusadas que sus diferencias, como ocurre siempre con hombres que mantienen amistades de por vida, casi sin cruzar jamás una mala palabra y perdonándose siempre cuando eso pasaba. Compartían una misma visión del mundo, una idea análoga acerca de sus congéneres y sus propias obligaciones para con ellos. Cuando Harlan Vetters llevó a Barney Shore a cuestas, dejándose guiar ya al final por los haces de las linternas y las voces hacia la principal partida de búsqueda, lo hizo acompañado del fantasma de su amigo, una presencia invisible que velaba por el niño y el viejo, y quizá mantenía a raya a la niña del bosque.

Extracto de La ira de los ángeles, una novela de John Connolly.

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La ira de los ángeles, de John Connolly, está disponible en librerías y tiendas en línea bajo el sello Tusquets.

«¡No te prives! Defensa de la Cuidadanía” escrito por Fernando Savater

Sostenerla y no enmendarla

Como vivimos –o hemos vivido hasta hace muy poco– una época en la que estar indignado goza de prestigio moral y social, permítanme que presente este libro como resultado de una larga indignación que padezco desde hace mucho pero que se me ha agudizado especialmente en los últimos cuatro o cinco años. La motiva el maltrato entre nosotros de la idea de ciudadanía, pieza esencial del juego democrático. En ese maltrato se mezclan el interesado desinterés de algunos,m la descarada manipulación de otros y la flamante ignorancia de la mayoría, entre los que para mi perpetua sorpresa deben incluirse pseudocatedráticos, respetables magistrados, clérigos de alto coturno, intelectuales con mando en plazas y cargos políticos a tutiplén. Sucede que quienes más se llenan la boca proclamando la importancia de los ciudadanos y exaltando su derecho a decidir, son los que más activamente desconocen sus libertades para supeditarse a entidades fabulosas como <<pueblos>>, <<identidades>> y otras restricciones colectivistas de su verdadera capacidad emancipatoria. Dado que la tímida de su verdadera capacidad de una asignatura en bachillerato de educación para la ciudadanía ha sido ya cortada de raíz para evitar el <<adoctrinamiento>> (?), es de temer que en el futuro inmediato esta situación no mejore y que las generaciones venideras perpetúen esta forma de indigencia ideológica y política. De tal modo que los ciudadanos efectivos pierden de vista lo que están apunto de perder con el pretexto de señuelos demagógico: alertarles de esta mutilación ya en marcha es el principal objetivo de este libro. Los textos que lo constituyen, escritos para y publicados en medios de comunicación (fundamentalmente El País, Diario Vasco, El Correo y Tiempo), responden a mi irritada preocupación ante ella, expresada –al menos eso creo– de forma mejor o peor argumentada pero nunca meramente visceral. Los últimos capítulos incorporados al volumen tratan de las recientes elecciones europeas (la adenda al epílogo y <<Sugerencias postelectorales>>), así como de la abdicación del Rey y el debate suscitado en cuanto a la reforma de nuestro Estado (<<La confusión reinante>>). Fueron escritos pensando especialmente en su inclusión en este libro.

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Un extracto de “¡No te prives! Defensa de la Cuidadanía” escrito por Fernando Savater.

Adquiere el libro bajo el sello Ariel en su versión impresa y versión digital.

 

“La Primera Guerra Mundial contada para escépticos” un libro escrito por Juan Eslava Galán

La carnicería del Somme

1 de julio de 1916. 7:30 de la mañana. En el valle del río Somme, en la picardía francesa, la región famosa por sus bosques, por sus pintorescos pueblecitos, por sus bellas abadías y por sus canelones de queso, jamón y setas (la ficelle picarde), los ingleses preparan un ataque devastador contra las líneas alemanas. El objetivo inmediato es aliviar la presión que el enemigo ejerce sobre Verdún; después, Dios dirá.

Más de mil piezas de artillería han bombardeado las líneas alemanas durante una semana. Millón y medio de granadas.

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–Es imposible que quede nada en la zona batida– comenta el general Haig.

Más le vale, porque los alemanes ocupan las cotas más altas, como de costumbre, y poseen un buen abasto de ametralladoras.

Cuando cesa la artillería, se produce un tenso silencio que zumba en los oídos (los cañonazos se percibían, como el rumor de una tormenta lejana, incluso en Londres).

En la trinchera de vanguardia, una desacostumbrada aglomeración de tommies aguarda expectante el trueno gordo de la demostración pirotécnica, el estallido de diez minas que sus zapadores han excavado pacientemente bajo las líneas enemigas.

Los británicos han decidido usar minas, un procedimiento de asedio tan viejo como la pólvora. Se excava una galería subterránea hasta el subsuelo de la posición enemiga, se abre una cámara justo por debajo, se rellena de explosivos y los enemigos vuelan por los aires.

Las minas más potentes, cebadas con veinticuatro toneladas de explosivos detonan cerca de La Boisselle, levantando un surtido de tierra que alcanza casi kilómetro y medio de altura. La explosión destruye unas trincheras comodísimas, dentro de lo que cabe, con residencias de oficiales, retretes, luz eléctrica, cables telefónicos enterrados a salvo de la artillería (es un decir)…y hasta un piano.

Suenan los silbatos de los oficiales británicos. La tropa sale de las trincheras y, sorteando los cráteres, corre hacia el enemigo con sus mochilas lastradas con casi treinta kilos de equipaje.

–¡Adelante, adelante!– gritan los oficiales tan jóvenes como los soldados a los que mandan, apenas adolescentes, revolver Wembley 455 en mano, sujeto al uniforme por un cordón.

Catorce divisiones de infantería británica y seis francesas <<en estado de ánimo espléndido>>, según anota en su diario el general Haig, abandonan sus trincheras y marchan cuesta arriba. Después de la voladura a la que acaban de asistir, esperan encontrar escasas resistencia.

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Los alemanes que sobrevivieron al bombardeo brotan de sus refugios de cemento como hormigas de ala un soleado y lluvioso día de primavera. Las explosiones los han dejado aturdidos, pero, nos obstante, emplazan cuidadosamente sus ametralladoras y levantan el alza de los fusiles. Aguardan a que el enemigo se acerque a distancia adecuada.

La trinchera británica se ha vuelto a llenar de soldados para la segunda oleada. Suenan  nuevos silbatos. Allá van, a internarse en la nube de polvo y balas tras los camaradas que los precedieron.

Llegan las primeras remesas de heridos. Por lo visto, las trincheras alemanas estaban mucho más enteras de lo que se preveía y las alambradas casi intactas y tan tupidas como siempre. a pesar del castigo artillero.

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Fracasado el ataque, se evalúan los daños: 19, 240 muertos; 35, 493 heridos; 2 152 desaparecidos. Lo que parecía un paseo militar se ha convertido en la jornada más sangrienta de la historia de Inglaterra. Los alemanes han perdido ocho mil hombres, entre muertos y heridos.

Un extracto de “La Primera Guerra Mundial contada para escépticos”, un libro escrito por Juan Eslava Galán.

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Adquiere el libro bajo el sello Crítica en su versión impresa y versión digital.

“Zen del Ciclista Urbano” por Sandro Cohen: meditación 1

Meditación número 1:

El ciclista sano nunca debe tener prisa

Obedecer a la presión del reloj es ceder a la tentación de la muerte. La mejor defensa del ciclista es no querer ganarle a nadie. Que la vida de todos fluya, cada quien en su respectivo carril. Si el tiempo apremia, sal con 15 o 20 minutos de anticipación. Si es demasiado tarde para eso, considera que es mejor llegar tarde que no llegar.

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